CAPITULO 2

64 6 1
                                    

-¿Son los de la foto no?.- pregunta Emilia.
-Sí, son ellos.- afirmo- Cuidado chicas, las vamos a estar vigilando.- ambas asienten mientras se arreglan la ropa y el cabello.
-Suerte.- les dice Alex mientras las abraza.
-Gracias.- responden las dos al unísono.
Las veo moverse provocativamente hacia la barra coqueteandoles a los cinco sujetos. Hablan con ellos por más de cuarenta minutos hasta que nos hacen una seña para que nos acerquemos.
-¿Son estos?.- pregunta el tipo que tiene sentada a Ana sobre sus piernas mirándonos como si fuésemos cucarachas. Ella asiente jugando con su cabello.
-Buenas noches señor...- habla Contreras preguntándole al tipo de tez morocha.
-Me dicen "El Chocolate"- sopla sobre la oreja de Ana. Sé perfectamente que la está poniendo a prueba. Quiere saber hasta donde es capaz de soportar ella su asquerosidad.
-Nosotros queremos trabajar para ustedes "El Macho" nos recomendó.- sigue dando su parlamento el inhábil Contreras.
-Nombres.- ladra Don Chocolate.
-Me dicen "El Laucha".- extiendo mi mano pero me sorprendo al ver que él me la escupe.
-Yo soy "El Corto" y este de aquí es el Hernesto.- Contreras lleva el asunto mejor que yo... no se lo puedo permitir.
-Bien. Empiezan por ahora sólo los necesito vigilando la entrada por si la policía aparece.

***
Vuelvo a mi reloj y compruebo que han pasado cuatro horas desde que nos dijeron que saliéramos a vigilar la entrada. Levanto la cabeza y observo que el chocolate y los demás vienen hacia nosotros. El chocolate junto con sus amigos se suben a un Chevrolet Sonyc al tiempo que mis amigos y yo nos subimos a un Grand Siena, el cual es conducido por Alex siguiendo al auto en el que va el otro grupo. Nos informaron que nos llevarían a la casa donde se encuentra El Comegusanos, ahí él nos daría las indicaciones.
Cuando llegamos nos ubican en distintas habitaciones para que durmamos ya que mañana seria un largo día según ellos. A pesar de que me sorprende tal amabilidad, no termino de fiarme de ellos po hoy.
Unos golpes en la puerta me sobresaltan. 7:30 am marca mi reloj de muñeca. A penas hemos dormido tres horas.
-Arriba muñequita, el desayuno nos espera en la cocina.- habla alguien con cierto tono de burla del otro lado de la puerta.
Me lavo la cara, los dientes y salgo topandome con quien parece ser el hombre que me despertó. Caminamos por un pasillo hasta la supuesta sala de estar donde se encuentran Ana, Alex y Contreras.
-Buenos días.- saludo bostezando.
-Buenos días.- responden al unísono.
-¿Y Emilia?.- dirigo mi mirada hacia Ana.
-Aún no se levanta, aparentemente.
Luego de pocos minutos vienen chicas vestidas como mozos sirviendo café mientras empiezan a llegar varios hombres que se sientan en la larga mesa. Detrás de ellos logro divisar a Emilia.

***
No puedo creer que existan personas dispuestas a pasar por esto para simplemente trabajar para seres repugnantes, asquerosos, despiadados, lo peor de lo peor como son los narcos. Existen trabajos más dignos que éste, eso claro está.
Un ruido me saca de mi ensoñación, doy media vuelta y veo a un perro caminando hacia la sombra de un árbol. Me acerco a él y lo acaricio. Cuando ya lo tengo bien manso saco un cordín de mi mochila para atarle el hocico y las patas, sin darle tiempo ni oportunidad a que escape o me muerda.
Lo acaricio por última vez antes de clavarle el cuchillo directamente al corazón para luego extirparle su masculinidad. Pienso que el animal sufre menos si lo mato antes de desmembrarlo. Es una lógica.
Esta mañana después de desayunar nos dejaron a solas con El Comegusanos, un hombre alto, corpulento y con un aspecto que no deja lugar a la duda con respecto a él. Si se lo observa a simple vista aparenta ser un hombre normal de clase media, ni empresario ni mendigo. Un perfil ideal. Pero yo me detuve en cada rasgo facial, en el brillo de su mirada, los movimientos de su boca y ojos, entre otros. Descubrí que tiene una mirada fija a los ojos del destinatario lo cual lo hace tener una firme postura. No tiene ningún tipo de tics. Es como si tuviese una pared blindada frente a su cara, es casi imposible descifrar su mirada, es completamente neutra.
Mientras El Comegusanos nos daba las instrucciones, nosotros tratábamos de fingir lo que más podíamos, no teníamos que parecer ni muy nerviosos ni bastante relajados para que no levantar sospechas. Él, en cambio, parecía relajado con su mirada penetrante acompañada de una sonrisa macabra.
-Ya saben que hacer.- fueron sus últimas palabras, dirigidas hacia nuestros vigilantes, nos había asignado dos a cada uno para vigilar nuestros movimientos.
Teníamos que pasar dos días en un bosque sin agua y sin comida; y ahí estaba el tema, las condiciones. Dos días a base de gusanos como alimento, y con el agua... nos la teníamos que ingeniar. Lo único que traíamos con nosotros era una mochila que contenía cuerdas, un cuchillo y un encendedor. Por último tendríamos que volver con seis miembros de cualquier tipo de animal. Mi reloj marcaba las 5:30 pm. y yo tenía el primer miembro recién. Me quedaban cuarenta horas para juntar los otros cinco.

______________________

Dedicado a @agusarianator19 mi gran apoyo. Gracias agus!!!
No olvides votar, comentar y recomendar si te gusta la historia.
Alex en medios visuales
Mi usuario es @julicapellino346
Gracias!!

InfiltradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora