El aire olía a humo. Llevábamos caminando dos semanas y apenas nos quedaban provisiones. A pesar de que el sol se alzaba en el centro de la cúpula celeste y de que estábamos completamente bañados en sudor, Tommy sujetaba fuertemente mi mano derecha.
Le miré, apenas media un metro veinte y su cabello rubio brillaba bajo el sol del medio día.
Nos dirigíamos a lo que tiempo atrás fue la cosmopolita ciudad de Nueva York, había oído que cerca de allí se alzaba una pequeña base militar; sí hay militares, no hay saqueadores, lo que significa que habría provisiones.
La fuerza que la mano de Tommy ejercía sobre la mía se intensificó y sus pies se detuvieron.
-Ali, he oído algo.
Ambos nos quedamos parados en mitad de la inhóspita carretera, expectantes; Tommy oía algo, a mis oídos solo llegaba estática.
-Un coche se acerca, por el norte. - Su cantarina voz llegó en un susurro a la vez que sus brillantes ojos verdes se clavaban en los míos.
Tommy, al igual que mi madre, es un alfa; y por nada del mundo iba a permitir que mi hermano sufriera el mismo destino que ella.
Me coloqué la mochila y agarré fuertemente su mano. Ahora yo también oía el ruidoso motor del coche que se acercaba hacia nosotros, eso significaba que estaba cerca.
Mire al rededor, no había nada donde poder escondernos, solo la carretera que se extendía y extendía hasta el horizonte; a los lados, tierra inerte.
-Corre. - mi voz sonó mucho más dura de lo que esperaba.
Agarré a mi hermano y echamos a correr hasta llegar a una corroída y oxidada carrocería que se encontraba a unos cuantos metros de nosotros.El coche se detuvo, de él bajaron dos militares con pesadas botas negras, el primero llevaba una M249. Tommy y yo permanecíamos recostados, una de mis manos sujetaba el pequeño cuerpo de mi hermano, mientras que la otra sujetaba con fuerza la Glock que descansaba en la parte de atrás de mis vaqueros.
Se acercaban dando grandes pasos, contuve la respiración y mire al suelo. Tommy me tocó la pierna y me señaló un punto lejano en la carretera. Forcé la vista y vi una chispa plateada en mitad del infierno de asfalto que constituía la carretera. Era un cuchillo.Las armas eran escasas y llegaban incluso a suponer la chispa decisiva para que alguien sobreviviera; en la pistola apenas quedaban un par de balas, necesitábamos el cuchillo.
-No te muevas de aquí. - le susurré a Tommy mientras me deslizaba hasta el extremo de la carrocería donde se encontraba el cuchillo. Solo necesitaba estirarme un poco para alcanzarlo cuando una de esas pesadas botas se posó sobre él.
El militar, que no llevaba armas, se agachó, cogió el cuchillo entre sus dedos y sus fríos ojos recorrieron la carretera hasta encontrarse con lo míos.
Un chute de adrenalina llegó a mi corazón. Me levante de un salto y mi cuerpo chocó contra el suyo, haciéndonos caer contra el duro asfalto. Él reaccionó deprisa, se situó encima de mí y sus manos se cerraron al rededor de mi cuello. Cada vez me costaba más dar una bocanada de aire, gire la cabeza y el cuchillo estaba a un palmo de distancia, pero el militar que si iba armado se estaba acercando a Tommy. Mierda.Agarré el cuchillo y lo clavé en su pierna izquierda, él soltó un grito y liberó mi cuello.
-¡Tommy, corre!
La garganta me ardía. Tommy salió de detrás de la carrocería y echó a correr; era rápido, muy rápido; pero el militar armado comenzó a apuntarle.Intenté alcanzar mi pistola pero un puñetazo en la mejilla me tiró al suelo. Me estrellé contra el asfalto de nuevo haciendo que la piel de mi mejilla se desgarrará y comenzará a sangrar. El militar desarmado intentaba quitarse el cuchillo de la pierna, no tenía mucho tiempo, así que volví a abalanzarme sobre él, arrancando el cuchillo de la pierna y clavándoselo en el pecho.
Me levanté lo más rápido que pude, saque la pistola, la sujete fuertemente entre mis manos, quite el seguro y apreté el gatillo. Apenas lo pensé. La bala penetró en la parte superior de su cabeza y el cuerpo inerte del militar armado se desplomó sobre el asfalto.Solté el aire que involuntariamente contenía en mis pulmones y baje la pistola. Cada bocanada de aire dolía.
Tommy se acercó corriendo y me abrazó a la altura del abdomen. Me costó un par de segundos reaccionar, la sangre corría por mi cara. Guardé el arma y separaré a Tommy de mí.
-¿Estás bien?
Sus ojos se clavaron en los míos y asintió con un leve movimiento de cabeza.
Le abracé todo lo fuerte que pude, sus lágrimas empapaban mi camiseta.
Estábamos vivos y eso era lo único que importaba.
Observé el cadáver del militar armado, me pregunto que pensaría mi antiguo yo de esto, de la Allice que mata.
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Crossroad
Science FictionNosotros no empezamos la guerra. Nosotros no somos el enemigo. Me llamo Allice y vienen a cazarme.