Era un día como cualquier otro, o al menos eso creía Katie Merlyn...
Realizó su rutina como normalmente lo haría; levantarse -con la tercera alarma-, tomó un baño, y se vistió con el conjunto que preparó la noche anterior; una blusa blanca de tirantes, una falda arriba de la rodilla azul marino y unos tenis del mismo color, colocó sus gafas en su rostro -previamente maquillado -, cepilló su largo y ondulado, cabello castaño, después de esto, se dio cuenta de que era tarde para la escuela, así que decidió pasar por algo en el camino, cepilló sus dientes y salió prácticamente corriendo de su apartamento.
Así como lo tenía planeado, compró un café y un pastelillo, sin embargo, justamente cuando salia de la cafetería -de nuevo corriendo-, un lamborghini se acercaba rápidamente; Katie no logró apartarse, pero afortunadamente, el auto logró detenerse a tiempo, simplemente empujándola levemente, haciendo que cayera al suelo; acto consecuente, tiro su desayuno improvisado. Obviamente enojada, comenzó a gritarle al conductor:
-¡¿Qué es lo que te pasa?!- le dijo sin reconocerlo al principio.
-¡Usted debería fijarse por donde camina!- al decir esto, el auto salio de ahí a toda velocidad.
Katie se llevó un mal sabor de boca, pero no sabía que acababa de conocer al amor de su vida...
