Un juego peligroso

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Entre los dragones solo hay una pareja, no son como los humanos que cambian constantemente cuando hay peleas o "el amor se acaba". Cuando los dragones llegan a su mayoría de edad eligen a un sólo compañero, con el que pasarán el resto de su vida y con quien tendrán descendencia. Y aunque los dragones padres y madres de magos dragon slayers inculcaron esto en sus hijos olvidaron que, a fin de cuentas, eran humanos.

Mientras Liz escuchaba en la lejanía la voz animada de Natsu contarle sobre todas las comidas que le gustaría tener a lo largo de ese día, buscaba con la mirada a otro de sus amigos "íntimos" dentro del gremio. Elizabeth no era ninguna joven virginal e inocente, conocía los placeres de la noche desde salidas a discotecas hasta actividades más de habitación, comportarse como una niña era algo que sólo hacia con sus amigos cercanos del gremio pero había algunos que conocían su lado más adulto aunque eran contados; mientras recarga sus brazos en la barra para ordenar su desayuno con Natsu ve a la persona que buscaba bajar las escaleras.
Reconoce inmediatamente el abrigo con borde afelpado, los audífonos decorados con picos y la cicatriz en forma de rayo. Laxus, el nieto de Makarov, era una de esas personas contadas que la conocían más íntimamente, era quien le había mostrado la diversión nocturna de la ciudad unos años atrás... Y era uno de los hombres con los que había compartido la cama un par de noches frías, nunca habían buscado tener una relación formal entre sí pero cuando ambos estaban juntos Y de humor la estática y el calor entre ellos eran casi palpables.

Y tal parecía que hoy era un buen día y los dioses le sonreían porque cuando la ve Laxus se acerca a ella. Natsu sabía que entre ellos había más que fiestas de noche pero su mente inocente no lograba pensar qué, sólo sabía que no le gustaba que Laxus o Gajeel se acercaran a ella... Y tampoco conocía el por qué.
En alguna ocasión Gray había sugerido que tal vez estaba enamorado de Elizabeth pero Natsu inmediatamente había desechado la idea creyendo fervientemente que no era así. Pero entonces ¿Qué era ese escosor en las manos cuando alguien más la abrazaba? ¿Qué era ese vacío en su estómago cuando la veía irse de misión con alguien que no era él? Probablemente una rara condición que no era letal pensaba cuando lo sentía, como ahora.

Por otro lado, el dragón del rayo la había visto llegar, la ropa sucia y unos cuantos golpes delataban que había peleado con Natsu pero eso no era importante, lo importante era la sonrisa en su rostro y la picardía en su mirada. Oh si, eso significaba que ella estaba de humor y por las mil tormentas él vaya que lo estaba.

A diferencia de los dragones de primera y tercera generación, los de segunda (que sólo tenían una lácrima con magia de dragón dentro) difícilmente tenían los sentidos más desarrollados que un humano normal, exceptuando a Cobra, por supuesto. Laxus era incapaz de reconocer el aroma de Liz  y el golpe de la primavera había sido menor para él al cumplir la mayoría de edad pero eso no significaba que no supiera de las tradiciones y de la mating season... O que no disfrutara de un buen encuentro nocturno con la joven.
- A alguien se le pegaron las sábanas, eh -
Liz lo mira de reojo, tenía aquella sonrisa en el rostro, aquella que era una invitación en mayúsculas a jugar, era en momentos así que Laxus sacaba ventaja de su mayoría de edad.
- Dormí poco~ -
Un guiño de parte de la pelinegra era un sí a la invitación de Laxus. Natsu se sentía la tercera rueda o cómo llamarán a ser el amigo entre una pareja... Y él no quería ser sólo el amigo, quería más aunque fuera incapaz de ponerle un nombre a esa emoción.
- Pues será mejor que recobres energía porque nos vamos de misión juntos -
Sin pensarlo dos veces Natsu toma el brazo de Liz y la jala hacia él mientras habla, abrazándola al más puro estilo Erza. ¿Celos? ¿De parte del despistado de Natsu? Laxus no podía creerlo. Era verdad que tras su exilio y el incidente en la isla de Tenroujima había cambiado en muchos aspectos, pero seguía siendo el orgullo mago de clase S, el imponente líder del Raijinshu y sobretodo el dominante dragon slayer del rayo; cierto, él y Liz no tenían una relación formal, pero no le gustaba que arruinaran de antemano los momentos que iba a disfrutar con ella. Con el ceño fruncido mira el abrazo posesivo de Natsu y sonríe con superioridad.
- Oh... Natsu, no sabía que te sentías de ese modo con respecto a ella -
La personalidad inocente y despistada del dragón de fuego no era ningún secreto para Laxus y solía usar eso en su contra antes y después de su exilio.
- ¿De qué hablas? ¡Es obvio que es mi amiga! -
La sonrisa de Laxus se ensancha al escuchar sus palabras y sin ningún esfuerzo toma a la joven por los hombros y la jala hacia él, pegandola a su pecho.
- Entonces no te molestará que me acompañe un rato ¿no? Ya que sólo es tu amiga -

Por otro lado Liz no tenía ningún problema es ser el centro del conflicto entre esos dos hombres atractivos y por ello se había mantenido callada, no era una "buena chica" que iba a tratar de detener el conflicto entre esos dos, al contrario, a ella le fascinaba verlos pelear por separado ¿Juntos? Era una bendición ¿Pero uno contra el otro y por SU culpa? Era un sueño hecho realidad. Y como todo dragón ella era ambiciosa, ah si, desatar celos entre dragones era un juego que acabaría más mal que bien... ¿Pero qué era la vida sin un poco de peligro y travesuras?

- Creo que hoy me gustaría pasar el día con Laxus, Natsu~ -
A un hombre conocedor de sus sentimientos eso podría haberle roto el corazón, pero para el inocente Natsu solo hace que sienta un fuego de rabia hervir en su interior, un fuego que se nuestra en sus dientes apretados y sus puños cerrados.
- Ya escuchaste Natsu, Liz va a pasar el día conmigo -
Y a Laxus le gustaba saberse el preferido, tal vez fuera frío en público y hasta reservado pero las peleas y el paso del tiempo le habían hecho darle un lugar especial a la pelinegra que ella misma se había ganado.

- ¡No! -

El rugido de Natsu se había hecho escuchar por todo el amplio salón y todos los integrantes del gremio habían vuelto su mirada a los tres dragones. Los puños de Natsu ya estaban envueltos en fuego, preparado para pelear por que su "amiga" fuera devuelta, con gesto calmado Laxus se coloca de frente a Natsu, rayos empiezan a recorrer su cuerpo aceptando el reto del joven.

Y Liz no puede evitar sonreír, sintiendo un cosquilleo en el vientre. Hacer sentir celos estaba mal pero poco le importaba ¿Cómo podría dejar pasar la oportunidad de divertirse en un juego así de excitante?

De problemas y un dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora