La vida ya no es igual. Pasó la gloriosa época de Eragon y Saphira, se olvidó su importancia y todos piensan que los jinetes de dragón se han ido para siempre.
Realmente no se han extinto -eso pensaba Aliné- solo han perdido la esperanza, no la perdieron ante Galbatorix, pero ahora, ¿de qué serviría la magia o un dragón y su jinete ante una bomba nuclear? Aunque... al mismo tiempo siento que es ridículo, yo tengo ganas de luchar, de componer Alagaësia.
Aliné estaba sentada reflexionando y veía a la gente pasar tras su ventana, era una muchacha de 15 años, tenía el pelo largo, los ojos castaños y unas espesas cejas.
Aliné dejó sus reflexiones interrumpidas por la vieja radio de su abuelo.
-Otro asesinato.
Su abuelo lo había dicho de tal manera que, cuando sus ojos azules la miraron, sintió la pena de su abuelo más poderosa a lo acostumbrado.
-No sé qué decirte.
-Ya déjalo mi niña.
Después de unos minutos, el abuelo por el que fue criada Aliné, se quedó dormido. Entonces ella lo observó: aunque era viejo, se conservaba musculos, tenía algunos cabellos negros, era alto y en su juventud, estaba segura de que fue muy guapo.
Recordó a sus padres, los cuales nunca le habían prestado atención, de hecho, no la querían y para colmo, habían fallecido hace un año.
De nuevo, miró a su abuelo, se sentía alegre, siempre se sentiría agradecida con él.
Tenía que hacer la tarea, empezó por matemáticas que era su favorita, la que más se le facilitaba. Cuando acabó, preparó la cena para ella y su abuelo, ensalada de patatas.
-¡Despierta! ¡Despierta!
-¿Acaso son patatas?
-¡Tus favoritas!
Aliné deseaba que su abuelo olvidara todo lo que pasaba por un momento y pudiera disfrutar de una deliciosa cena.
Se sentaron y Aliné se metió el primer bocado, la primera patata era cremosa y grasosita.
-Necesito hablar cariño.
-¿Sobre?-Dijo Aliné con la boca llena.
-Primero pasa el bocado y respira.
Aliné hizo lo que su abuelo le pedía.
-Mira, cada vez Carvahall va de mal en peor, yo nunca me permitiría que te llegará a pasar algo, eres mi tesoro.
Parecía que estaba a punto de llorar, se quería tragar sus palabras.
-Aún no lo entiendo...
Se sentía muy nerviosa, como si todo el calor de su cuerpo se hubiera ido a otra parte.
-Te irás a Dras-Leona, es el único lugar en toda Alagaësia que no ha querido pelear, por lo tanto sus soldados son solo para defender, no tengas miedo ya no es como antes, eliminaron esa terrible cultura, cree; es hermoso allá, yo no puedo ir contigo estoy delicado del corazón y lo más probable es que no soporte el viaje gracias a la altura del lugar, sería demasiado presión para mi corazón.
-¿Por qué no buscar a un mago?
-¿Dónde?
Parecía que se reiría en cualquier momento.
-Tú sabes que nadie haría un acto por caridad en este siglo, no tengo dinero para pagarle a uno.
Aliné estaba muy triste, pero habló.
-Está bien, yo sé que tú solo quieres lo mejor para mí, pero si algo te puedo prometer, es que cuando sea suficientemente grande, volveré por ti.
Lo dijo con decisión, ilusión y esperanza.
-Es mejor que disfrutemos de esta cena que has preparado, quiero ser feliz contigo esta última noche, por cierto, que es lo más rico que has cocinado.
-Siempre me dices lo mismo- Aliné rió.
Los dos estaban felices, sonrientes. Disfrutado cada instante de la noche.
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Resurrección
FanfictionAliné una persona normal, que creció con el único amor de su abuelo, se ve alejada de todo lo que conoce para aventurarse en Dras-Leona y conocer a un extraño muchacho llamado Deviges. Este fan-fiction está inspirado en la famosa saga de Christopher...