❝ 𝐖𝐈𝐋𝐃 ❞

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Dos niños corrían hacia un viejo y grueso árbol con ramas torcidas, rápidamente escalaron y comenzaron a reír mientras jugaban colgándose de las ramas, saltando de allá para acá.

—¡Mira Cass! ¡Soy un león! ¡Raaaawr! —rugió el rubio mientras hacía gestos con sus manos mientras su compañero se reía de la mala imitación del chico.

—¡Más bien pareces un gatito, Nath! —dijo picándole la mejilla mientras balanceaba sus piernas, el rubio se sonrojo y protesto.

—Un gatito bastante salvaje —el rubio infló el pecho con orgullo .

—Pero sigues siendo bastante tierno...— achino los ojos divertido mientras veía al rubio hacer un puchero.

—Ya es hora de irnos... —dijo el rubio mientras inflaba sus mejillas mientras miraba el sol escondiéndose entre las montañas dejando ver el paisaje de un color naranjo con un poco de tonos amarillos, el azabache se bajó de un salto y fue seguido por su compañero.

Ambos corrieron hacia sus bicicletas y las levantaron del suelo, comenzaron a caminar lentamente por el verde sendero disfrutando de su momento a solas, riendo y jugando de forma inocente, cuando salieron del sendero montaron sus bicis y comenzaron a pedalear hasta su destino.

Se bajaron unos metros antes de la casa del rubio, comenzaron a caminar hacia la entrada.

—¡Bien Nath, nos vemos mañana! —se despidió con una dulce sonrisa que fue devuelta por él rubio con un tenue sonrojo; el azabache comenzó a alejarse con su bicicleta a un lado de él.

Nathaniel subió rápidamente el pórtico y abrió la puerta, subió velozmente las escaleras y abrió las limpias puertas de cristal que daban al gran y único balcón de su hogar, llegó al borde y observo desde ese lugar al azabache que miraba en su dirección con una pequeña y dulce sonrisa mientras una ráfaga de viento pasaba moviendo su semi larga cabellera negra, el rubio le hizo un gesto de despedida con su mano junto a un leve sonrojo, el gesto fue devolvió por él mientras cruzaba la calle y se adentraba en su hogar.






Al amanecer del otro día el azabache paso a buscar a su amigo como de costumbre, se saludaron con una sonrisa y rápidamente tomaron sus bicis y comenzaron a pedalear.

—¿Donde vamos Cass? —pregunto curioso mientras desviaba por unos momentos la vista del camino para dirigirla hacia el azabache que tenía su vista fija en el camino con una enorme sonrisa, lo miro de reojo.

—Es una sorpresa —canturreo con tono burlón sintiendo como su amigo protestaba por la curiosidad.

Luego de unos minutos llegaron a su destino, cerca de la orilla de la playa, había muchos barcos sostenidos por grandes palos de madera, escombros y mucho para jugar.

Los ojos del rubio brillaron fascinados, el azabache lo miró satisfecho con una sonrisa pequeña.

—¡Wow me encanta este lugar! —le dijo mirándolo con la emoción brotando de sus poros— ¡Vamos Cass, vamos a jugar! —le tomo la muñeca y lo arrastró.

—¡Woah! ¡Despacio Nath! —le dijo entre risas mientras comenzaba a perseguir al rubio que le había soltado la muñeca para adelantarse.

Luego de un rato jugando entre los escombros, comenzaron a caminar lentamente disfrutando del paisaje deleitando sus oídos con el suave sonido de las olas y gaviotas que volaban por ahí, Castiel pasó un brazo por los hombros del rubio acercándose a él.






The Yellow Neighbourhood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora