III

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Tenía la gorra que Jongin se había olvidado en su mano y un propósito muy claro en su mente. Pasaron varios meses desde que Kyungsoo pisó ese mismo sitio, pero esa vez, la sensación era diferente, una calma inexplicable cubría su mente y sus pensamientos y hasta era agradable. Incluso, cuando abrió la puerta y vio las paredes pintadas de ese tono granate, le resultó menos cargante que la última vez.

Minseok se encontraba también en el otro lado del aparador y miraba a Kyungsoo como si fuera una especie ya extinguida.

—Vengo a ver a Jongin—informó Kyungsoo antes de dejar que el dueño de Pandemonium diga algo primero.

—¿A Jongin?—consiguió articular Minseok aún sin recuperarse de la sorpresa.

—Sí, él y yo tenemos un asunto pendiente.

Minseok podría haber preguntado muchas cosas, siendo el dueño del local, Kyungsoo estaba obligado a contestarlas, pero el novio de Kim Jongdae a diferencia de este, no le interesaban los cotilleos ni enterarse de nada de lo que no le afectara. Así la vida resultaba mucho más fácil.

Así que Minseok se limitó en llamar a Jongin y a sacarlo de su zona de trabajo. Cuando Kyungsoo vio el rubio salir, notó que toda su seguridad al entrar en ese sitio se perdía poco a poco.

—Vaya—su rostro se mantenía inexpresivo.—Vuelvo a repetir que nunca dejas de sorprenderme, Kyungsoo—dijo este situándose delante del recién llegado y cruzando de brazos.

—¿Puedes dejarnos solos?—Le pide Kyungsoo a Minseok con un tono de voz que sonó más imperativa de lo que quería.

—¿Me estas echando de mi propio negocio?—dijo este alzando las cejas.

—Solo te estoy diciendo que desaparezcas durante un momento—contestó sin mirar a Minseok realmente porque todo su campo de visón estaba invadido por Jongin.

—Vale, Jongdae me dijo que era mejor no hacerte enojar así que voy a hacerle una visita a Dani—dijo Minseok, aunque nadie en verdad le estaba haciendo caso. Jongin estaba demasiado ocupado intentando entender lo que pasaba por la cabeza de Kyungsoo y Kyungsoo demasiado ocupado intentando no perder su milagrosa calma. —No me rompáis nada.

Minseok desapareció en el pasillo, dejando por fin solos a Jongin y a Kyungsoo. Este último se había preparado todo lo que iba a decir esa mañana, pero por arte de magia, su cerebro fue incapaz de recordar lo que tenía previsto decir. Estaba en blanco.

—¿Vienes a pedirme perdón?—empezó Jongin después del rato de silencio. Lo miraba con desafío cosa que hacía que Kyungsoo se sintiera más perdido aún.

—¿Qué?—preguntó Kyungsoo sin entender la pregunta del otro. —No.

—¿Entonces...?

—Me debes un favor. —dijo Kyungsoo simplemente mientras alarga la mano y le muestra un trozo papel a Jongin.

Jongin cogió el papel antes de preguntar nada más, la repentina decisión en las acciones de Kyungsoo le parecía intrigante y extraña. Observó en silencio el contenido que había en el papel.

—Es bonito—dijo cuando vio lo que había en ese trozo de papel—. ¿Qué es lo que quieres dándome esto?

—Quiero un tatuaje, pero soy horrible diseñando cosas así que pensé que tu podrías hacerme este favor— contestó, mostrándole una débil sonrisa para intentar convencerlo.

La sorpresa se dibujó en el rostro de Jongin por infinita vez y volvió a mirar el papel que tenía en su mano para procesar toda esa información. Kyungsoo parecía decidido y aunque aún estaba un poco resentido por como Kyungsoo le echó de su casa la última vez, no podía negar que la proposición que este le estaba haciendo le ilusionaba. Sería la primera vez que diseñaba él mismo un tatuaje.

Pandemonium [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora