DOS BANDOS

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Estaba decidida a seguir. A pesar de que todavía no sabía andar sin tropezarme, de darme golpes tontos ni de sacar un cinco en el parchís.
Soy la oveja negra de un equipo, la que, intentando hacer reír mete la pata, a veces hasta el fondo.
No soy como las demás. Pero tampoco me gustaría serlo.
No sé llevar tacones, y me da pereza arreglarme para salir.
Soy de las que se conforman con cosas demasiado simples, lo que es una «mierda» para otros, es un mundo para mí.
Soy la chica«revolucionaria» como alguno dice sin saber nada de mi mundo.
Soy la de las frases filosóficas, la que se cree psicóloga dando consejos, y a pesar de todo esto, para mí,no queda nada.
El mundo ahora se clasifica en dos bandos. Y precisamente,yo no estoy en el bueno.
Me salgo del molde, y como esta sociedad se basa en la crítica para verse crecida, me bautizan como la rara.
No soy tímida. Ni débil. Es todo fachada.
Y los que de verdad me conocen, saben que digo la verdad.
No me muestro tal y como soy a la primera de cambio, la vida me ha enseñado que hay que investigar si el terreno es bueno antes de cultivar.
Odio que hablen sin saber. Que inventen. Que excluyan.
Y me da asco el mundo. Demasiado.
Hipócritas, entrometidos.
Defienden. ¿Qué defienden? ¿La exclusión?¿El racismo?¿La superioridad del hombre?
Exacto. Esconden odio tras unas falsas bases ideológicas mediante las cuales exculpan sus actos xenófobos.
Luchan. Luchan por todos. Pero querido amigo, no hace falta que luches por mí, me sé cuidar sola.
Nos tratan de inferiores ,de «perros flauta». Y no saben lo equivocados que están.
Siento decirlo pero me dan pena.
Así que adelante, sigue con tu ley, con tus criterios de calificación.
Yo también seguiré a mi aire. Como siempre.
Al menos soy libre.
Y no hay ninguna cuerda que me ate.

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