Vivimos en un mundo donde más de la mitad de los sueños que queremos realizar están prohibidos; pero, ¿por qué?, por qué nosotros mismos nos frenamos y nos asustamos por el hecho de ser juzgados por alguien. ¿Es verdad que debemos influenciarnos por lo que la gente diga? Importa nuestra forma de vestir; nuestro color de piel; nuestro color de ojos; nuestro cuerpos; nuestra estatura, ó sólo son adjetivos que el mundo nos ha hecho creer para que exista "los niveles entre las personas".
Todos tememos algo o a alguien, el miedo es parte de nuestras vidas, dicen que hay diferentes miedos. El miedo que hace que dejes de hacer tus metas y el miedo que te empuja a querer realizarlas, sin saber cuáles sean las consecuencias.
Hay fantasmas del pasado que nos persiguen, recuerdos en nuestra cabeza que son difícilmente de sacar. Hemos escuchado tanto la frase de: "olvida el pasado y vive el presente"; pero, ¿sí el pasado es una llave maestra para ayudarnos a vivir el presente y lidiar con el futuro?
Hace tiempo que he sentido que mi vida ha sido como el purgatorio en vida. Tratando de hacer algo bien y por algún motivo todo se va para abajo. ¿Es la ley del karma que está pasando a cobrarme la factura que no he pagado por algunos errores del pasado o simplemente es un ejercicio de resistencia para saber que tan fuerte podemos ser?
Hace algunas semanas, creía que ya no podía más, creía que mi vida era como el lanzar una piedra al fondo del mar. Y como una escena de esas películas de Netflix que casi nadie ve, hice mis maletas, compré un vuelo a la playa y me fui lejos de mi casa.
Al escuchar las turbinas del avión me dio miedo, quise gritar "hay una bomba, hay una bomba", para bajarme e ir corriendo a mi casa con la gente que en ocasiones me hace sentir seguro; sin embargo, sólo cerré mis ojos y escuche el despegar del avión.
No sé si fue el clonazepam que me tomé, o las dos cervezas más caras que bebí durante el vuelo, pero al llegar y ver esa "enorme piscina" azul rodeada de la arena más blanca que alguna vez mis ojos pudieran haber visto, me puse a pensar, que esta era una nueva oportunidad para dejar de fingir y complacer a otros.
El color negro, se volvió color blanco, el miedo se transformó en adrenalina, el frío en calor y mis lagrimas en sonrisas. Y es que de eso se trata la vida, a mí amiga Daily un día antes de su boda sentía tantos nervios y miedo que fue a comprar unos tacos que desde hace seis meses no comía, al estar poniéndose el vestido, se dio cuenta que los tacos le habían afectado un poco, quiso morirse llorar; pero gracias a una "faja mágica", pudo entrar, y al verse al espejo, sólo disfruto ese momento con el cual había soñado toda su vida, el casarse con el amor de su vida.
Los seres humanos sentimos tanto miedo y nervios al hacer algo nuevo, que se nos olvida lo más importante, el disfrutar, el cerrar los ojos y sólo vivir lo que está pasando en ese momento, bloquear tu cerebro como cuando un infiel bloquea su "whatsapp".
¿Cómo fuera la vida sin el miedo? Fuera como un taco sin salsa para los mexicanos, un New York sin la estatua de La Libertad, un miércoles a las 15:00 sin tráfico.
Definitivamente vivimos en un era donde todos nos creemos perfectamente calificados para juzgar a los demás, sin desnudarnos frente a un espejo, y preguntarte, ¿quién soy?, ¿qué quiero?, ¿a dónde voy?
Quieres besar; sólo besa; quieres tener sexo, ten sexo; quieres llorar, llora; quiere irte lejos, vete; pero jamás debemos de olvidar que lo más importante de hacer las cosas es el disfrutar, esa es la mejor parte, la vida se encargará de cargar la factura la tu tarjeta.
Y es que alguien una vez me dijo: "Sólo quiero que te calles, apagues tu cerebro, sientas el aire fresco, y disfrutes el momento".
Por: Daniel Betancourt
