Primera parte

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«Octubre 31, 2009, 23:55 hrs.»

Las sirenas de las patrullas policiacas se escuchaban incesantes en toda la zona, los residentes cercanos habían salido de la comodidad de sus casas (la mayoría en bata o pijama, mientras que otros estaban disfrazados acorde a la festividad) para acercarse en busca de una respuesta al alboroto que se había armado en el vecindario, y los oficiales trataban de mantenerlos lo suficientemente alejados de la escena.

El oficial Smoker le dio una profunda calada a uno de sus puros, mientras esperaba frente a la acera de aquella casa a la que habían acudido hacía unos pocos minutos. No le extrañaba en realidad el haber recibido una llamada de emergencia justo en esa fecha, de hecho la noche había estado bastante tranquila hasta ese momento, pero no era como que disfrutara mucho tener que acudir a un caso como aquel.

Justo cuando estaba pensando en ello se escucharon unos gritos provenientes del interior. La multitud murmuraba a su espalda, pero él sólo prestaba atención a la puerta completamente abierta de la casa que tenía en frente. En cuestión de segundos vio salir a dos de sus oficiales forcejeando con un joven rubio, de cabellera bastante larga, que llevaba su camisa blanca cubierta casi por completo de sangre que, por lo que se veía, no le pertenecía a su organismo.

—¡Suéltenme! ¡Yo no lo hice!¡NO LO HICE!

Smoker siguió con la mirada a aquél chico que no paraba de luchar por zafarse del apresamiento, pero su atención fue reclamada nuevamente hacia la entrada del edificio cuando se escuchó más movimiento. Salieron ahora por la puerta un par de paramédicos con el ánimo hasta el suelo, seguidos de cerca por un tercero que empujaba con lentitud una camilla frente a él, la cual llevaba a alguien cubierto de pies a cabeza por una manta blanca.

El murmullo de la gente se elevó tras él, algo a lo que no le habría dado importancia de no ser por unos cuantos gritos alarmados. Se dio la vuelta a tiempo para ver al chico rubio pasar corriendo por un lado de él, tan rápido que pareció haber sido tan sólo un borrón en movimiento. El chico se dirigía hacia los paramédicos, lo que le sorprendió un poco al ver que no trataba de escapar, pero no pudo pensar mucho en ello pues tres oficiales lo apresaron de nuevo antes de que pudiera llegar hasta la camilla.

— ¡Suéltenme! ¡No lo entienden!

Smoker notó por primera vez, mientras arrastraban al rubio hacia la patrulla que los esperaba, las lágrimas que salían incesantes de sus ojos y se deslizaban por su rostro con furia y desesperación.

—¡Él me necesita! —gritó tratando de evitar que lo metieran en el asiento trasero del coche. Pero sus esfuerzos esta vez fueron inútiles, y en poco tiempo se encontraba atrapado en el interior del vehículo, golpeando la ventana con fuerza mientras comenzaba a alejarse del lugar—. ¡Barto! ¡¡BARTO!!

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[Cinco años después]

«Octubre 29, 2014, 17:05 hrs.»

—Luffy —llamó Ace cruzando la puerta de la habitación de su hermano y dejando en el suelo de la entrada la caja de cartón que llevaba en mano. Luffy dio un salto en su cama ante el golpe sordo que provocó la caja al caer—. Esto es tuyo, si no vas a acomodarlo en tu cuarto llévalo al sótano, aquí hace estorbo.

Amor asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora