Realidad Desconocida

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Se encontraba en un sueño muy profundo, había sido un día muy difícil, demasiado entrenamiento y ejercicios, solo esperaba que sonará el despertador para levantarse y repetir la misma rutina de siempre, por lo menos hasta completará su entrenamiento y se graduara.

Cuando él finalmente despertó, se dio cuenta de que no se encontraba en su habitación, se encontraba en un lugar extraño, un lugar en el que no había estado antes. Todo se encontraba muy borroso, una intensa luz blanca inundaba todo el lugar, lo cegaba, ni siquiera lo dejaba moverse.

Él se encontraba muy confundido, pues no recordaba haber ido a algún lugar, solo recordaba haber terminado demasiado cansado, tan cansado que se durmió apenas toco la almohada. Él simplemente no podía comprender nada de lo que estaba pasando.

– ¿En dónde estoy? ¿Qué lugar es este? – Era lo único en lo que él podía pensar.

Comenzó a sentir el suelo en el que estaba sentado, pero no se sentía como un piso o una calle, se sentía como pasto, pero no era el pasto grueso y rasposo de las áreas de entrenamiento, era un pasto suave, un pasto fresco, un pasto fino, casi tan fino como un cabello. Debes en cuando una ligera brisa de aire frio lo golpeaba en el rostro, el aire se sentía limpio.

Poco a poco, aquella intensa luz se iba haciendo más débil, permitiéndole distinguir aquel lugar, aunque, por lo que podía alcanzar a ver, ahí no había muchas cosas, solo había unas cuantas siluetas que, mientras más se debilitada la luz, más forma y color obtenían. Entre lo poco que se notaba estaba un árbol, con el tronco delgado, pero con una copa muy grande, casi tocaba el cielo; también había una valla rodeando el árbol, como si intentará protegerlo de algún peligro, pero, ¿de qué peligro trataba de protegerlo?

Finalmente, él logro ver en donde estaba: era un campo, el pasto era de un color verde azulado, y cubría hasta donde alcanzaba la vista. Alrededor no se encontraba nada más, solo estaba aquel árbol; creyó que podría encontrar algo si se dirigía hacia donde se encontraba.

Comenzó a caminar lentamente, siempre mirando hacia atrás. Después de un rato, estando casi a la mitad del camino hacia el árbol, se detuvo, y dio un fuerte grito:

-¡Hola! ¡¿Hay alguien aquí?!

Él tenía la esperanza de que alguien lo encontrara y le diera las respuestas que tanto anhelaba, pero no fue así, nadie respondió a su llamado.

Alentado creyendo que solo podría encontrar las respuestas si llegaba al árbol, comenzó a correr lo más fuerte que pudo, sin detenerse. El cansancio cada vez era más fuerte, y supo no podría seguir durante mucho tiempo, pero su curiosidad y su búsqueda de respuestas fue más fuerte, no podía dejar que el cansancio lo venciera.

Llego finalmente al árbol, el cual era mucho más grande de lo que había imaginado, pues el tronco era grande como una casa y tan largo que casi desaparecía en las nubes. Tal como había visto, una valla rodeaba el árbol.

Se encontraba casi decepcionado por el hecho de que aún no lograba entender nada y haber llegado ahí no le estaba dando ninguna respuesta. Dio un grito de enojo tan fuerte que podría haber sido escuchado en el lugar donde despertó.

Empezó a darle vuelta al árbol, contemplando lo majestuoso que era. Intento tocar la valla, pero apenas se acercó un ligero choque eléctrico lo hizo retroceder. Parece que la valla de verdad lo protegía.

Llegando al otro lado del tronco, se encontró con alguien, la única persona que parecía encontrarse en aquel lugar, además de él. Se le acercó lentamente, pues se encontraba desconcertado de que hubiera alguien ahí.

Ella se encontraba sentada en el pasto, recargada en la valla, dibujando tranquilamente en un cuaderno, sonriendo mientras contemplaba su dibujo. No parecía darse cuenta de que él estaba cerca de ella.

Estaba a punto de hablarle cuando ella volteo a verlo, pero algo raro había en su mirada, no parecía sorprendida o extrañada de que hubiera alguien con ella. Simplemente sonreía.

-Hola – Dijo ella.

Él estaba desconcertado, solo pudo decir:

-Hola.

No estaba seguro de quien era aquella chica tan sonriente, pero ella tal vez era la única que podría darle respuestas. Se acercó más a ella:

-Disculpa, ¿puedes decirme dónde estoy? - Le pregunto a ella, esperando que le diera respuestas.

-No puedo decirte, lo siento, pero tranquilo, muy pronto lo descubrirás, porque necesito tu ayuda. – Fue lo único que ella alcanzo a decir, siempre manteniendo su sonrisa en la cara.

-¿A qué te refieres con que necesitas mi ayuda? – Dijo él, muy desconcertado.

-Adiós, te veré pronto. – Dijo ella antes de levantarse e irse lentamente, dejando su cuaderno en el suelo.

-Espera... - Intento decir él, pero fue demasiado tarde, la chica desapareció en un resplandor.

Ahora él se encontraba más desconcertado que nunca, ¿Quién era ella? ¿Por qué actuaba como si lo conociera? ¿A qué se refería con que necesitaba su ayuda? Preocupado y un poco asustado se acercó al cuaderno de la chica. En él había un dibujo, hecho a lápiz, muy detallado.

En el dibujo vio una figura humanoide alada, que se encontraba sobre una torre, mientras varios a su alrededor se arrodillada ante él. ¿Qué podría significar eso? Fue lo único que pudo pensar cuando una trompeta lo obligo a despertar.


El Último ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora