Su presencia, algo que ella no quería ni percibir, mas le era inevitable. Ese zorro que cada ves que lo miraba le hacía descubrir nuevas emociones y recordar cosas que ella preferiría olvidar
¿Porque cada ves que lo ve su corazón late tan rápido?
¿P...
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CAPITULO 2
YUA
Las hojas de cerezo que empiezan a florecer en el inicio de la primavera, hoy, en lugar de que caigan sus hojas, del cielo caen gotas. En lugar del sol brillante, iluminando el día, nubes grises tapan el cielo provocando que los rayos del sol no iluminen el día.
La tierra esta triste, pues hoy una deidad ha muerto.
Las ruedas del auto, no suenan, solo los fuertes relámpagos esparciéndose por la tierra. El templo Mikage que antes transmitía paz, amor y alegría, ahora solo transmitía dolor, tristeza y soledad.
Bajamos del auto, encontrándonos a Mikage apenas al salir de este, al parecer el primer grupo había llegado minutos atrás, una expresión vacía se reflejaba en sus ojos, toda su personalidad alegre y carismática se había ido dejando ver solo una persona vacía por dentro. ¿Por qué se ve así? acaso...
¿Se siente culpable?
Sinceramente no lo entiendo, ¿porque tiene esa expresión?, acaso realmente es su culpa...
Miles de preguntas cruzan mi cabeza, más Inna-san, que se encontraba al lado mío, me dio una palmada en la espalda haciéndome recordar cual era el verdadero propósito de nuestra visita.
─ Mucho gusto, Mikage-sama, me llamo Inna Lébedev y soy la responsable del segundo grupo, que usted encargo, nosotros somos los responsables de la seguridad del templo y que puede estar en paz el día de hoy.
La voz de Inna se escuchaba compasiva, como si ella lograra comprender la situación que está enfrente de nosotros, más todo esto para mí, me era completamente imposible de comprender.
─ Gracias, Lébedev-chan, síganme por favor.
Mikage-sama se volteo y empezó a caminar hacia el interior del templo, lo seguimos hasta llegar a un pequeño jardín que se encontraba más cerca del bosque.
En ese lugar había un ataúd rodeado de diversas flores ocasionando, que diera un ligero estornudo. Rayos, entre esas flores había un pequeño grupito de Iris, esa flor de un hermoso color purpura, era el que había ocasionado ese pequeño estornudo.
Iris, la flor que me daba alergia.
Me volteo a observar a Inna, la única que sabía que era alérgica a esa flor, mas al voltear a mirarla, sus ojos ya se posaban en mí, en su rostro se reflejaba una sonrisa, la cual, me dio a entender que no se podía hacer nada y que tenía que seguir con la misión. ¿Cómo haces eso? ¿Cómo logras expresar las cosas tan fácilmente? ¿Cómo supiste que iba a decir?, Inna eres un completo misterio para mí.
Así que de mi pequeña bolsa azul saque una frasco, el cual contenía pequeñas pastillas de color blanco, saque una pastillita del frasco y la coloque en mi boca, tenía que dejar que se disolviera con la salivas, más un golpe repentino hizo que de la sorpresa me la tragara, ocasionando un pequeño atraganto de mi parte.
─ ¡Mikage!, ¡Nanami no está muerta!, ¡¿Por qué las llamaste a ellas?!
Una voz completamente rota que reflejaba un gran dolor, se escuchó a mis espaldas.
Volteo, un largo cabello blanco entra a mi campo de visión.
Sus ojos de un color azulado con un toque de morado, brillan en ese lluvioso día. Nuestros ojos se conectaron, sus ojos me recordaron a una sola cosa, Iris.
Me desconecte unos segundos, lo suficiente para no lograr percibir el ligero golpe que el sujeto me dio, este logro desestabilizarme, ocasionando que mi cuerpo cayera al duro suelo.
─ ¡¿Pero qué haces?!
Inna, había gritado, se notaba que estaba inmensamente enojada. Con el paso del tiempo me di cuenta de una ligera cosa, a Inna-san NO se le hace enojar.
Ocasionando que el sujeto que me había tumbado no se percatara de como Inna juntaba mucha agua alrededor de el para después dejar que toda cayera sobre el antes mencionado. El sujeto estaba completamente empapado, de la cabeza hacia los pies.
Después de eso Inna me ayudo a levantarme, reviso si no tenía alguna herida, obviamente no tenía ninguna, pues solo había sido un pequeño golpe pero Inna siempre exagera las cosas.
El chico, el cual ahora sabía que se llamaba Tomoe, solo me dirigió una mirada intimidante y después simplemente se marchó del lugar.
Mikage solo suspiro.
─ Lo siento mucho, a él le afecto mucho la muerte de Nanami-chan, ellos eran pareja y no quiere admitir que Nanami-chan ya no está con nosotros.
─ Lo entiendo Mikage-sama, espero que pronto logren superar esta situación.
Hasta yo sentí la frialdad en su voz, provocando un escalofrió entre todos los presentes. Inna no sentía nada de empatía en esta situación.
─ Bueno.... creo que casi es la hora de que lleguen los invitados, así que es mejor empezar a movernos.
Todos estuvimos de acuerdo con lo comentado por Mikage, así que nos pusimos en marcha.
─ Bueno nos dividiremos en 4 equipos quiero 3 personas en el frente del templo, 5 en la parte trasera, 5 por todo el bosque. Yua-chan y yo estaremos en la parte donde estarán los invitados cuidando el ataúd.
Al acabar de escuchar entre todos se pusieron en los grupitos indicados para así retirarse a los lugares establecidos.
Lentamente los invitados empezaron a llegar entre personas hasta demonios había en el lugar, todo el ambiente era sombrío sollozos por todos lados, pequeños gritos y lamentos.
Voltee a ver a Inna, ella estaba llorando, nunca se le ha dado bien los funerales son su punto débil, más si hay muchas personas en el lugar.
─ Inna-san, puedes irte por un momento si es que lo necesitas, puedo encargarme sola de esto, no te preocupes.
Inna solo asintió con la cabeza para luego retirarse de la zona, lo más probable es que se fue a llorar a otro lado, no tardara más de 10 minutos pero ahora tenía que estar más atenta que antes.
