Adiós

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- Ya lo se- ver sus ojos hinchados de llorar provocó que mis lágrimas también cayera.

Me despedí de mi familia y de mi mejor amiga, lloramos, nos abrazamos y él ultimo llamado llegó, tomé mis cosas y comencé a avanzar para llegar a la puerta 5.

Entregué mi boleto a la señorita y me indico que entrara a un túnel que me dirigía al avión.

Di mi último vistazo hacia atrás para despedirme de mi mejor amiga y de mi familia, ¿¡pero qué demonios!? Jhon estaba allí.
¿Cómo es que se habían dado cuenta de mi viaje?.

Era obvio que ha de haber sido mamá presumiendo que yo me iba a un internado a Canadá. ¡Pero había arruinado todo!

El corrió hacia el túnel dónde estaba yo, en ese preciso instante la señorita cerro la puerta y Jhon ya no pudo entrar al túnel.

¡Qué demonios quería!

Durante todo él viaje pensé todas las malditas razones por las cuales él quería entrar al túnel:

A) Se quería despedir

B) Decirme Te Amo de nuevo.

C) Confundirme más

D) Decirme que no me fuera

E) Todas las anteriores

También pensaba en él chico misterioso pelinegro que me había ayudado con la máquina.

"Clarris deja de pensaaar" me decía mi mente.

Él viaje era de una hora, así que decidí dormir un momento para ya no seguir pensando y para no sentir nada, él vuelo me tenía muy nerviosa, a pesar que lo más difícil había pasado que era él despegue del avión.

- Pasajeros, les pedimos por favor abrocharse él cinturón ya que estamos apunto de aterrizar- Había sido una aeromoza la que estaba hablando por un megáfono.

Vi mi reloj de mano(el cual no llevaba) lo olvide en la mesita de noche, que estaba junto a mi cama.

- Disculpe joven, me podría decir que hora es- lo mire pero él no me quiso dar la cara- es que no traje mi reloj.

- 10:40 am- y sin decir más se quito él cinturón y se levanto de su asiento y se fue, no le di las gracias porque no alcance a hacerlo.

Creo que se me estaba olvidando dar las gracias cuando me ayudaban.

El aterrizaje fue un éxito, y me relaje al bajar del avión. Camine fuera del aeropuerto a tomar un taxi y por suerte no me costo tomar uno.

- Llegamos, son $10 dolares- dijo él taxista, mientras ya estaba casi a la entrada de el internado.

Corrí hacia el taxi, le pague y me ayudo a bajar el equipaje.
No era la única que había llegado, eran cientos de chicos y chicas despidiéndose de familiares, todo aquello era tan alegre que no quería estar en otro lugar.

El Ultimo Te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora