Demasiado de poquito

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Soy una chica que tiene poco, pero da mucho. Era hora de pensar, me puse los auriculares, con música pacífica mientras me preparaba una calentita taza de té con manzanilla para la calma, me senté al lado de la estufa en mi reposera preferida y comencé: "no tengo toda la confianza, pero sí la doy, y en su totalidad; no tengo todo el amor, pero sí lo doy, y a quién se lo merece aún más; no tengo todas las casas, pero sí puedo dar un hogar, un gran y bonito hogar en mí; no tengo las rosas más bonitas, pero sí las puedo dar, sus pétalos bailarán y brillarán; no tengo la felicidad, pero sí la puedo dar, y no la puedes tirar".
La taza de té se enfrió muy fácilmente, el frío entra deprisa por la chimenea y el fuego se apaga con apuro, el frío entra por mi cuerpo y enfría mi alma. Me encontraba acalorada gracias a mi pequeña taza de té, mi débil llama y mi encendida alma, cuando de repente un gran frío nos invade y rápidamente todo cambia. Pasamos del rojo vivo al azul apagado. Noté el contraste. Tan poco tener, dedicar tanto y en un parpadeo todo cambia, simple ¿no?
Sentí ese frío. Me identifiqué, así me encontraba yo, fría, vacía, creyendo que todo al rededor era de ese color azul. Tan felíz que era y quedé con tan poco de eso... Pero aún seguí dando lo mejor de mí. Nunca fui rica y aún así lo brindé todo de mí. Lo peor es que brindé tanto de un tiempo que no tenía y no lo valoraron, en un segundo una persona que hace sentir las más bonitas sensaciones te puede hacer sentir las peores del mundo. Di todo de mí, a todos y todas, a todo, y hasta a nada ni a nadie. Y muy fácilmente me quebraron, me inyectaron el frío en el alma con tan sólo un suspiro. Esa llama en mí desapareció.
Todo eso que das día a día, no se lo des todo a una persona, repártelo, verás cuántos y qué hermosos jardines hay. Retira ya ese frío, no soy quién para decirlo pero hazlo, mira cuán hermoso es el invierno con esa niebla que no permite ver, y ese frío que te envuelve, pero es solitario. Y el amor es así, es hermoso y las palabras no te permiten ver, pero no seas así de ciegx, no tropieces en esa soledad, ese frío que te envuelve es seco, y no hay qué ni quién que te proteja de él, sólo tú, y si ves que no resulta, salta a otro jardín primaveral, verás florecer las rosas más bonitas, y el amor, como tan bello festival de Viena.

El mundo y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora