A ver quien cae primero. (adaptación)

Era una mañana más como cualquier otra, mis padres son muy liberales, de hecho la única persona que se me pega como chicle tratando de cuidarme es mi hermana mayor.

Ella se mudó de ciudad por cuestiones de trabajo, conoció a un chico y pues me trajo a vivir con ella y con su novio ya que no confía en que mis padres me protegerían de la manera apropiada.

¿Mi nombre?... Me llamo Emma, tengo diecisiete años, fue la primera vez que me cambiaba de colegio así que me senté junto a la primera chica que me dirigió la palabra.

Su nombre es Amelia, es bastante alta y tiene el cabello bastante largo aunque siempre lo recoge en una coleta para ir al instituto, fue muy amable conmigo y más tarde también me hice amiga de sus otras dos amigas.

Poco después me enteré que eran las nerds antisociales del curso y todos me tacharon como a una de ellas.

Después de tres meses de amistad, empecé a verlas como buenas personas, tenían un buen corazón y no me importó que me siguieran juzgando y odiando por juntarme con ellas, hasta que justo entonces empezaron a confiar más en mí y a revelarme poco a poco sus secretos, convirtiéndome oficialmente en una de ellas.

- Emma, ¿vas a hacer algo este sábado?- preguntó Liza, la chica más baja y de cabello rizado y rubio.

- Um... no en realidad.

- ¿Por qué no salimos?

- ¿No era que iban a reunirse para estudiar?... fue por eso que rechazaron la propuesta de Janie (una compañera nuestra)

- Bueno la verdad es que... no nos gusta salir con nuestros compañeros, siempre salimos sólo nosotras tres, pero ahora no queremos excluirte, también te has vuelto nuestra amiga.

- Pues, mi hermana es algo estricta, se lo voy a preguntar.

- Pues no necesariamente puedes decirle que saldrás con nosotras, Amelia tiene un apartamento, dile que tendremos una pijamada allí.

- ¿Estás diciendo que le mienta a mi hermana?

- No la presiones Liza- murmuró Amelia.

La verdad era que no salía mucho sola, siempre mi hermana iba tras de mí, me gustaría que de vez en cuando me dejara sola, que de vez en cuando dejara que yo me divirtiera.

- Está bien, le mentiré- y fue entonces cuando empezó todo el caos en mi vida.

Apenas llegué en el apartamento, encontré a la pareja bastante acaramelada, odiaba verlos así.

- Ejem...

- ¡OH Emma!- el hombre de ojos y cabello azabaches me miró sonrojado, mi cuñado en verdad era hermoso, y adorable, mi corazón se me aceleró.

- Hola Emma- mi hermana miró su reloj de pulsera- llegas dos minutos antes, muy bien.

Déjenme explicarles, mi hermana me da un tiempo límite de 15 minutos luego de mi horario de salida para aparecerme al apartamento, se los dije, es muy estricta.

- Esto Lisa, quiero pedirte un favor- me miró fijamente a los ojos haciendo que me acobardara un poco.

- ¿Cuál?

- Mis amigas me invitaron a una pijamada y pues...

- No irás- contestó antes de que terminara.