CAPÍTULO 2

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Cuando llegué ante mi madre y empecé a contarle que mi abuela estaba loca y la disparatada historia que esta me acababa de contar.

—Celeste tu abuela te cuenta demasiadas historias fantasiosas, no te las creas todas ¿De acuerdo? —asentí para luego irme a mi habitación.

Cuando estaba en la cima de las escaleras, oí la llegada de mi abuela, que se paró ha hablar con mi madre. Con la intriga de saber que le diría mi madre, me puso a escuchar a hurtadillas.

—¡¿Como se te ocurre contárselo, te has vuelto loca?! —mi madre parecía estar muy enfadada, pero yo no entendía por que, ya que se suponía que esa historia era falsa.

—¡Hoy ya me lo han dicho dos veces, pero no lo estoy! Se lo he dicho porque me parecía correcto que supiera de donde viene y que su padre esta vivo, y no muerto como ella cree.

—¡¡¡No tenías derecho a decírselo!!! —le dijo mi madre gritando tan fuerte, que podría haber dejado sordo a medio pueblo.

Yo cada vez entendía menos las cosas. Mi mente se quedó en blanco, tardé unos minutos en entender lo que acababa de pasar. ¡¡¡Mi padre estaba vivo y se suponía que toda mi familia tiene poderes mágicos!!!

¡¿Qué?!

Estaba desconcertada, no entendía nada, ¿acaso mi familia esta loca? Tenía un montón de preguntas y pero no aguanté seguir escuchando y decidí marcharme a mi habitación.

Una vez allí me quedé mirando muy pensativa "la chimenea mágica" y una idea se me pasó por la cabeza. Si era cierto lo que mi abuela me había contado, la puerta secreta tendría que estar en mi habitación cerca de la chimenea.

Muy intrigada empiece a buscar la puerta que me llevaría a un mundo mágico y junto a mi padre, al que estaba ansiosa por conocer, ya que se suponía que estaba vivo.

Así que poco a poco decidí acercarse a la chimenea, que en un principio, me parecía una chimenea de lo mas normal y corriente, como cualquier otra.

Tardé bastante tiempo en encontrarla, pero al final mirando la chimenea "con lupa", descubrí que una pieza que se movía, y la giré y la empujé hacia a dentro.

Como por arte de magia y de la nada, apareció la puerta mágica, que al final no era solo una historia.

Cuando vi que la puerta aparecía, me quedé petrificada. No sabía, si debía cruzarla sola, porque no sabia lo que me esperaba.

Tras haberme quedado varios minutos mirándola ahí cerrada, al fin decidí abrirla, y cuando lo hice, no se veía nada en el interior, lo único que veía era un montón de luz que emanaba de su interior.

Pero no me importó no saber lo que me esperaba, y decidí traspasar la brillante luz blanca y adentrarme en un mundo desconocido y supuestamente mágico, en el que no sabía con que me encontraría.

Cuando pasé al otro lado, vi que me encontraba en una inmensa playa de aguas cristalinas, con la arena un poco tostada. Un gran arco de piedra, se veía a lo lejos, juntando los altos acantilados con el inmenso mar.

Me pregunté donde estaba, porque no tenía ni idea de ello y tampoco de que hacer. Lo único que sabía cierto es que quería encontrar a mi padre.

De lo que me di cuenta después, es de que mi pelo en ese mundo brilla como la luz del sol, pero no supe porque.

Y luego vi algo que me dejo completamente petrificada.

Me habían salido unas inmensas alas que casi tocaban el suelo, con unas plumas tan blancas, que tenían tanto brillo, como lo tenía mi pelo. ¡¡Tenía unas alas de ángel!!

No podía creerlo, pero pensando un poco, ¿Seria eso a lo que mi abuela se refería cuando me dijo que en este mundo no sería una persona normal?

Seguía alucinando no podía creer lo que veía. Pero lo tuvo que aceptar y empezar ha buscar un sitio a donde ir, ya que era casi la hora de comer cuando había entrado por aquella puerta y empezaba a tener hambre.

Exploré la playa en busca de alguien o de algo, durante unas dos horas o eso creía, porque no tenía reloj. Pero lo único que encontré fue un paso para subir arriba del acantilado.

Al llegar a la cima se me ocurrió mirar si las alas seguían ahí, pero no lo estaban, así que pensé que todo había sido producto de mi imaginación.

Allí cerca encontré un bosque en el que decidí adentrarme y en el que encontré unos frutos silvestres y me los comí, porque me moría de hambre.

Mas tarde, vi que un ser alado muy brillante, que se acercaba poco a poco hacia mi. Cuando lo pude ver bien, vi que se trataba de un hada.

Era una pequeña chica con un vestido blanco, la piel de la cual brillaba, como el sol. Y sus alas se veían de un blanco platino, que desprendían un extraño polvo gris platino.

—¿Como te llamas? ¿Como se sale de este bosque? ¿Entiendes lo que te digo? —intenté preguntarle a ese ser, pero ella no parecía saber responderme.

No obtuve respuesta a ninguna de esas preguntas. Por el contrario el hada, parecía entenderme y yo entendí que quería que la siguiera.

Y así lo hice...

*****
Hada en multimedia

He decidido que actualizaré los viernes por la tarde, espero no retrasarme, pero nunca se sabe.

Espero que les haya gustado.

Un Mundo Mágico (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora