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Era plena época medieval, el sol asomaba por la pequeña montaña del este y la neblina aún no abandonaba el pequeño pueblo tras las montañas, las personas ya comenzaban a crear bullicio. Tome mi frondoso abrigo de pieles y me dispuse a abandonar, otro día más, mi hogar en madrugada, porque así debía ser. Debía atender mi pequeño taller de costura, solo se basaba en un pequeño espacio encerrado y un tanto decorado, nada elegante mas aun así destellaba clase. Pero el pueblo aun no poseía la cultura suficiente como para valorar mi trabajo, no obstante con lo que obtenía de ganancias me alcanzaba para subsistir diario. Usualmente los clientes husmeaban las prendas y mi figura antes de retirarse, supongo que para ellos era algo innovador, fuera de estas tierras. Mi familia provenía de grandes Aldeas pero a finales del siglo pasado decidieron por asentarse en este pueblito entre las montañas y alejado de toda urbanización, claramente las prendas bien confeccionadas aun no estaban entre sus necesidades.

» Príncipe de seda - HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora