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Deslicé una vez más la afilada hoja por mi muñeca, esperando unos segundos para ver cómo comenzaba a salir aquel líquido rojo antes de repetir el acto un centímetro abajo.
Hacía un año y medio que me diagnosticaron depresión. Pero no por eso me auto lesionaba, sino porque me odiaba. Muchos creen que lesionarse a uno mismo es un efecto colateral de la depresión, pero no es así. Cortarse es un efecto colateral de odiarse a uno mismo. Bueno, yo me odiaba. Mi mejor amigo, Namjoon, creía que lo mejor sería distraerme, hacer algo o incluso salir con chicas. El problema de eso último era que me interesaban los chicos. E igualmente no es como si fuera a hacer algo de aquello. Simplemente quería quedarme en mi casa, leyendo o escuchando música. Antes solía rapear, solía escribir canciones o rimas originales. Pero ya perdí el gusto por aquello. Perder el gusto o no sentir el placer por algo que amabas hacer, es otro efecto colateral de la depresión. Pero aun así, Namjoon consiguió arrastrarme a un bar cercano hace un par de días. ¿Cómo? Ni yo lo sé. Pero ahí fue donde le vi por primera vez.
DOS DÍAS ANTES.
— Venga, Yoongi. Anímate un poco, joder. —Dio una palmada en mi hombro, algo fuerte para mi gusto, pero decidí mantenerme en silencio. Tal vez así se aburriría y me dejaría volver a casa. Mi preciosa casa, (bueno, en verdad era un poco desastre) donde tenía mis preciados libros y mis cd's. Quería irme de ese local que apestaba a alcohol y a otras sustancias que no supe reconocer; aunque tampoco quería hacerlo.
— Yoongi. —Insistió mi amigo, tomándome por los hombros. Acabé por suspirar y mirarle, frunciendo el ceño.
— Qué. —No fue una pregunta, y sonó ronco y frío.
— ¿Quieres algo de beber? —Inquirió, separándose de mí y apoyándose en la barra. Al parecer estaba conforme con aquel monosílabo que había dejado salir de entre mis labios. Los cuales, por cierto, los sentía secos.
— Agua. —Contesté, entrelazando mis propios dedos mientras recorría con la mirada cada rincón de ese antro. Mientras, escuchaba lejanamente como Namjoon pedía el agua y para él una cerveza, o algo así, ya que no es que estuviera muy interesado en escuchar cómo intercambiaba palabras con el camarero, yo me dediqué a recorrer con mi mirada cada rincón de ese antro.
— Tu agua. — Dijo, tendiéndome un vaso de tubo de cristal con lo único que podía calmar mi sed. A muchos eso le parece una tontería. Con eso me refiero a lo de que el agua es lo único que te puede quitar la sed. Pues qué queréis que os diga, cuando yo tengo sed, nada más me apetece agua. En cambio, a Namjoon con beberse un vaso de leche, le bastaba. Eso era algo que yo no terminaba de comprender.
—Gracias.— Asentí, tomando el vaso y sintiéndome incómodo de inmediato. Pero no me sentía así por estar con mi amigo, sino porque notaba la mirada de alguien fijada en mí. ¿Quién querría mirarme? Iba hecho una pena. Llevaba unos pantalones que alguna vez fueron ajustados, con las rodillas descubiertas, y una camiseta negra holgada. Además, tenía unas ojeras oscuras adornando mi paliducho rostro. Eso me hizo recordar que hacía como unas tres semanas desde la última vez que pisé la calle cuando el sol brillaba. Mi hermana me llamaba vampiro. Menos mal que llevaba mi pelo grisáceo en condiciones, porque si no habría parecido un mendigo.
Mientras Namjoon me hablaba sobre algo de su vida sexual, que era algo a lo que yo era totalmente ajeno, y no me interesaba una mierda, yo me dedicaba a buscar con la mirada al responsable, o la responsable, de mi incomodidad. Fue entonces cuando le encontré no muy lejos de nosotros. Mis ojos coincidieron con los suyos y alcancé a ver como una pequeña sonrisa surcaba sus labios. Comencé a recorrerle con la mirada, fijándome en su pelo negro azabache, que lucía, si era posible, aún más oscuro por la escasa luz del bar. Sus ojos oscuros me hicieron estremecer. No parecía ser un buen chico. Pero algo que me contradijo fue ver sus regordetas mejillas, iguales que las de un niño. Tenía unas facciones exquisitas, era muy guapo. Inmediatamente me dio vergüenza que me viera en tal estado. Pero dejé de sentirme incómodo.
Os digo una cosa: estaba buenísimo. Aunque fuera bajito, más o menos de mi estatura, estaba genial. Si un chico que es feo y no está bueno te mira de arriba abajo, te sientes incómodo. Pero un chico que está bueno... En fin.
Decidí apartar la mirada y volverla a Namjoon, quien me miraba expectante.
— No me has escuchado nada, ¿verdad? —Me encogí de hombros, dándole el primer sorbo a mi bebida. Una vez el frío líquido incoloro pasó por mi garganta y enfrió mi cavidad bucal, me relamí los labios, buscando humedecerlos aún más. Sin poder evitarlo, miré de reojo a aquel chico de cabello negro, y me sorprendí al ver que aún me miraba.
— Vámonos ya. —Dije, levantándome del taburete en el que estaba sentado y dejando el vaso de agua encima de la barra.
— ¿Por qué? —Preguntó, terminándose su cerveza, y con eso me di cuenta de que estaba en lo correcto cuando pensé que pidió una cerveza, y dejando el vaso vacío junto al mío.
— Porque sí. —Suspiré. Necesitaba tumbarme, no quería salir más en lo que quedaba de mes. Y menos aún con este calor. Odio el verano, prefiero mil veces el invierno y la lluvia.
— Está bien. —Bufó rendido, tomándome del brazo para no despistarme entre la gente y dirigiéndome a la salida. ¿Lo peor? Él aún me miraba.



Y así fue como le vi. He soñado dos noches seguidas con él. Y no, no era nada romántico. Más bien era todo lo contrario. En mis sueños, no hacía más que mirarme, y después, comenzaba a acercarse poco a poco. Yo no podía moverme, y una vez estaba demasiado cerca para mi gusto, se reía de mí y me llamaba inútil. No entendía mis sueños, pero no era algo de lo que me preocupase.
Una vez que creí que ya me había hecho suficientes cortes, observé la sangre salir. Aquellas personas que decían que no dolía, mentían. Te hacía sentir mejor, pues sí. Pero también dolía, porque al fin y al cabo, si no eres masoquista, todo aquello dañino, duele. Por eso se le dice dañino, duh.
Sin pensármelo mucho más, abrí el grifo y comencé a enjuagarme las muñecas y los antebrazos; borrando rastro alguno de color rojo.
— Qué asco doy. —Farfullé, cerrando el grifo y secándome con una toalla, dirigiéndome después a mi habitación.

Sí, un poco aburrido, pero después mejorará, ah. Esto es la introducción. Gracias por leer.~

I'm a mess. [ Yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora