Ella jamás lo amó, no de verdad.
Pero le dijo que lo hacía.
Y sólo le dio una carta intentando explicar algo absurdo. Al igual que los retazos de papel con tinta que garabatea un corazón destrozado.
Aquí están aquellos retazos con tinta que con tan...
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Para: El mendigo que se hizo pasar por noble.
Jamás esperé que mi querida reina se encontrará con alguien como tú. Porque eso es ella, una noble. Y tú eres solo un mentiroso.
Seguro ya sabes a quién me refiero. La princesa a quien juraste amar por siempre la engañaste con mi reina. Y fueron las ilusas las que cayeron a tus pies. Pero no contaste en que las amigas fieles de mi reina se diesen cuenta de tu engaño. Y ahora te escribo porque quiero que quede claro que espero que te acerques a ninguna de las doncellas.
Ya que comenzaste con una y acabaste con las dos.
Ellas dos eran amigas. Y mi reina te conoció por, según tú, el amor de tu vida. Vaya falacia resultó ser.
Se supo que estuviste con aquella princesa durante unas semanas. Y luego ella te dejó. Entre esas semanas tus entrevistas con mi reina se hicieron cada vez más recurrentes. Según ella tú eras su amigo.
Tú al ver que ella lentamente caía con tus encantos, los cuales no me los creo nada, te aprovechaste. Y la utilizaste.
Oh maldito. Cómo deseo que en la vida te vaya mal. Porque has lastimado a un corazón sincero.
Eres igual que tu amigo. Ambos estuvieron con ella tonteando y la acabaron dañando.
Lo peor del caso no fue tu mentira para con ella, sino que fue para con la princesa que dijiste amar tan fervientemente. A las dos las engañaste intentando cubrir tu propia mentira. Cuál iluso se vuelve el hombre cuando se cree hasta sus propias mentiras.
Te he de decir que ahora ella está bien. Las dos de hecho. Aunque por ese asunto, cayó enferma; discutió con su amiga; y lamentó ser sincera después de años de prometerse ni decir mentiras. Pero ahora está bien. Solo intentando olvidar el dolor.
Es una lástima que ella diga la verdad en casi todas sus formas. Y perdone con sinceridad. Porque te ha perdonado. Sin embargo le dejaste una huella a fuego.
Y ahora sólo ve por la ventana, en un intento de olvidar que le has destrozado el corazón porque pensó que tú eras su indicado.
