—Señorita Goldman, me escuchó.
¿Qué?
—Disculpe.
—Quiere que le repita la pregunta por segunda vez. —habló la maestra.
—Si, por favor
—¿Quién violó el Tratado de Versalles de 1919 que establecía las condiciones de la paz tras la Primera Guerra Mundial? —fácil, ese fue Hitler. Lo sé por mi padre, quién siempre decía que teníamos que saber nuestro pasado en base real.
—Hitler.
—Muy bien, señorita Goldman; solo este más atenta a la clase, si es que no quiere ir a detención.
—Sí, maestra...
La docente volvió a explicar la clase y esta vez sí estaba poniendo atención hasta que...
—Otra respuesta bien respondida y sin prestar atención, muy bien Goldman.
—¿Qué quieres, Horan?
—¿Qué?, no puedo felicitar a una amiga.
—Desde cuando nosotros somos amigos... cierto, jamás. —respondí cortante.
El timbre se hizo presente en todo el colegio. Recogí mis pertenencias menos mi libro de notas, que Horan tenía en las manos.
—No te enseñaron a no agarrar algo que no es tuyo.
—Apuesto a que mi nombre está escrito junto con el tuyo dentro de un corazoncito. —hablo Horan.
—Ya quisieras. —suspiro. —puedes devolverme mi libro. —lo mire.
—Solo quiero encontrar mi nombre, y te lo devuelvo.
—Tengo notas más importantes que apuntar; que escribir tu nombre, Horan.
—Si, si, si... seguro lo tienes en otro cuaderno.
Cuando quite la vista de Horan me di cuenta de que éramos los únicos en el salón. Él también dio una vista al salón y aproveche para quitarle mi libro.
—Debo irme. —dije guardando mi libro y colocándome la mochila.
—Puedo llevarte, si quieres. — se ofreció.
—No, gracias. Vienen por mí.
—¿Quién? ¿Tu padre? —se burló.
—No, mi novio. —rápidamente salí del salón pero fue en vano ya que Horan me agarro del brazo y me hizo volver al salón pero esta vez aseguro la puerta. —¿Que te ocurre?
—¿Cómo que novio?, tú no puedes tener novio. —respondió tan seguro. —Mientes, tú no tienes ningún novio.
Tiene toda la razón, no tengo novio; quien me vino a recoger, es mi primo. Pero Horan no lo conoce.
—¿Me estas llamando mentirosa? —contraataque.
—Sí, porque tú no puedes.
—¿Por qué no puedo?
—Porque me gustas, y no voy a permitir que ningún idiota usurpe mi lugar.
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Just me |Niall Horan|
FanfictionEn un ágil segundo logro sujetar mis muñecas, atrayendo a él. -Mírame. -sus manos soltaron lentamente mis muñecas y se aferraron a mi cuello, obligándome a mirarlo. -Respóndeme... -dijo en un susurro cerca de mis labios. -Aceptarías contradecir a t...