Parte 3

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—Villalpando ¿Sabes que es de mala educación escuchar platicas ajenas?—sentí el tacto de una mano sobre mi hombro

Esto no será nada bueno.

¿Qué quieres de mi Anna?—le pregunté a la chica de ojos rojos y alas negras, mientras me levantaba de "mi escondite"

—Enamorarte—comentó esta con una sonrisa

—No lo lograras—comenté orgulloso mientras cruzaba mis brazos

—Ay Alonso, pero ya lo hice—dijo Anna mientras reía

—Eso no es...—y antes de comentar alguna otra cosa, Anna me tomó del cuello y me empezó a besar

¿Por qué rayos le sigo el beso?

¿Por qué tenía esa necesidad de sentir sus labios sobre los míos?

¿Qué rayos estoy pensando Alonso? ¡Estoy besando a un demonio!

—Yo no estoy enamorado de ti, y nunca lo estaré—le comente a Anna mientras huía de ella

—Ni en tus sueños Villalpando—escuche la voz de Anna cerca de mi oído

Seguí corriendo lo más rápido que pude, hasta llegar a la habitación del campamento que me habían asignado.

Cuando llegue, cerré la puerta con seguro, al igual que todas las ventanas que se encontraban en la habitación.

¿Cómo me alejo de un demonio que quiere estar cerca de ti?

Mi respiración estaba agitada y cuando menos me di cuenta, cerré mis ojos y sentí mi cuerpo impactarse sobre el piso.

— ¡Aléjate de Anna!—escuche la voz de un chico gritarme

— ¿Quién eres?—le pregunté al chico que tenía una camisa de fuerza

—No importa quién sea yo, aléjate de Anna, vete de este pueblo antes de que ella te cautive totalmente, vete antes de que el pueblo te haga lo mismo que a mí—comentó el chico con la camisa de fuerza cabizbajo

Quise decir algo, pero la habitación desapareció al igual que el chico

Me encontraba ahora en un bosque, el ambiente que se respiraba allí era muy tétrico, camine temeroso por el bosque, mientras que las hojas caídas de los árboles, crujían en mis pies, trataba de descifrar en donde me encontraba, pero todo me parecía extraño, todo se volvió raro desde que llegué a Gifford.

—Alonso— escuché la voz de una mujer llamándome, esa voz...no, no puede ser ella

— ¿Mamá?—pregunté confundido mientras miraba a todos lados tratando de encontrarla

—Alonso, hijo, aléjate de Gifford, no quiero que te haga daño—me dijo el espíritu de mi madre mientras veía como sus ojos se cristalizaron

— ¿Quién me hará daño mamá—le pregunté a mi madre preocupada

—Anna te hará daño, aléjate de ella, antes de que sea demasiado tarde, vete de Gifford, ella no se te acercará jamás si te alejas de este pueblo—y ella se alejaba de mi, pero por ningun segundo dejo de mirarme—Te amo hijo—dijo esto antes de desaparecer

— ¡Mamá espera!—le grite pero todo ese ambiente se esfumó

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