"El Horror de Kingmothz"
Parte 1:
1.
El auto de los padres de Jack avanzaba a una gran velocidad por la carretera Norte que conducía hacia Kingmothz, una pequeña ciudad rodeada por extensos bosques y altas colinas. El valle que rodeaba a la localidad yacía en un punto muy lejos de todo contacto con otras poblaciones, lo que delimitaba el transporte público y el turismo. Es más, no eran muchos los que llegaban hacia ese punto del valle y los que habían nacido allí nunca habían tenido la posibilidad de irse. Una hipótesis bastante extraña para una metrópolis demasiado alejada de la realidad urbana. No eran muchos los que iban hacia ese lugar con la intención de obtener algo y menos aún de necesitarlo. Es más, era muy probable que los padres de Jack hubiesen sabido de aquel lugar por algún folleto que hubiesen leído o por algo parecido. El mundo de a poco estaba surgiendo tras una larga línea de tiempo de poca comunicación y los avances tecnológicos ocurrían tan lentos como lo era la mentalidad de aquel tiempo. Era 1989.
-Es muy probable que necesites leer varios libros para cuando te toque la temporada de exámenes. Te dejaré dinero para que puedas mercar algunos en alguna librería. Si necesitas más dinero intenta buscar algún trabajo de medio tiempo que se te facilite, de lo contrario, es probable que tengas que pedir algunos prestados en el instituto- Le explicó su madre desde el asiento delantero de la citroneta.
-Veré si logro encontrar algún empleo- Dijo Jack desde el asiento trasero con no mucha satisfacción. Sus principios habían cambiado desde que salió de la secundaria al igual que su temperamento. Ya no era más el pequeño rapaz que alguna vez creció junto a sus padres en una centenaria casa de los suburbios de Nevada.
Desde el horizonte comenzó a aparecer Kingmothz mientras que los collados dejaban de tapar la plena vista del padre, quien intentaba mantener a su favor el manubrio que se descontrolaba debido a la presencia de fangosas rocas que poseía el camino. La localidad desde lejos parecía un gran espectáculo, múltiples luces descontrolaban la vista de cualquier conductor que se estuviese acercando a la ciudad, múltiples luces que parecían venir de ninguna parte. Mientras que, el zumbido de la ventisca que escurría desde los alrededores parecía tener la posibilidad de sacudir a la localidad completa. Pero Jack no le dio importancia. Estaba pensando en las cosas que debería hacer al llegar al edificio residencial donde se hospedaría durante un tiempo.
Finalmente la vieja citroneta logró llegar hasta la entrada del desconocido pueblo. Milenarias construcciones de madera opacaban los edificios más contemporáneos que se encontraban ubicados en la entrada del sitio. Era como si el tiempo no hubiese podido afectar a dichos cimientos. En cuanto a los pobladores, parecían ser personas tranquilas. La mayoría eran ancianos que habían permanecido allí desde hace mucho tiempo y que jamás habían logrado marcharse. Las peculiares características del lugar llamaban la completa atención de Jack, quien se mantenía contemplando Kingmothz desde la ventanilla del auto. La situación lo estaba fascinando. Sus ansias por descubrirse a sí mismo en un lugar completamente diferente ya comenzaban a entusiasmarle. Ya no podía esperar más. Lo único que deseaba era que la citroneta llegara rápidamente a su destino.
Tras unas cuantas cuadras, finalmente el viejo carro logró llegar a la avenida principal del pueblo. En ese punto las viviendas desaparecían y comenzaban los centros de comercio. Lugar de encuentro de todos los residentes de la zona. Desde lo lejos Jack presenció una antigua parroquia ubicada en una de las esquinas del centro. El auto lentamente se acercó a ella. Desde el cabo, donde yacía la cruceta, Jack pudo divisar una multitud de volatiles que parecían estar acechándolo. Eso lo colocó nervioso
