El martirio de estar enamorada apenas estaba comenzando.
Si bien eras consciente de tus sentimientos hacia ese rubio, lo que no te esperabas era que una persona hiciera acto de presencia dentro de sus vidas. Como si fuera un tornado imprevisto que llegó para sacudir la firmeza de lo que habías logrado alzar en años, Shinohara Erika se introdujo en la cotidianidad de tus días.
¿Cómo era posible eso?
La cabeza no te dejaba de dar vueltas. Simplemente no lograbas entenderlo, ¿cómo una desconocida que le había tomado una fotografía en la calle se había convertido en su novia falsa?.
Nada tenía sentido.
En muchas ocasiones se lo habías preguntado a Sata. Pero siempre te daba la misma explicación que lo había llevado en aceptar esa gran farsa y que no te dejaba dormir en paz durante las noches por lo insulso que resultaba ser.
«Siempre he querido tener un perro»
Sonaba estúpido. Sata Kyouya era un estúpido. Pero no sabías que te molestaba más de esa absurda respuesta, si era el hecho que tratara de esa forma a esa mujer, o que se había prestado a fingir una relación.
Fuera lo que fuera, realmente estabas odiando la manera irracional en que te hacía sentir estar enamorada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
