Wild.

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Tratando de no caer.

-¡Vamos Guillermo!-Gritó del otro lado del tronco.

Íbamos camino a casa.

-Estoy agotado, muy cansado. -Dije tratando de no resbalar por lo húmedo que estaba la madera.

-Si vienes rápido... Te daré... Te daré un pequeño beso en la mejilla.-Dijo un poco rojo.

Y no sabes lo que significa ese pequeño detalle para mí.

Caminé poco a poco, con cuidado de no caerme en el pequeño río. Y cuando estaba cerca del piso, salté a este con los ojos cerrados.

-¿Está todo bien?-Escuché aún no quería abrir lo ojos pero su voz sonaba alarmante.

-Creo, todo está saliendo bien, ahora...-Abrí los ojos.-Lo prometido es deuda.-Sonreí esperando mi recompensa.

Vi como apretaba los ojos y se acerca todo rojo a mi, con furia beso mí mejilla, y con la misma se apartó.

-Vamos. -Y casi corre por la vergüenza que tenía.

Lo sé, lo conozco.

Y como prometió también, me dejó en la puerta de mi casa.

-¿Qué lunes no?-Dijo con burla estirando sus brazos para atrás. -¿Mañana en la escuela, Guille?

-Mañana en la escuela, Samuel. -Le sonreí.

-¿Estás listo para ir el fin de semana a la playa?-Me pregunta antes de despedirnos.

-Aún falta mucho para el fin de semana. -Dije con molestia y tristeza.-¿Samuel? Me das un abrazo antes de que te vayas. -Me miró unos segundos y murmuró un pequeño "Sí" Tan bajó como el silencio mismo.-Y es que falta mucho para volver a abrazarte.

-Tonto.-Se separó de mí.-Adiós.

-Adiós.

Entre por la puerta de mi casa y me resbale con los ojos cerrados solté un suspiro.

-Es muy lindo.-Y sonreí como tonto.-Me siento como un tonto.

Corrí hasta la parte de arriba de mi casa, donde estaba el balcón.

Y lo vi en la esquina con su bicicleta y me estaba mirando.

-

-¡Te gané! - Soltó el alegre.

-Que el último no a válido. -Le recriminé.

-¿Cómo que no a válido? Viste ese golazo.-Se levantó y me removió el cabello.- Si quieres te lo vuelvo a mostrar otra vez.-Comentó.

Estábamos en el jardín de su casa, sentados en la mesa, y jugábamos con las tapas de las botellas de Tanqueray.

Acabábamos de llegar del colegio y como no estaba el señor De Luque, según Samuel nos sentamos en el jardín.

Las tardes con Samuel siempre eran divertidas, cuando no lo llamaba su papá para una tarea o algo así.

-¿Vamos a explorar, Guille?-Me miró.

-No lo se... Mi papá no me dejo esta vez.-Agache la cabeza.

Y el cuidadosamente la levantó.

-Oh, vamos el señor Diaz no se enterará.-Y cuando me miras así... Nunca había deseado ser tan malo.

-Rápido. -Y corrimos al bosque, sólo nosotros, el y yo.

Blue Neighbourhood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora