CAPÍTULO 1

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Hoy se cumple un año más de toda esta mentira. Les contaré como empezó todo. Kathy, mi mánager, firmó un contrato con Scooter. Al principio solo sería una relación de un año, pero ya llevamos “juntos” dos años. Hoy también es mi cumpleaños número veinte. Claro, el me pidió que fuera su “novia” justo el día de mi cumpleaños. A lo mejor piensan para que fuera más romántico, pero no. Ese día, un siete de Mayo del dos mil diez, celebraría con una gran fiesta mi cumpleaños, eso quiere decir que habrían muchos paparazzis. Era el momento perfecto para que se hiciera pública nuestra relación. Quiere decir que ambos nos haríamos más famosos.

Hoy para celebrar nuestro aniversario saldríamos a comer y luego haríamos correr el rumor de que perdimos la virginidad.

Tocaron el timbre de mi casa, debería ser el “magnífico” Justin.

Tomé mi bolso y salí de mi casa. El estaba apoyado en el cofre del auto con sus lentes negros mientras los paparazzis nos fotografiaban. Corrí a abrazarlo, por más que lo odiara, frente a las cámaras teníamos que ser la pareja perfecta.

Odiaba los malditos “flashes” y él lo sabia así que nos subimos lo más rápido posible al auto. El me abrió la puerta del copiloto, subí lo más rápido posible y luego subió él.

-Primera etapa superada -dije.

-Ahora solo queda la “gran cena”.

-Y luego te tendrás que quedar en mi casa, hay que hacer que sea lo más creíble posible este rumor.

-Lo sé -susurró.

-Ya vamos a llegar. Y los fotógrafos nos siguen así que pon tu mejor sonrisa para parecer la mejor pareja -dije.

Llegamos al restaurant, nos estacionamos y cada uno se bajo por su lado, el cerro el auto y entramos. Teníamos una reservación en el lugar más privado del restaurant. Pasamos por la recepción. Y nos guiaron.

Llegamos de la mano a un salón especial, cerrado. Era casi imposible que los paparazzis llegaran a donde estábamos. ¿Ustedes creen que habían velas, rosas, música, una mesa adornada…? No, no era así, era una mesa con un mantel rojo a cuadros, un plato con fideos y dos bebidas.

Ese era el tierno y romántico Justin Bieber.

Lo odiaba, y mucho.

Caminé hacia la mesa y me senté. De nuevo el demostraba lo "caballero" que era. Ni siquiera me podía caminar tres pasos y correr la silla y ir a sentarse. No.

Empezó a debo... Perdón, a comer, aunque parecía bestia comiendo. Como si no hubiera comido hace varios años.

Me comencé a reír.

-¿De qué te ríes? -me preguntó mientras botaba la mitad de la comida que tenía en la boca.

-De nada. Acá se muestra lo caballero y educado que eres. ¿Te imaginas tus Beliebers supieran como eres fuera de las cámaras?

-Eso nunca lo sabrán -murmuró.

-Quien sabe... - sonreí.

-No lo sabrán, o se acaba el trato. ¿No? -yo solo asentí y siguió comiendo como si nada hubiese pasado.

LIES - Justin y tú -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora