"La desgracia raramente viene sola".- John Dryden, poeta, dramaturgo y crítico inglés
Mañana del Martes 6 de Julio del año 2027,
en algún lugar del centro de Buenos Aires, Argentina.
Se escuchaban gritos. Una gran cantidad de gritos, cantos y ruidos. Marcus, un jóven estadounidense de 24 años que, por estudios, vivía en Argentina, descorrió la cortina y asomó su cabeza por la ventana del salón, a más de 5 metros de altura desde el suelo, en su piso.
Eran, fácilmente, más de cien almas en plena calle. El tráfico mañanero estaba completamente estancado. Bocinazos, gritos, canciones, ruidos, protestas, todo, no hacía más que alterar a la gente.
-<<Genial, es el tercer movimiento de "Agitadores públicos" en este mes...>>- Se dijo a sí mismo.
Marcus distinguió a un anciano que lideraba a la multitud. Le era familiar, pero no recordaba el porqué. Vestía formalmente, de cabello canoso y, de seguro, si no fuera por la distancia, tenía
un rostro afilado y dañado por el pasar de los años. O eso pensaba Marcus.Llevaba en una mano un megáfono, y en la otra una pancarta, de contenido indescifrable. Pensó que, quizás, llevaba la imágen de un Cristo crucificado. No era una idea estúpida, de todos modos, ya que desde un principio pensó que eran los locos de algún grupo religioso.
Se hizo un silencio, y el anciano aprovechó la oportunidad. Con el megáfono gritó:
-¡Agnus Dei es el castigo que nos mandó Dios por nuestros pecados!
La multitud comenzó a cantar al unísono, pero los bocinazos y gritos de los espectadores, desesperados y encerrados, hacían imposible comprender qué decían. Se distinguió el ruido de sirenas policíacas. Cada vez eran más, y se acercaban rápidamente, y el ruido y los cantos se apagaron. En segundos, Marcus vió cómo la calle era completamente rodeada por la policía.
Se alejó de la ventana para retirarse hacia el salón. No quería ver cómo terminaría ésto, pero lo sabía. Una represión bastante violenta. Gente corriendo desesperada, ya sean los "Agitadores públicos" o simples espectadores. Muchos no dormirán hoy en sus hogares. Sin embargo, era necesario callarlos, aunque no con tal violencia. Con lo de Astaroth (Según ellos, su nombre es Agnus Dei, que significa "Cordero de Dios"), la gente no estaba psicológicamente bien. Temían por sus vidas y la de su familia, amigos y conocidos. Temían que se produjiese un impacto, que la vida en la Tierra se vuelva imposible, que serían reubicados por el resto de sus vidas en las colonias de Marte, y no volverían a pisar su tierra.
Encendió el televisor del salón:
-"...Y ahora vamos con Mike, que se encuentra en La Habana, Cuba, donde se produjo un violento incidente que está poniendo en una cuerda floja el gobierno cubano. Un grupo extremista desconocido provocó la destrucción de varios edificios gubernamentales, y el asesinato de 13 importantes diputados que fueron hallados en..."
Cambió de canal. Cuba había caído ya en la anarquía. No era el único país al que le sucedió esto. <<Ya son 4 los que caen...>>- Se dijo Marcus.
-"....Más datos sobre los violentos incidentes ocurridos en Brazzaville, Congo, en la que han muerto más de 250 personas. El grupo para-militar que responde por "Kongamato" ha...."
Bueno, ahora eran 5 los que cayeron en el caos. Otro canal:
-"...Suicidio masivo que ha ocurrido en Pekín, China. Más de 400 civiles han subido a los edificios del centro financiero de la ciudad, y se han lanzado al vacío. Las autoridades de todas las naciones llaman a mantener la calma. Es el quinto caso que ocurre en el país asiático. Incluyendo este incidente, han ocurrido más de 300 casos de suicidios masivos en distintos países como en..."
<<Están todos locos por el asteroide.>>- Concluyó antes de cambiar de canal:
-"...Y, ¿Qué estarán haciendo los trabajadores de la NASA y aquellos que pueden impedir el impacto y solucionar esto? Han hecho sus maletas y han tomado el primer vuelo hacia las colonias marcianas...."
- ¡Iros a la mierda!- Dijo antes de lanzar el mando hacia el televisor, pero el mando siguió su camino e impactó en la pared del salón. Fue tal la fuerza con que lanzó el objeto, que quedó una abolladura tanto en el mando como en la pared.
Apagó la TV manualmente. La desconectó, volvió a sentarse en el sofá. Reinaba el silencio en su hogar. Un silencio que sólo era interrumpido por el canto de las aves. Por las bocinas del tráfico de un lunes cualquiera. Por los ladridos del perro del vecino del piso superior. Pestañeó una vez. Luego otra, y así hasta que los párpados le pesaban.
Soñó con las colonias de Marte, y él era un colonizador. Soñó con el desierto eterno del planeta rojo, pedregoso y de arena de tonos amarillentos y rojizos. Él lo contemplaba a través de un traje de sustento vital para el medio externo. Soñó con que veía una tormenta de arena asomarse por las montañas hacia él.
Soñó con que no podía escapar de la tormenta. Las rocas, el viento, la arena, todo lo mataría. Pero, en plena tormenta, oyó algo extraño. Algo similar a....las sirenas de la policía....
...Espera, ¿Sirenas de policía?...
Se levantó bruscamente del sofá, aún bajo los efectos de la somnolencia. El ruido se aproximaba cada vez más hacia su edificio. Se asustó, tuvo miedo de que algo estuviese ocurriendo mientras estaba dormido. Faltaban diez minutos para las 7 de la tarde.
Salió de su piso, cerró con llave la puerta, y bajó para ver qué pasaba.
No tenía necesidad de haber bajado. Todo ocurrió, rápida, repetitiva y silenciosamente, en el piso de su vecina. La policía había establecido un cerco de seguridad. Una docena de ambulancias llegaron segundos después de que bajase. Gente que subía con camillas vacías, y volvían a bajar cargando un cuerpo cubierto por una lona plástica azul.
<<Mierda....>>- Dijo al ver el primer cuerpo.
Una, dos, tres.... así hasta que él pudo contar más de 20 cuerpos.
Un agente de policía se le acercó, y preguntó sobre Bianca, la jóven universitaria de 23 años que vivía al frente. No tenía claro qué había pasado, ni siquiera si esto era un sueño.
<<¿Cómo...Cómo pudo hacer esto?...¿Cómo pudo ella hacer un suicidio colectivo si...?>>
Se le vino a la mente el recuerdo de su vecina. Una chica guapa, morena, y de pelo castaño, que era, para él, del tipo de personas que sólo nacen para contagiar de su felicidad a quienes se le acercaban, y propagarla por todo el mundo.
<<Parecía tan feliz...>>
Al volver a su piso, no encendió, pese a la oscuridad, las luces. Fué directamente hacia su cuarto, y se recostó en su cama. Estaba derrumbado. Él invitaba cada sábado a Bianca para cenar juntos...
Sólo encendió la luz un instante para contemplar una fotografía que tenía colgada en su cuarto. En ella aparecía él y su hermano, celebrando sus 18 años recién cumplidos. Ahora, su hermano era un importante investigador de la NASA, y él, un simple estudiante de paleontología.
<<Hermano, confío en que puedes hacerlo. Tú puedes solucionar este problema, Aster...>>
Fué lo último que pensó antes de quedarse dormido.
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Sólo otra historia sobre el futuro - [Título sujeto a cambios][Incompleta]
Science Fiction"Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales. " Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio. "El gato no nos acaricia, se acaricia contra nosotros." Conde de Rivarol (1753-1801) Escritor francés. "Cr...