1. Conociendo al Desconocido

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-Buenas tardes alumnos -dijo el profesor a toda la clase. Levanté mi mano esperando a que el profesor me diera la palabra -¿Señorita?

-¿Vamos a pasar materia nueva? -tenía un lápiz grafito en mi mano y el cuaderno abierto.

-No Diseree. Tengo planeado hacer otra cosa -el profesor dejó sus libros de literatura en su mesa y se dirigió hacia la puerta -Les presento a su nuevo compañero, su nombre es Alexander -dijo este mientras un chico unos centímetros más alto que yo, fornido, con cabello castaño claro y algunos rizos en el, entraba al salón de clases. Su rostro mostraba seriedad absoluta -toma asiento junto a Noelia -le indicó el puesto junto a mi amiga, junto a la puerta. Noté que Alexander me miró.

-¿Puedo sentarme allá? -indicó el puesto junto al mío donde estaba mi mejor amiga sentada -estoy resfriado y me hace mal el frío que entra por la puerta.

-Michelle, venga a sentarse usted aquí. Traiga sus libros y deje que su nuevo compañero se siente ahí.

-¡Pero profesor! -exclamó Michelle disgustada por el cambio.

-Sea buena compañera -a mi tampoco me gustó esa decición. ¿Qué se creía ese estúpido para llegar y decidir dónde se quiere sentar? Nos costó un mundo que nos sentaran justas y él llega y lo arruina todo. El nuevo se sentó junto a mí y curvó una sonrisa.

-Alexander mucho gusto -me extendió su mano.

-Diseree, y no me gusta tu actitud -dejándolo con la mano estirada.

-¿Qué actitud? Apenas he llegado y no me conoces -lo que ya había conocido de él era suficiente. 

-¡Corriste a Michelle! -declaré indignada. 

-¿Por eso no te caigo bien? Soy buena persona -se encogió de hombros. 

-Olvídalo. 

-Olvidado. 

No hablamos más en toda la clase. Lo único que hacía él era mirarme de reojo y anotar apuntes de lo que el profesor decía mientras yo solo movía mi lápiz golpeándolo contra la mesa de manera rítmica mirando como avanzaba el segundero del reloj. Una clase eterna. 

Al sonar el timbre fuí la primera en cerrar mi cuaderno y pararme para dirigirme hacia Noelia y Michelle. 

-Odio al profesor -exclamó Michelle de brazos cruzados. 

-¿No te gusta sentarte conmigo? -dijo Noelia exagerando su ofendimiento. 

-No es eso... Es que de verdad quería sentarme con Diseree este semestre. Siempre me sientan contigo porque tu no hablas nada y yo, según el profesor, hablo hasta por los codos -entrecerró los ojos mirando el asiento del profesor que ya se había ido. 

-Según todos Michelle. Segun todos -empezé a reirme pero detube abrubtamente mi risa al recibir un manotazo de mi amiga en el brazo- ¡Auch! Eso duele. 

-Lo sé -Michelle sonrió orgullosa. 

-Mejor bajemos al patio -Noelia como siempre calmandonos para evitar problemas. Nos empujó con suavidad por delante de ella asegurandose de que salieramos de la sala. Eramos las únicas ahí excepto, claro, por Alexander. 

Bajamos calmadamente hablando de lo aburrida que fue la clase y de lo enojadas que estabamos Michelle y yo por nuestros lugares.  

No pude evitar notar que en una esquina del patio estaba el niño nuevo. La verdad daba pena. Me acerqué a él dejando a mis amigas hablando y discutiendo entre ellas. No notaron mi ausencia, vaya amigas que tengo. Reí para mí misma y me sente junto a Alexander que estaba sentado en un peldaño de la escalera que conducia a la terraza.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2013 ⏰

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