No Quiero Olvidarte (Billdip)

Capítulo 2

El camino a la cabaña se sintió más largo de lo habitual. Cuando entré fui directo a mi cuarto, a pesar de que Soos era ahora el que estaba a cargo aquel cuarto seguía igual que en aquel entonces.

Me recoste en mi cama, mire la de Mabel que estaba completamente vacía, esa noche ella se iba a quedar a dormir en la casa de Grenda. Observe el techo de madera pensando en todas las aventuras que había tenido en aquel pueblito escondido.

- ¿Estás nostálgico?- me levanté al escuchar aquello sin embargo la habitación estaba completamente vacía.

¿Me estaré volviendo loco en verdad?

-Definitivamente, Pino- Devuelta aquella voz resonaba entre risas.

Entonces todas las luces de apagaron de repente dejando toda la habitación a oscuras. Y con la velocidad con la cual las luces se apagaron una se encendió enfocando a un joven rubio con galera. Al levantar su rostro pude notar que llevaba un parche. Si traje era dorado.

Comenzó a reírse y se acercó a mi lentamente. Aún estaba recostado, con su mano hizo un gesto de que me apartara un poco, para dejarle espacio y sin previo aviso se recosto a mi lado. Sus ojos eran completamente amarillos, cada vez que me veía me estremecia.

-¿Quién eres?- pregunté consternado.

- Me hiere que no me recuerdes siendo tu quien trató tan firmemente de deshacerse de mí- acario mi cabello y yo no quería creer lo que estaba pasando ¿Cómo era posible?

-Bill...-

- Ding Ding Ding, tenemos un ganador- acercó su rostro al mío, nuestras respiraciones casi se funcionaban- ¿Me extrañaste?

No sabía que responder mi rostro estaba completamente rojo, sólo conseguí cerrar los ojos con fuerza y oí como se reía.

-Nos vemos...- susurró a mi oído y su respiración en aquel lugar tan sensible provocó que me estremeciera.

Entonces alguien abrió la puerta,  Mis ojos de abrieron de golpe para descubrir que el demonio ya se había marchado ¿Eso había sido real? ¿Bill aún vivía?

- ¿Está todo bien, Dipper?- tan sólo asenti con la cabeza- es hora de comer...-

Baje lentamente por las escaleras, aún tenía la sensación de su respiración sobre mi oído.

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Espero les gustara y gracias por leer.

Lanico Bane