09

640 44 0
                                    

"Sí que va a echar a volar" pensó Kuiper cuando vio a Sean. Llevaba aquellas horrorosas alas de color amarillo fluorescente que podrían dejar ciego a cualquiera.

"Echará a volar dirección al otro mundo"

Ya se había acostumbrado a todo lo extraño que reinaba por la mansión. Y no se refería solo a burdas imitaciones de alas y los extraños experimentos de Charles con Raven. No sería la primera vez que veía a Charles intentando ayudar a alguien con sus poderes sin ser consciente de que podría acabar malherido por ello.

Había visto a Erik obligándole a disparar desde la puerta de la mansión. Ella en total tensión, desconfiada hasta la médula de que aquello fuese a salir bien. Sin embargo, se mantuvo a la expectativa porque el gran controlador de metales le había dicho ya en una ocasión que ella era una inútil con sus poderes. Quiso saber si él era mejor con los suyos.

Luego, las extrañas carreras de Hank que no solo consistían en alcanzar al telépata, sino además adelantarle una segunda ocasión. Más tarde vio como Erik se colaba en la habitación de Raven, empezó a debatir en si estaba bien escuchar la conversación cuando él empezó a darle aquella charla sobre sus inseguridades.

Ese día empezó a escuchar a Erik y dejó de odiarlo por aquel encontronazo en el bosque.

-¡No funcionará! -chilló ella desde el jardín. Aquel hombre de ojos azules solo le sonrió y antes de poder decir nada más, Sean se encaramó a la ventana.

Se habría dado de bruces contra el suelo, si no fuese porque ella le sostuvo. No se partió la nariz de milagro. Pero ella tampoco había acabado de entender cómo lo había echo. Sus ahora fantásticos poderes iban cada vez en aumento.

-¡Funcionó! -chilló él desde el aire-. ¡Santa mierda! ¡Chúpate esa!

Kuiper negó para sí. Bajándole lentamente de la pequeña ráfaga de aire que había creado para sostenerlo.

-Lo siento mucho, amigo.

Y es que desde aquel día con Charles había aprendido que no todos estaban en su contra. Poco a poco, sobre todo cuando ambos jugaban a luchar en sus mentes, sentía que sus muros se derrumbaban cada día. O, al menos, se hacían más finos.

Incluso así, no estaba preparada.

Aún recordaba a su familia y todo lo que había prometido hacer desde aquella noche. El miedo tampoco se esfumaba todavía, veía algo en Charles. Algo tenía aquella mirada de azul claro, algo que no podía evitar mirar y sentir. Como si la estuviese absorbiendo cada vez que la miraba. No lo entendía, pasaban los días esperando no entenderlo nunca. No quería que aquello que habían construido -todos los mutantes y ella- acabara mal de alguna forma. Y eso era lo que aseguraba la mirada de Charles, destrucción.

Aquella tarde, después del intento fallido de Sean de echar a volar, ambos se quedaron solos en el jardín trasero, cerca de donde comenzaba la hierba alta. La luz se filtraba por el verde espeso que crecía en lo alto de las secuoyas. El rostro constantemente relajado de Charles, se había vuelto algo más serio. Kuiper supuso que era debido al cambio de tonalidad.

-Me preocupa Raven -dijo él con tono sereno.

Ambos se sentaron a la sombra de un árbol. Ella podía sentir la colonia al lado suyo. Su esencia era fuerte y dulce pero se obligó a abrir bien los ojos y mirar hacia adelante. Sus palabras la habían despertado. Y es que aunque no confiase en nadie, a veces era superior su deseo de ayudar. Siempre que la persona lo mereciese.

-¿Es por Erik? -dijo ella.

-Es exactamente por Erik.

-Oh... tú también lo has notado -dijo más para sí misma-. Ella está extraña. El otro día le escuché diciendo cosas del tipo soy tu salvador de la sociedad. Hablaba como si fuera la única que necesitara ser salvada.

KUIPER •Charles Xavier•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora