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El cielo estaba gris, había niebla, hacía frío y estaba lloviendo. Un día perfecto para mí. Y aunque lo único que quería era estar recostado en la cama, con una manta encima al estilo E.T mientras tomaba chocolate caliente y veía alguna serie en el portátil; justo tuve que salir a comprar a la tienda de la esquina. No me quedaba casi nada en la despensa, así que tuve que salir sí o sí.
Las gotas de agua impactando en la tela de mi paraguas hacía un ruido que, para ser sinceros, me molestaba. Últimamente todo lo hacía; Namjoon decía que yo era un viejo cascarrabias. Tampoco soy tan mayor como para que me llame viejo, aunque sí soy cascarrabias.
Chasqueé la lengua, divisando la entrada de la tienda a unos cuantos metros, por lo que aceleré el paso y cerré el paraguas cuando llegué, observando cómo la punta de este goteaba sin cesar.
—Hola. —Me saludó la cajera, a lo que yo respondí con un asentimiento de cabeza y dejé el paraguas en el paragüero que estaba por ahí. Mis pies inmediatamente me dirigieron al segundo pasillo, pero recordé que no había cogido ninguna cesta y volví sobre mis pasos, ganándome una mirada un tanto extraña y burlona de la cajera. Bufé, ¿qué le importa?
Una vez con la cesta en la mano, fui al mismo pasillo que antes, donde se encontraba la comida precocinada. Tal vez debería dejar de comer tanta "basura", como decía mi madre, y aprender a cocinar. Pero digamos que no tengo buenos recuerdos en la cocina y como que pasando de tener que llamar a los bomberos.
Metí tres paquetes de ramen instantáneo y me fui al frigorífico, donde tenían las pizzas. Tomé un par y casi las tiré dentro de la cesta. Caminé con lentitud al pasillo de al lado, quedándome estático cuando vi a alguien que se me hizo conocido; era el causante de mis pesadillas. Un escalofrío me recorrió de arriba abajo, haciéndome temblar y rápidamente tomé lo que necesitaba del estante, ganándome una mirada de su parte. Que no me hable, por favor. Y que deje de mirarme. Realmente lo único que quería era huir de ahí, pero debía terminar mi compra. Y aunque no quise, muy a mi pesar me acerqué a él, quedando a su lado para poder ponerme de puntillas y tomar una lata de atún. Le miré de reojo y pude notar esa mirada oscura en mí. Sentí mis piernas temblar y, joder. Yoongi, pareces un puto adolescente. Lo próximo realmente no me lo esperaba.
—¿Te conozco? —Inquirió, y, por el amor de dios, ¿por qué a mí? ¿Ya uno no puede hacer la compra tranquilamente sin que un tío bueno le pregunte algo? Bueno, aunque no era algo que pasase a menudo. Aun así, no quería dirigirle la palabra; le tenía... Respeto. Por no decir miedo.
Después de unos segundos, volví a mi posición anterior, y pude observar la misma sonrisa de la otra noche.
—No lo creo. —Musité, frunciendo el ceño antes de alejarme y seguir con mi compra. ¿No había tartamudeado? Choca esas cinco; ya era hora.

I'm a mess. [ Yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora