Teología Cuántica

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Cuando estaba en la universidad, tuve la oportunidad de estudiar la materia de "Mecánica Cuántica" con un profesor bastante peculiar, incluso por el sobrenombre que le daban. Le llamaban "El brujo". ¿Por qué le dicen así? pregunté a los compañeros de años superiores. Es que él siempre adivina qué no has estudiado para preguntártelo en el examen final. La verdad es que el brujo era más bien un profesor bastante bueno en su materia, todo lo que se podría esperar de un profesor promedio en la Universidad. Nada especial. Sin embargo algunas actitudes de él me fueron revelando que se tomaba muy en serio su conocimiento de la materia que daba, aplicando la mecánica cuántica en todos los aspectos de su vida. Al finalizar el curso, como era su costumbre, puso las notas finales en la puerta de su oficina y todos fuimos a verlas para saber si habíamos vencido la materia. Una compañera hizo la suma de las notas de sus exámenes parciales y de acuerdo a sus cálculos debería estar aplazada, pero en la lista del profesor figuraba como aprobada. Con la duda por saber si había o no finalmente pasado, se quedó esperando que el profesor llegase a su oficina para preguntarle si era verdad lo que estaba escrito en su puerta, o si era un error de transcripción. Como ella no sabía cuánto iba a esperar, y yo no tenía nada más qué hacer, nos quedamos conversando sentados frente a la puerta de la oficina. A la media hora llegó el profesor. Ella se incorporó y le preguntó si las notas de la puerta estaban correctas. Sí, respondió él. Es que de acuerdo a lo que calculé, respondió dubitativa mente ella, solo tengo cuarenta y cinco puntos, y eso es reprobado, ¿no? No señorita, le volvió a insistir el profesor, usted está aprobada tal como indica aquí. Ella, eufórica por haber vencido la materia y apenas conteniendo sus ganas de salir corriendo de alegría, le dijo "muchas gracias profesor". Él, con la tranquilidad de siempre le respondió "No me lo agradezca a mí, agradézcale a Heisemberg" y entró en su oficina sin esperar respuesta. Ella salio caminando rápidamente conmigo tras suyo. Ella alegre por haber recibido tan buena noticia, y yo extrañado por la respuesta cuántica del profesor.

No volví a saber nada de él en los períodos siguientes, pero al final de mi carrera, cuando estaba preparando mi primer informe de tesis, me encontré con él en la sala de profesores. Fui allí buscando a mi tutor para mostrar lo avanzado hasta la fecha y recibir las observaciones del documento, pero no lo encontré. El brujo era el único en la sala, y no tuve más opción que preguntarle sobre el paradero de mi tutor. Lo encontré leyendo un libro de física cuántica bastante nuevo, lo supe por la brillante cubierta del libro que mostraba su poco o casi nulo uso. Tímidamente, como cualquier alumno que osa molestar a un profesor, más si este se encuentra concentrado en su lectura, le pregunté si sabía algo de mi tutor. Normalmente no habría preguntado, pero me urgía hablar con mi tutor, puesto que los plazos de entrega del avance de tesis eran algo rígidos y ya no me quedaba mucho tiempo.

-Disculpe profesor. –dije con suavidad como temiendo despertarlo con brusquedad.

-Dime. –contestó con amabilidad levantando su mirada sobre el libro que aun permanecía en sus manos.

-Estoy en brusca del profesor D'Alvano. ¿Sabe si vendrá hoy? Es que me dijo que venga a esta hora a buscarlo. Pero ahora que vengo no lo veo.

-Eso es por culpa del colapso de la ecuación de Schrödinger que esta vez no te favoreció. –respondió con toda tranquilidad como si hubiese dado una respuesta totalmente esclarecedora para cualquier persona normal, y continuó atento en su lectura.

-Perdón. –dije yo intentando recordar quién era ese tal Schrödinger, pero mis nervios impedían que pudiese recordar nada referido a él. Tuve que esforzarme más en tranquilizarme que en recordar, para que el mensaje finalmente aflore en mi mente. –Quiso decir que antes de que yo entre, él probabilísticamente estaba aquí, pero también estaba en muchos otros lugares. Pero tras que observé el lugar, la ecuación de Schrödinger en este entorno colapsó con un resultado determinista de su ausencia, pero todavía persiste su presencia potencial en los otros lugares. –dije orgulloso de mi respuesta.

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