Era el 16 de Junio de un fatídico año. La ciudad de Concordia, actualmente es víctima de una repentina serie de sucesos que habían conmocionado a los habitantes. Cada semana hacía ya tres meses se reportaban desaparecidas un promedio de dos personas de los aledaños. Al principio no pudo saberse nada porque los familiares de los sujetos, pensaban que comparecerían en casa en el trascurso de la semanas circundantes, pero al encontrase sus billeteras vacías en lugares al azar de la ciudad emprendieron las investigaciones policiales y las búsquedas de los ausentes.
Por su parte el Bar "Los hijo de Midas" ubicado en las afueras de Conrodia, todo marchaba de igual manera que antes, las noticias de la ciudad nunca han afectado el consumo de alcohol, los fanáticos perdidos en la proyección televisiva de sus deportes y las apuestas que normalmente terminaban en palizas de la puerta para afuera.
Los hijos de midas es un bar nocturno para entes adinerados, que frecuentemente habitaban negocios no siempre de la mano con la ley, esto al jefe nunca le importaba, después de todo pagaban buen dinero y lo que antes fue una sola habitación alquilada hoy contaba con pista de baile, efectos de luces y humo, un restaurante capaz de satisfacer a los mafiosos más anchos, una bonita área televisiva de ultima tecnología y finalmente una nunca tocada por el tiempo barra de servicio.
A las horas de la noche la barra tenía la peculiaridad de estar siempre adornada con incontables copas de coñac, unas cuantas jarras de cerveza de los consumidores más clásicos y los pequeños vasos de 5 onzas para el whisky en las rocas, haciendo a su vez de confidente y fiel compañera para todo aquel aborrecido por la vida que llegara solo al bar, y mi más grande amiga ya que trabajo con ella desde hace diez años ya.
Últimamente con los sucesos de la ciudad y las pocas horas de dormir que me permito. He vuelto a tener recaídas psicóticas, puede decirse en palabras de mi psiquiatra, que si no tomo mis medicinas puedo sufrir de pequeñas paranoias y pensamientos obsesivos, Pero eso no importa.
El motivo principal de esta carta es que llevo semanas estudiando minuciosamente un extraño anciano que frecuenta el bar los viernes dos horas después de iniciar mi turno nocturno
El anciano tiene cuenta abierta en el local desde el día de su inauguración, siempre paga con un viernes de diferencia, en efectivo la mayoría del tiempo. Su registro no tiene nombre y al dueño, Stuart Midas le arremetía la vergüenza el preguntar por más que yo le insistiera.
Siempre que le veía bajo el marco cuadrado en la entrada, un repentino pensamiento de no concordancia me apuñalaba la cabeza, como si algo en su aspecto blanquecino y debilitado no fuese natural, como si la curvatura de su espalda estuviera forzada, era tanto mi des confort al verlo que pensaba sus lentes negros protegían algo en sus ojos de ser visto por los demás. Debía tener unos setenta años, ya casi no le quedaba cabellos pero nunca temblaban la copa en sus manos, tomaba vino barato, incluso, era el único en tomar vino en toda la lista de clientes de esta zona del bar.
Cuando se acercaba cada viernes con esos pasos lentos a entregarme el dinero de la cuenta, yo disimulo no verle, pero es en ese instante cuando lo detallo en todas mis posibilidades y con todos mis sentidos. Para su edad no tiene el olor característico que deberían tener los ancianos, la piel de sus manos parece muy tersa y poco acorde a sus más de setenta años, las formas anatómicas debajo de sus capas de ropa no lucían de proporciones comunes, incluso si detallabas su rostro podrías ver que era sumamente inexpresivo como si fuese víctima de inyecciones de botox excesivas.
He hablado con mi feje y asegura en una persona tranquila, que nunca ha provocado conflictos, y no resalta emborrachándose y pretendiendo las mujeres con piropos como otros clientes lo hacen.
Me dice que me olvide de lo que pueda estar pensando que tome mis medicamentos y al igual que mi psiquiatra dicen que no es más que una idea obsesiva, pero yo simplemente no puedo evitar pensar que ese anciano no es del todo humano. Y tengo la ligera sospecha de que ellos también lo saben. No sé, Debe ser el cómo se ven las luces de neón en su piel o los sonidos extraño que hace en el baño, pero algo del aspecto de ese anciano no me encaja del todo.
Hace algunas semanas, robe las cintas de seguridad para examinarlas a detalle en mi apartamento. Y lo que observe anoche en la pantalla de mi ordenador me hizo temblar las manos y erizo hasta el último de mis cabellos, me infundo espanto y recelos pero aun atrapado por el estupor, no podía dejar de pensar que el contenido de estas cintas. Y Por cada segundo que atormentaba mi realidad con esos videos, creo cada vez un poco más en mi hipótesis aunque fuese un poco descabellada.
Pude ver en las grabaciones como el vino de la copa del anciano descendía del nivel sin siquiera tocar sus labios, con un poco de edición y zoom digital logre presenciar como extendió una lengua sumamente delgada y de apariencia entre sus labios inmóviles hasta la copa de cristal y acabo progresivamente con el contenido.
En otra de las cintas fechada de la semana pasada, desconocí el motivo inicial que lo llevo a quitarse sus lestes oscuros, y consiguiendo otro ángulo, vi sus pupilas, pero estas no eran pupilas humanas normales... no. Estas eran verticales de un iris de color amarillo intenso de aspecto alargado y de un inquietante parpadeo similar al que poseen los reptiles.
¿Pero por qué se quitaría los lentes? Pensé. ¿Era alguna broma de mi jefe? (los había visto hablar en la entrada del bar). Pero unos minutos más y otro ángulo de la cámara me dio el motivo y provocador de aquel acto. Y fue nada menos que la aparición de Margared Extrage en la pista de baile, con su ajustado traje de cuero y su elegante cabellera roja, se dirán ustedes "es un viejo verde como cualquiera" pues no... Margared es una de las desaparecidas en la ciudad de Concordia, de las cuales su foto es una delas muchas que adornan las portadas de los periódicos y por la cual los oficiales preguntaron al feje si sabía o conocía algún posible paradero de la misma.
¿Coincidencia?. No me apetece creer en coincidencias. Y mucho menos al seguir la cinta y ver que el anciano se marchó del bar minutos después de la joven pelirroja.
Esa noche guarde los discos junto a mis medicamentos en el gavetero. Tal vez dormir me sentaría bien para pensar, pero la noche del jueves se tornó tan áspera, y con esos pensamientos tan horribles que dormir, no fue tarea fácil.
Hoy se y estoy plenamente seguro de la anormalidad del anciano es algo real, que su existencia anti natural no es un delirio de mi mente. Sé que el no es del todo humano, ha de pertenecer a otra especie mutante o más arriba el cadena alimenticia que permanecen ocultos ente nosotros.
Por primera vez mi fantasía y anhelo que tenia de niño de ver una especie nueva entre los humanos se vuelve una realidad presente. Pero es igual a como dijo padre todas esas noches "Si existen tales criaturas, no serán del todo buenas"
Hoy cargue la escopeta automática de bar con 8 cartuchos y la escondí bajo la barra, esperare pacientemente esta noche la visita del extraño anciano... Y dejo a ustedes esta carta para en caso de que falle, sepan la terrible verdad... No estamos solos en la tierra...
-Carter
ESTÁS LEYENDO
Relatos de un tal Cárter.
RandomColección de relatos varios de genero oscuro, encontrados en una caja, todos escritos a mano, me daré a la tarea de transcribirlos uno por semana. Y lo usare experimento para sacarte al igual como una vez lo hicieron conmigo de tu aburrida y soporíf...