Silencio.

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No sabía si sería buena idea o no decirle, no quería que estuviera mal pero tampoco podía dejarlo sin saber nada.
Por lo que cuando al fin le dije los motivos de su ingreso, sentí de repente el silencio a mi alrededor.
Eso me hizo desesperar de una manera poco agradable, incluso seguía conteniendo las lagrimas que tanto quería dejar escapar pero no delante de él. 
 Solo mantuve su mano entre las propias sorbiendo por la nariz a la espera de alguna señal, algo. 

-Hmm...¿quieres agua...?

Susurre aquello con la voz algo temblorosa, estaba en blanco y es que seguía teniendo la presencia del resto de personas en la habitación.

-Estoy bien. 

Solo soltó aquello, nada mas.
No se que me hacía sentir peor, que no me mirara o que no pudiera remediar nada.
Asentí simplemente, apretando su mano para después soltarla y salir de la habitación sin mirar a nadie, debía hablar con mama y quizá el abuelo necesitaba unos minutos.

Me mordí el labio un segundo queriendo quitar un pellejo imaginario mientras mantenía el móvil en mis manos temblorosas, mi espalda encontró consuelo en la pared.
No debía pensarlo demasiado, debían saber.

-Papa...

Tenía todos los sentimientos a flor de piel, al igual que tampoco sabía como quería que reaccionara, hacía bastante tiempo que perdí cualquier esperanza de algún cambio.
Ellos siempre serían ellos, solo ellos y nadie mas.

-Lo van a ingresar, dicen que no esta bien.

-Cuídale.

Ja, quería reír, quería hacer muchas cosas pues una vez mas, demostraba lo poco que le importaba.
Pero no tenía ganas de discutir, ni mucho menos perder el tiempo de esta manera.

-Vale.

Y eso fue todo, en mi mente se nublo quien corto la llamada primero pero aun no me sentía con fuerza del todo para entrar.
Di varías bocanadas de aire, esperando que entrara un aire que parecía no existir.

Mi móvil fue a parar en unos de mis bolsillos de la sudadera, y así tener las manos libres, las necesitaba.
Lleve estás por instinto a mi rostro en la zona de la boca para ahuecar y así poder hacer como si fuera una bolsa de papel, expire e inspire.

No sabía cuanto había estado haciendo aquello pero no debió de ser mucho, al menos todo parecía en su sitio y nadie me había visto.
Me habrían ingresado a mi también pero por loca.

Me cerciore antes de entrar que estuviera entera o al menos la parte que tiraba de mi la mayoría del tiempo.

Esta vez no salude al entrar, mi aspecto debía de ser de puta pena pero, ¿importaba realmente?
Era un hospital, no se veía para una pasarela.

Senté mi  trasero en la silla al lado de la cama de mi abuelo, un suspiro profundo que salió desde lo mas hondo se me escapo.
 Le eche una mirada a mi abuelo, encontrándome con su mirada, volvió a sonreírme como si nada y solo asintió.

Todo estaría bien, o al menos eso quería pensar que me estaba transmitiendo.
Debía pensarlo también, debía ser fuerte y no por mi, si  no por él.
Era mi ángel.

Mi cabeza giro al televisor que por supuesto no había nada importante, solo noticias aunque no tenía la cabeza para nada mas. 
Seguir pensando claramente no era la idea mas inteligente pero que podía hacer en un lugar en el que lo único interesante, era esa maldita televisión.
Me había olvidado de traerme algún libro con las prisas.

Todo había sucedido tan rápido que dio hasta miedo.
Por un segundo, mi mundo se apago al completo al verle tirado en el suelo de la habitación.

Un escalofrió me recorrió ante el recuerdo, lo aparte a un lado, era lo mejor.
Ahora, estaba bien.


Debía de haber estado muy cansada o simplemente me habían noqueado de un golpe, ojala fuera lo segundo, por que al menos sentiría algo.
 Parpadee unas cuantas veces para volver a acostumbrarme a la sensación de la luz aunque viendo que no era tan brillante, no debía ser tan pronto.

Algo mas capto mi mirada, sobresaltada me recoloque en el asiento, sosteniendo la respiración por unos segundos.
Deje escapar esta de manera lenta, no sabiendo si meterle una patada.

Aprovechar que aquel chico estuviera de cuclillas ante mi era una buena idea, al menos en mi cabeza.

-¿Se puede saber que haces..?

Susurro pues me había percatado tras una mirada que mi abuelo estaba dormido en la cama, no quería romper aquella tranquilidad.

-Te dejaron comida.

Quise rodar los ojos ante la obviedad, o al menos yo sabía que dejaban comida siempre a la persona que se quedaba con el ingresado.
Quizá solo había estado demasiadas veces aquí.

-Si, gracias pero eso no explica por que estás en esa posición, delante de mi.

-Se te cae la baba, eres un poco descuidada para dormir.

¿Había escuchado bien? 
Si, parecía que había escuchado bien y mis ganas de darle una patada habían aumentado por extraño que parezca.
Mala suerte por que el asesinato fuera ilegal.

-No entiendo que te quejes cuando se me cae a mi, solo no mires.

Esta vez si que rodee los ojos hacía las cuencas, era inevitable, en mi cabeza aun rondaba la idea de un pequeño "empujoncito". 
Sobre todo al ver como en su bonito rostro, se refleja una sonrisa.

Quería saber que era tan divertido también.

-Vaya, tienes garras.

-No solo garras.

-¿No? ¿Qué mas? ¿Me lo dices o... me lo enseñas?

Esperaba que aquello último no tirara por donde estaba pensando pero no pude evitar sentir una sacudida en mi estómago por ello.
Mi mente sucia siempre me jugaba estas pasadas, que cerda era.

-No te quedes ahí, no es tu lado de la habitación.

Lo primero que se me paso fue irme, así que me agarre a esa idea con el pensamiento de necesitar aire pero había sentido la pequeña tensión.
Solo estaba atontada por haberme quedado dormida.

Seguro, totalmente seguro.

-¿No vas a cenar entonces?

No quise responder y solo moví la mano en el aire mientras caminaba hacía la puerta.
Estar sola me iría bien pero sabia de sobra que no tendría silencio donde mas quería.

Allí, siempre era ruidoso y lleno de pensamientos que lo mas seguro es que asustaran a alguien o al menos, le pillaría de espanto. 

Abrázame suavementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora