Noche de relampagos

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El aire fresco, frío mas bien, azotaba mi cabello castaño en mi rostro, la velocidad de mi padre era rápida mientras manejaba por la autopista de camino a nuestro hogar.
La cena con la familia de mi madre había terminado demasiado tarde en realidad, eran las 2 de la madrugada y estaba a punto de llover, no es que no me gustara la lluvia, si no mas bien no me agradaba la idea de viajar a estas horas, bajo una tormenta.

El camino se reducía mientras salíamos de la autopista, los rayos aparecieron iluminando el cielo, era tan bello, poder observar como el cielo oscuro se iluminada por unos segundos, enmarcando las montañas a la distancia. Era hermoso, pronto pude sentir las gotas de agua que comenzaban a caer en mi rostro hasta que estas se hicieron mucho más presentes y continuas, estaba lloviendo realmente fuerte, tube que cerrar mi ventana y despedirme de el aire fresco.
Mi padre redujo la velocidad un poco, la lluvia azotaba fuerte, no dejaba ver bien el camino y los parabrisas se movían de un lado a otro con rapidez.

Todo estaba bien, mi padre manejaba atento en el camino mientras mi madre a su lado hacía lo mismo, en la parte de atrás viajábamos mi hermano menor, Ferbus nuestro perro y yo.

Le rogué a papá que disminuyera la velocidad de la camioneta, tenia un mal presentimiento.

El camino casi desierto se vio iluminado de pronto por luces que dañaron a mis ojos, supongo que de carros. Un camión que venia en sentido contrario a nosotros cambió sus luces bajad a altas justo antes de pasar a nuestro lado, eso causo que mis ojos se achicarán y me dejaran siega por un instante, y al parecer no solo a mi.

-No, Marck ¡CUIDADO!

El grito de mi madre fue lo ultimo que escuché.
Y BAM.
Un golpe, una sacudida tan fuerte que mi cabeza rebotó contra el sillón del piloto, donde iba mi padre, un sonido tan fuerte que mis oídos ardieron. Todo en cuestión de segundos. Y luego... Luego nada, luego oscuridad

MaximeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora