Recelo y odio.

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Sin Sentimientos

Hace años que mi corazón late frío y con ritmo irregular. Los sentimientos no me afectan y la pena no me invde. No niego que los recuerdos me atacan la mente, pero mi alma desgarrada apenas padece.
Solía sufrir, alegrarme y reír cada día. Ahora tan solo me siento sin sentirme. Que contradicción más grande.
Mis ojos ahogados en lágrimas se convirtieron en los de un cuervo.
Mi mirada transmite malicia pero tampoco me siento malvado.
Que te roben los sentimientos es algo grave.
Quiero apreciar el mundo, poder mostrar alguna expresión, pero mi corazon está congelado.
Mi pulso tembloroso se volvió en firme y preciso como si de un cirujano se tratara.
Creo que estoy roto, estropeado, pero no me puedo arreglar. Soy algo sombrío que no tiene lugar.
Muerte, si estás ahí llévame tu, porque no siento ni las ganas de matarme.
Demasiado estrepitoso es este texto como para preocuparme por la muerte también.
Ni los más psicópatas son más de piedra que yo, algo que me alucinaría si pudiera hacerlo.
Solo tengo mis 5 sentidos para captar el mundo, puedo hablar contigo pero no experimento empatía.
Me da igual si vives o no, voy a seguir en la misma situación.
La dura vida que se me ha regalado prueba los pocos escrúpulos de la sociedad.
Mirad en que me he convertido por vuestra falta de juicio.

Mente Perversa

El primero de todos fue doloroso. El sustraer el último hilo de vida, romper la sonrisa de su cara para siempre, agotar el aire que respira, ver sus ojos brillando por última vez.
Mi cabeza quebró y se rompió en mil trozos de vidrio. Mis manos y piernas tenían el temblar de un adicto sin su droga. Mi corazón, encharcado de pena y emborronado por una tinta permanente.

Fue la sucesión de varios la que me trastocó el mundo.
Las carcajadas se me escapaban, al mismo tiempo que al otro se le escapaba la vida. Estallaba en júbilo, me sentía lleno de vida.
La sed de sangre nunca se saciaba, ese líquido constituía mi libido.
Los gritos agudos estimulaban más mi cerebro que una sinfonía de Mozart.
La pérdida de su mirada me mantenía en plena admiración.

Ahora te hablo desde la muerte, desde un mundo de represalias donde no puedo emocionar mi negro y oscuro corazón.
No siento la sangre en las palmas de mis manos, sufro.
Mi mente no respira pasión, no llego a la cumbre de la felicidad. Mis propios pensamientos pelean entre ellos.
El viento trae consigo susurros y recuerdos de mi vida pasada.
Noto las caricias de la sangre derramada.
Estoy encerrado en un bucle de frágil agonía. Necesito volver a vivir aquello.
Este es el castigo por jugar con las vidas y romper el curso del tiempo.
Venganza.

Vida Imprecisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora