Resumen: Después de todo, tenía que pensar en que su palabra no valía... lo malo es que le había dicho muchas cosas que pensó que eran ciertas, y ahora dudaba de todas ellas.
Serie: Sherlock BBC.
Pareja: John-Sherlock.
Género: Amistad-Romance-Drama-Angst.
Rating: T+
Advertencia: ---
Capítulos: 02/06.
Palabras: 896. (Capítulo 02)
Notas: Originalmente este fic iba a ser escrito con otra pareja, de otro fandom, pero como mi beta me dijo terminantemente NO, pues bien... Acabé adaptándolo a Sherlock. Espero que les guste.
Fecha: 04/05/2014.
Beta Reader:
Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Sir Arthur Conan Doyle.
Nuevamente dos.
Capítulo 02: Sherlock.
Las cámaras de seguridad lo capturaron de manera 'borrosa' en algunos puntos de Londres. Y lo que los hombres de Mycroft anunciaron como un posible parecido, el hombre del gobierno ratifico con un solo vistazo a la imagen en movimiento frente a sus ojos.
Para cuando uno de sus autos negros los dejó frente a la reconocida puerta del 221B de Baker Street, su teléfono comenzó a sonar insistentemente. Hubiera llegado incluso a maldecir por la interrupción en un momento en el que no podía ser molestado, pero internamente sabia, muy bien, que la persona que estaba haciendo sonar su teléfono una y otra vez, era a quien él estaba yendo a ver.
Empujó la puerta, apenas con las puntas de sus dedos, haciéndola crujir sobre sus goznes, y apenas el sonido llenó la sala, su teléfono cayo en el silencio total.
Sherlock no pareció reaccionar a su presencia, pero Mycroft sabía muy bien que su hermano estaba más que conciente de que estaba allí.
—¿Cuando?
Fue lo único que salió de sus labios, aunque no se digno a levantar la cabeza para hacerlo.
—Apenas una semana después.
El detective solo asintió a esa información, casi distraídamente. Su atención estaba puesta en sus manos, las mismas manos blancas de largos dedos de siempre; y Mycroft pudo ver con que era que estaban jugando sus dedos.
—¿Puedo confiar en que arreglaste todo?
No hubo una contestación, solo el leve asentir de parte de su hermano mayor.
—Entonces, no hay nada más para que yo haga.
—No. Cada pendiente que pudiera haber quedado a tu nombre ya fue saldado hace tiempo, mi querido hermano. —Mycroft lo vio dejarse caer sobre su viejo sillón, alzando a su alrededor una nube de polvo espesa. —Y desde que Baker Street es tuya... bueno, no hizo salta nada mas que esperar tu regreso.
Los ojos claros parpadearon, al tiempo que su puño se cerró con fuerza alrededor del grueso anillo de plata descartado.
Lo primero que había llamado su atención. Allí, parado debajo del umbral de su sala. En realidad, lo primero que había llamado su atención, había sido la falta total de movimientos o sonidos en su departamento.
Y solo le hizo falta observar bien, el polvo fue el registro idóneo para saber lo demás.
—Podrías haber mandado a limpiar el apartamento. Después de todo, sabias que John no estaba aquí para hacerlo.
Mycroft mordió su labio de manera ligera, pensando en que contestar.
—Tal vez pensé, que esta seria la mejor manera de que te enteraras de como estaban las cosas, si no podía hablar antes contigo.
Sherlock pareció satisfecho con ello.
—¿Donde esta?
—No lo sé... Creo que muy cerca de Manchester. Según supo insinuar el ex DI Lestrade.
—¿Greg habla con él?
—Al parecer su amistad se hizo más fuerte... —El 'desde tu partida' quedo implícito, pero ambos sabían que estaba al final de la frase.
—Bien, eso es bueno... al menos no todo es como la última vez.
Sherlock camino por la sala. La luz de la calle lo ilumino por un corto periodo, en el que su hermano pudo ver, como ya no había mucho en el rostro pálido que evocara la juventud del detective.
La piel de su rostro había ganado arrugas, y su cabello, innumerables destellos blancos, esparcidos tan caprichosamente como el mismo carácter de Sherlock. Además, no había razón, mucho menos en esos momentos, por la cual él debiera sentirse alegre, joven y fuerte. No, ahora todos los años estaban pesando sobre su espalda, y haciéndose notar tan claramente.
—Creo que debo darte las gracias, Mycroft.
—No veo la razón, después de todo mi trabajo no fue para nada sencillo... mucho menos, agradable. —Y en verdad creía eso con todo su ser. Pues jamás pensó que debería de ser suyo el deber de despedir a John de su familia. —Si quieres hacer algo para agradecer mi diplomacia en este asunto... Tu sabes que hacer.
Sin mas, Mycroft giro en medio de la sala, dejando solo a su hermano menor. Al menos un tiempo a solas con él mismo le ayudaría a pensar en todo lo que paso cuando decidió irse por segunda vez del lado de John Watson.
No había habido francotiradores, ni ningún maniático que amenazara a sus personas queridas, John no había estado en peligro inmediato, pero aun así él había elegido simplemente desaparecer.
A pesar de que lo había prometido. Había jurado una y otra vez que eso no volvería a pasar... y tal vez por eso, John había tomado la determinación que había tomado. No era tan difícil: Tú me dejas, yo también lo hago.
John podía ser muy bueno, y soportar más que cualquier persona normal que lo haya conocido previamente, también podía amarlo más que cualquier otra persona –no que muchas lo hayan amado a él–, pero no por ello el rubio iba a soportar que lo dejara... así, sin mas de la noche a la mañana.
"Nunca, nunca... ¿Me oyes?... vuelvas a hacer algo así. ¿Quedo claro?"
Las palabras graves, la voz entrecortada por el peso de muchas cosas, muchos sentimientos y palabras que quizás ninguno había tenido la oportunidad de decir hasta esos momentos... John había condensado todo en una frase, enfatizando cada una de sus palabras con la fuerza con la que sus puños se cerraban sobre las solapas del abrigo del detective.
Continuará.
Notas Finales: No creo haberlo dicho antes, por eso aviso que los capítulos están sin Betear, así que si encuentran algo mal me avisan, que estoy segura que me tome el trabajo de revisarlo bien, pero siempre algo se me escapa.
Si les gusta esta pequeña cosa que estoy escribiendo, por favor, no se olviden de decírmelo... aun si no les gusta.
Besos.
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Nuevamente Dos
FanfictionDespués de todo, tenía que pensar en que su palabra no valía... lo malo es que le había dicho muchas cosas que pensó que eran ciertas, y ahora dudaba de todas ellas.