Capitulo tres.

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El dolor que atentaba contra mi cuerpo en forma de sed parecía no querer detenerse, solo aumentaba a cada segundo. Seguía estando sola, pero no sentía miedo, ni enojo. Lo único que podía permitirme sentir era el dolor más grande. Necesitaba algo, lo necesitaba con todas las fuerzas de mi corazón, el problema era que no sabía qué era lo que necesitaba, lo único que conocía era que sea lo que sea, nunca lo tendría, no aquí atrapada.

Nunca lo conseguiría.

Rosa negra. #NSAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora