Cambiar el pasado es cosa de SUERTE

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Marinette dio otra vuelta en la cama. No había dormido en los últimos tres días, y continuaba diciéndole a sus padres que se encontraba enferma para no tener que salir de su cuarto. Tikki se quedó apartada de ella y no le hablaba para no molestarla, no estaba de humor para charlar.

Su teléfono comenzó a sonar. Ya no sabía ni qué hora era. Lo ignoró y lo dejó sonar hasta que saltó el buzón de voz y alguien dejó un mensaje.

- "Hola, Marinette, soy Alya... No sé nada de ti desde hace un par de días, y estoy muy preocupada. No respondes a mis mensajes ni a mis llamadas y... Bueno, llámame, ¿de acuerdo?... Lo que ha pasado... Es...horrible, no sé ni cóm"/

La chica había agarrado el móvil y había parado la retransmisión de mensaje. No necesitaba oírlo de nuevo. Ya sabía de sobra cada detalle.

Se incorporó en la cama y miró a la nada. Sentía un gigantesco vacío en el pecho, y en su mente. Ni siquiera quería comer. Se levantó como pudo y bajó hasta su escritorio. Encendió el ordenador y puso la página que solía tener siempre abierta.

/Últimas noticias sobre el suceso que nos tiene a todos sin respiración. Hace tres días el superhéroe Chat Noir, compañero de Ladybug desde que ambos comenzaron a salvar a la ciudad, cayó en picado desde la parte más elevada de la torre Eiffel y falleció en el acto. Tras esta terrible tragedia, se averiguó la identidad del héroe. Adrien Agreste, el hijo del mayor diseñador de moda de Francia, Gabriel Agreste, era el conocido Chat Noir. Ese mismo día en la tarde el señor Agreste testificó y admitió ser el conocido Hawk Moth contra el que luchaban los salvadores de París. Se entregó por propia voluntad a los agentes que lo escoltaron a/

La joven cerró la página y apagó el ordenador. No decía nada. No había pronunciado una sola palabra más de las necesarias para que sus padres no la atosigaran desde aquél día. Tikki se acercó a ella. También había oído lo que la reportera había comunicado, y sabía lo que significaba. La chica echó un vistazo a la caja sobre su escritorio. Una pequeña caja de tonos rojizos oscuros reposaba allí. La agarró con la mirada perdida y la abrió. Un anillo color plata descansaba en el interior. Soltó la cajita y cerró los ojos.

Marinette se marchó en silencio y entró al cuarto de baño, sin cambiar la expresión neutra e insensible que se le había quedado en el rostro. Se lavó los dientes y volvió a la cama. Sabía que no dormiría tampoco esa noche, pero era mejor mirar el blanco techo que las noticias de nuevo.

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La chica entró a la sala llena de alumnos asombrosamente silenciosos. Algunos se percataron de que entraba, pero nadie parecía estar muy atento a nada en general. Se sentó en su asiento seguida por la mirada de Alya.

- Marinette... - la joven no sabía qué decir. Estaba conmocionada y dolida como todos, pero podía sentir que su amiga estaba sufriendo más aun de lo que creía que haría por alguna razón. La Marinette de siempre se había ido, y había dejado en su lugar a la fría y silenciosa chica que estaba a su lado.

Un estruendo llamó la atención de todos en la entrada de la clase. Nino había golpeado la puerta descuidadamente y había tirado la mochila de manera brusca sobre la mesa. Luego pateó el asiento y se sentó de mala gana. Marinette lo observó detenidamente; aquella actitud estaba más que justificada, pensó.

La primera clase comenzó a transcurrir. En la voz de la señorita Bustier podía notarse la tristeza, y él ambiente del grupo en general era apagado y melancólico. Todo era normal, excepto el inexistente grado de felicidad en todos ellos y el asiento vacío al frente de la clase.

🐞 MLB: Cambiar el pasado es cosa de SUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora