Capitulo 4

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No podía creer que él estuviera aquí.
-puedo pasar- me preguntó aquel joven que me trajo al hospital, tenía los ojos color miel, era guapo pero tenía una extraña sensación de que yo lo conocía
-Claro pasa, antes que nada muchas gracias por a verme ayudado, estar en esa casa sola, sentí que iva a morir- dije con la mirada baja, ya que sentí un poco de pena que llevaba un día de conocerlo y me avía ayudado como si fuera algo para el.
-No tienes nada que agradecer en cerio, simplemente iva pasando y vi salir corriendo a varias chicas de esa casa abandonada, supuse que avían hecho algo así que entre, y cuando te vi y me pediste ayuda, no dude en cargarte y llevarte a mi coche para traerte aquí- comentó tomando mi mano, al hacerlo una electricidad recorrió todo mi brazo, porque tenía la extraña sensación de que lo conocía

-Disculpa que te lo diga pero... Tú y yo nos conocemos de algún lado?- trate de sonar los más tranquila que pude

- No, solo nos conocemos de vista, pero-- un sonido lo interrumpió era su celular - Disculpa pero me tengo que ir que te mejores Anna, ya sabes si necesitas algo no dudes en buscarme- dicho eso se levanto y me dio un beso en la frente.

Estaba otra vez sola y tenía unas ganas inmensas de ir al baño, trate de levantarme pero me era imposible me dolía todo mi cuerpo, por un momento pensé en quedarme en la cama, pero mis ganas me ganaban así que con la poco fuerza me levante, camine al baño entre e hice mis necesidades me dirijo al lavamanos y al verme en el espejo, me veo diferente, tengo ojeras, estoy más delgada, a este pasó que estoy, voy a desaparecer. Lo que más me sorprendió fue ver colgado aquel dije que avía encontrado en el sótano de mi casa.
Alguien toca la puerta del baño así que camino así ella pero al abrirla ahí estaba ella parada con su piel pálida, sus ojos verdes que reflejan la ira como si me odiara

- Porque no me ayudaste- su voz era áspera, era ronca, tan solo de irla me producía miedo, trate de cerrar la puerta del baño, pero ella me sostuvo del brazo, al instante sentí que me desmayaba

-Rose mi amor, puedes traer a tu hermana- dijo una voz suave, mire y era mi madre, pero quién era una esa niña?
- claro que si mami- se levanto aquella niña y se dirigió a una cuna, y al darme cuenta que la niña pequeña que dormía era yo. Yo tenía una hermana, pero que pasó con ella?

Sentía como que regresaba ala realidad, trate de moverme pero me era imposible tenía las manos atadas y una gran marca reposaba en mi  brazo el cual aquella chica me avía agarrado
Tenía demasiadas preguntas pero que podía hacer no me atrevía a preguntarle a mí mama sobre aquella niña.
De repente entró la misma enfermera que me avía atendido
- Como te siente Anna- dijo apuntando unas cosas en una tabla creo que es donde está toda la información del paciente
-Bien, pero porque estoy amarrada?-
- Lo siento Anna pero trataste de hacerte daño, y cuando entre te encontré desmayada y a siéndote daño tú misma, así que lo siento Anna pero te voy a sedar, tú mamá no tarda en venir- comentó inyectando un líquido en mi suero, de pronto empecé a sentir como todo se nublaba y se tornaba negro, había caído en los brazos de morfeo y no porque quisiera si no porque me avían sedado.

Ahí estaba yo llorando sin más, viendo como ataban mis muñecas y me lastimaban con cada caricia que me proporcionaba aquel hombre, su tacto me hacía sentir sucia, no quería que me tocara pero no podía hacer nada, de pronto una luz se encendió obligándome a cerrar los ojos. Tratando de acostumbrarlos a la luz los abrí lentamente y viendo esa escena
-No por favor no, paren yo no soy una bruja- gritaba aquella joven
- Jajaja- escupía ese hombre - claro que eres una bruja, no te acuerdas lo que le hiciste a mi hijo? Maldita perra- cada golpe que ella tenía ami me dolía, no podía seguir así,
-Paren por favor- grite sin más ya no podía, cada golpe dolía como los mil demonios.
Cerré los ojos ante la pesadilla.

Desperté bañada en sudor, y vi a mi mama sentada en el sillón de la habitación se miraba tan tranquila como si en verdad yo le preocupara, pero yo muy en mi interior sabía que no era así, ella no me quería, pero algo había pasado para que ella se comportara así con migo.

- Veo que despiertas, como te sientes Anna?- otra vez ese todo frío con migo, simplemente suspire.
- Bien Madre, solamente quiero irme a casa- su mirada estaba perdida en mis ojos
- Mama, te pasa algo?- trate de que sonara como que no me importaba, pero eso no era cierto, ella era mi todo
- Estoy cansada Anna eso es todo- su tono más frío no podía ser

Tan pronto como mi doctor firmó mi alta, nos fuimos a casa, estaba pensando en porque me pasaba todo esto amo, quien era esa niña que mi madre llamaba Rose, pero la pregunta que más retumbaba en mi cabeza eran sobre mis ojos los ojos, no pueden cambiar de color o si?

Al llegar ami casa me sorprendí de ver que un hombre estaba parado en la puerta de mi casa sin más era el, el hombre de mis pesadillas.

No La MiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora