tres

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—Si que hemos cogido un buen puesto. —Sonrió satisfecha. —Ha valido la pena correr como una idiota. Estar al final, junto a la ventana... No sé, me hace sentir poderosa, ¿Qué dices, Val?

—Que estas loca. —Dije con una pequeña sonrisa.

Toco su pecho e hizo que estaba ofendida cuando por dentro estaba muerta de la risa, la conozco.

Sonó el timbre y el maestro hizo callar a todos, comenzó a dar el discurso de bienvenida y yo me perdí en mis pensamientos. No dejaba de pedirle a la luna que el chico lindo entrara a la sala pidiendo disculpas por la tardanza, lástima no ocurrió, tuve que sentarme en mi puesto bastante decepcionada. Que mala suerte tengo.

Enamorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora