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«Kim Kai»

A veces se preguntaba porque las tardes de lluvia lo hacían feliz, porque cada vez que caía un copo de nieve su corazón latía desbocado queriendo recordar algo que su cerebro se negaba a rememorar, y es que se sentía tan perdido cada vez que tenía aquel sentimiento de satisfacción, porque sabía que no era aquel placer de haber alcanzado una meta o incluso el conocido como placer sexual, para un niño de 10 años realmente no cabía la idea de asesinar, mucho menos aquel placer generado por ver la sangre correr de un cuerpo muerto; sin embargo, para el hijo mayor de la familia Kim, aquel deseo de sangre era como el Pan de cada día.
Cada noche la misma pesadilla lo atormentaba, y cada día de lluvia o nieve lo hacía sentir como el ser más glorioso del planeta, porque un día de lluvia él murió y un día de nieve fue puesto bajo tierra, su amado y querido padre.
Aquel mujeriego que sólo venía a joderles la vida, a pedir un plato de comida y a dormir el resto del día mientras su madre salía a trabajar toda la semana, sí incluido sábados y domingos, ya que lastimosamente el dinero no alcanzaba para llenar la boca de 4 personas, más aún si una de ellas venía a saquear la cocina y llevarse todo lo que encontraba, quizá para mantener a su otra familia, porque de seguro que su "padre" tenía un buen número de mujeres estúpidas tras de él, entre ellas estaba su madre, quien había caído en la coquetería barata de un tipo alto, guapo, musculoso, degenerado, violento, despilfarrador y miles de adjetivos más que describían lo asqueroso de su persona, con quien ahora tenía dos hijos, de los cuales no se hacía cargo y aun así se daba el derecho de maltratar a la dueña del hogar y a los dos pequeños cada vez que venía borracho de quien sabe que antro de mala muerte.
Esa mañana de lluvia, fue en la que por fin sus sueños dejaron de ser una simple pesadilla y tomaron forma de los vivos recuerdos que había tratado de matar inconscientemente durante toda su infancia, pero ahora estaban allí e incluso los podía tocar con la punta de los dedos, aquellas memorias que habían forjado su personalidad, aquellas que lo habían convertido en un ser tan frío como ningún otro, aquellas que se habían dado el derecho de mandar a su madre a prisión por unos escasos 2 años y es que para él, mujeres tan estúpidas como ella no merecían tener hijos, a pesar de que haya sido su "madre" , a pesar de que ese término estaba más que podrido en su mente, y a pesar de que ella trato que su infancia sea la mejor posible en estos instantes él hubiera preferido estar muerto.
La fusión de dolor, rabia y angustia lo azotaban de una manera tal que su cuerpo temblaba cada vez que recordaba como su padre se había atrevido a violar a su hermano gemelo menor, JongIn, su precioso tesoro, aunque quizá lo más perturbador fue ver a su madre formar parte de este acto. Por años había creído que el exagerado cariño hacia JongIn era sólo por su tierna personalidad, sin embargo ya se había dado cuenta de que no era así. Su pequeña joya era profanada por una sucia bestia y su asquerosa cómplice, su pequeña luz que trataba de hacerlo sonreír en todas aquellas veces que lloraba a escondidas en su habitación cada vez que veía como su madre era golpeada por su padre, su pequeño sol ahora era quien derramaba lágrima tras lágrima, quien gritaba que lo soltaran, que le dolía, quien se removía tratando de huir y quien recibía los golpes de su padre cada vez que pataleaba; sin duda una imagen que no se volvería a repetir.
Recuerda haber tomado el cuchillo más filoso de la cocina, ese que su madre utilizaba para cortar las carnes más gruesas, ese que muy pronto estaría manchado de sangre.
Su memoria no tarda en evocar la manera en que entró a la habitación en donde su tesoro estaba siendo transgredido, se había quitado las ropas a excepción del bóxer y con cuchillo en mano, el cual estaba siendo ocultado por la chaqueta que se acababa de sacar, preguntó con una sonrisa si podía participar, sus padres lo miraron con claro asombro, el cual pasó a segundo plano cuando su padre le palmeo la espalda asegurándole que ya era todo un hombre y quien mejor que él para partirle el culo a su hermano menor, miró a JongIn por escasos segundos y le dedicó la misma sonrisa con la cual había hecho presencia en el cuarto, al instante el llanto del pequeño se hizo cada vez más fuerte y sonoro, mientras que en gritos decía que lo odiaría si lo hacía, que cómo podía hacerle esto, que él no estaba tan podrido como sus padres; y tenía toda la razón. Ni bien su padre se acercó para quitarle la chaqueta de las manos y dar lugar al "espectáculo" entre hermanos, el cuchillo ya estaba clavado a la altura de su estómago, no contento con esto lo saco y volvió a clavarlo a la altura de su corazón, sabía que la primera vez que lo acuchilló había tocado su hígado, la segunda su corazón y la tercera y última vez sería a la altura de la yugular, de la cual saldría borbotones de sangre y más sangre, lo cual le anunciaba que su trabajo ya estaba realizado.
Con mucho cuidado sacó el cuchillo del cuerpo de su ahora muerto padre y miró a su madre con la misma sonrisa, ella lucía totalmente aterrada mientras lloraba y pedía a gritos que el señor la salvará, que ella no había criado un hijo así, que no había sido una mala madre; en conclusión, sólo basura salía de su boca.

Sus ojos se cerraron de golpe luego de recordar la primera parte de aquel suceso, no quería recordar más pero las memorias venían a su cabeza como los rayos del sol en las mañanas, lo atacaban minuto a minuto y se desarrollaban hasta el crudo desenlace.

Señaló con el cuchillo el cuerpo de su madre, a lo que ella comenzó a rogar por su vida, él solo negó con la cabeza y le indicó a su menor que se levantará, vistiera y se fuera a su habitación, quien en cuestión de segundos ya estaba fuera de la escena.
Su mirada fue a recorrer el cuerpo de la mujer quien lloraba en el piso, su madre era hermosa, lástima que le faltara cerebro. Le indicó que se postrara en la cama con las piernas abiertas, a lo que la mujer negó con insistencia, sin embrago más era el temor hacia el arma que portaba en su mano que la vergüenza de aceptar a que su hijo la violara.
Los hechos pasaron tan rápido, en cuestión de minutos ya estaba sobre la mujer penetrándola con fuerza y dominio, gritándole a la cara todo lo que había hecho mal en su maldita vida, desde haberse casado con la mierda a la que tenía que llamar padre hasta el hecho de haber convertido a uno de sus hijos en asesino y al otro en no más que una puta barata. Sentía un líquido escurrirse por sus partes bajas, y no, no era semen, tampoco era símbolo de excitación, era la sangre se su madre, quien no dejaba de llorar pidiendo que parase de una maldita vez. Una vez que terminó, se levantó de un salto y con cuchillo en mano no tardó en decirle a su madre, "Si alguien pregunta sobre él, tú lo mataste" la mujer no tardó en escandalizarse a lo que él respondió "Este es tú castigo por ser mala madre".
Recuerda también como es que los meses pasaban y nadie volvió a sacar aquel sombrío tema a la luz, su madre no lo miraba, ni a él ni a su hermano, pero si se encargaba de servirles el alimento y darles el dinero necesario para sus trabajos de la escuela. Cada uno de ellos se había tragado el dolor que sentía, para disfrazarlo con una falsa sonrisa, la cual regalaban al mundo.
El acto final que puso la cereza del pastel a su sed de sangre, fue aquella noche en la que trato de escaparse de casa junto a su hermano, el ruido que había hecho la ventana al ser abierta había alertado a su madre de la situación, quien por alguna razón se había desquitado con su hermano menor, a pesar de que sabía que el cerebro detrás de este escape era nada más ni nada menos que su violador.
Recuerda que ambos fueron castigados, también viene a su cabeza como es que JongIn lloraba por haber sido gritado de aquella manera y refunfuñaba cada vez que le echaba la culpa por no haberlo defendido como la otra vez en la que sí lo hizo. Pensó que su hermano menor lo odiaba por asesinar a su padre, sin embargo ahora notaba que el menor estaba más que agradecido aunque aun así veía claramente que estaba muy herido en el aspecto emocional.
Lo tomó de las mejillas, secando aquellas lágrimas que caían de sus gentiles ojos, depositando un suave beso en sus rosados belfos, al contrario de lo que se pensaba que haría un niño al ser besado por su hermano, JongIn lo abrazó mientras lloraba, asegurándole entre sollozos que quería dejar de vivir de esta manera, que quería escaparse con él y que no quería que lo volvieran a tocar como lo hizo su padre. Ellos eran gemelos y compartían una conexión inimaginable, así que se entendían aunque fueran muy diferentes.
Fue desde ese momento en el que Kim Kai, hijo mayor de la familia Kim, tomó las riendas de aquella situación.
Las sirenas de la policía no tardaron en escucharse en aquel vecindario ¿Por qué? Pues la respuesta era muy simple, un llamado de un niño de 10 años quien aseguraba que su madre había matado a su padre, y tenía escondido su cuerpo en descomposición en el sótano de la casa.
Las consecuencias de sus actos fueron las esperadas, pues su madre fue llevada a prisión lo más antes posible, mientras que con el poco dinero que cargaba un día en el que nevaba, el mayor de los Kim, pudo darle el debido funeral a su "amado" padre.

Lo ocurrido posteriormente fue borrado temporalmente de su memoria, sabía que en cualquier momento recuperaría cada uno de sus recuerdos, pero por ahora, a sus 20 años, sólo le importaba cuidar de su hermano menor, con quien compartía un pequeño juego desde hace algunos años, su juego favorito, "buscar y esconder"

Además de disfrutar del hermoso cuerpo de alguno de sus amantes, para saciar sus placeres carnales, mientras repartía su tiempo entre un trabajo que sólo le servía de fachada para esconder lo que realmente hacía, traficar personas.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2016 ⏰

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Catch and Hide ♚ KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora