Capítulo 2

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-Niño, te salvé, me debes la vida.- Imposible.

¿Qué rayos estaba pasando? Él debe ser un mentiroso, igual que mi tío. No puedo confiar en él tan fácilmente.

-¿De qué me salvaste? Si se puede saber.

-De unas horribles cosas come hombres, niño, ¿Te encuentras bien? Haz estado inconsciente por mucho tiempo.- se acercó un poco a mí.-Debes estar cansado, anda duerme un poco.

-¿Dormir? ¡Pero si me acabo de despertar!- le apunté nuevamente con la pistola.- Además ¿Dónde esperas que duerma? ¿En la ducha? ¿Con ese chico pelirrojo?

-Haz silencio, por favor, niño.

-¡Deja de llamarme niño!- me miró en silencio, como preguntándome como me llamaba, como no escucho respuesta alguna decidió preguntar esta vez.

-¿Cómo te llamas?

-Yo...- no puede ser, mi nombre, no me lo acuerdo.

Estaba apuntó de hablar cuando siento la presencia de otra persona y apunto la pistola hacia la dirección de esta. Era el pelirrojo, con una camisa a rayas para dormir, el cabello alborotado y los ojos con ojeras.

-¿Por qué tanto alboroto?- dijo mientras caminaba hacía la mesita de madera que estaba cerca de nosotros.

Se sentó, bostezo y se estiro. Me miró detenidamente de los pies hasta la cabeza, luego su mirada se dirigió hacia mi mano, donde sostenía la pistola.

-Oye, oye, tranquilo.- se paró y puso su mano delicadamente sobre la mía.-Baja el arma, conversemos un poco.

¿Está ebrio? ¡Oye, pelirrojo! Te recuerdo que acabas de despertar de una bañera, dentro de un baño sucio, en una casa que no conoces, con un tipo completamente desconocido.

El pelirrojo me miró levantando una ceja.

-Ven siéntate, vamos a discutir el tema y veremos las mejores decisiones.- el tipo enorme se sentó al lado del pelirrojo, hice lo mismo.-Ahora señor...- dijo esperando a que diga mi nombre.

-Lo siento, yo... No me acuerdo de mi nombre.- escuche la risa del tipo.-Bueno, señor sin nombre, me podría decir ¿Por qué decidió usted apuntar a este señor?

-Me llamo Bobby.- dijo el tipo enorme ahora llamado Bobby, no me iba a quedar callado, tenía que decir lo que había pasado aunque fuera estúpido hacer esto.

-Primero, quiero decirles que no estoy acostumbrado a despertarme en bañeras sucias dentro de casas desconocidas con tipos mentirosos que dicen haberte salvado la vida de algo que no existe.- el pelirrojo me vio a los ojos y sonrió de lado.

-Veo que nuestro buen amigo sin nombre hizo un muy buen argumento. Bob, te toca.- dijo abreviando el nombre de Bobby, parece que ya son mejores amigos.

Bobby se incorporó de la silla y tocio para empezar a hablar.

-Bueno, niño, yo solo estoy siendo amable con ustedes, veo que solo este chico pelirrojo sabe ver mejor las cosas. En ningún momento dije que les iba a hacer daño.- ¡Pero estas mintiendo!- le interrumpí.

-Un momento, Don sin nombre, ¿De qué te está mintiendo?

-¿Cómo me voy a creer ese cuento de que hay unas cosas come hombres?- el pelirrojo me miro extrañad. –Bob, ¿Podría probar lo que está diciendo este chico?

-Claro que sí, pero después de esto dejémonos de bromas y hablemos seriamente. Síganme.- Bobby se levantó de su asiento, dirigiéndose hacia el pasadizo. Me levanté junto al pelirrojo.

Bobby se paró en frente de la puerta que estaba llena de rasguños.

-Chicos acérquense a escuchar.- lo hicimos y escuché los mismo gruñidos y quejidos.

-Sería más útil si abriera la puerta.-dije sin pensar, aunque tenga miedo tenía curiosidad.

-Niño, sé que te intriga que hay adentro, pero si quieres te invito a salir de mi casa y encontrarte con una de estas cosas frente a frente en el bosque.- el pelirrojo se empezó a reír.

-Ya señores, dejen de pelear, Bob el chico tiene razón.- aunque parezca increíble, le hizo caso.

Bobby sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta de un golpe, tres cosas salieron disparadas del cuarto, me aleje asustado junto con el pelirrojo, pudimos ver como Bobby sacaba una soga y capturaba a los tres para volverlos a meter.

-Listo, ahora... ¿Se quedan o no?- preguntó cansado.

-Yo sí, y creo que mi buen amigo sin nombre igual.- sonrió nervioso mientras pasaba su brazo por detrás de mí.

¿Qué acababa de pasar?

Esas cosas, eran científicamente imposibles, pero me resultaba genial y a la vez sentía miedo. ¿Qué pasó?

Aun no entiendo nada, me quiero ir a casa. Esto debe ser una maldita y bien hecha broma ¿Dónde están las cámaras?

-Oye chico, despierta.- dijo el pelirrojo.

-Lo siento, estaba pensando, ¿Cómo te llamas?- trate de tener algún tipo de conversación con él, porque no pensaba dirigirle la palabra a Bobby.

-Jake, un gusto.- me sonrió, extendiendo la mano.

-Oye, Jake, ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Claro lo que sea.- me sentí avergonzado, no sabía si en serio decirle lo que le quería decir o cambiar la pregunta.

-¿Me puedes pellizcar?- un silencio incomodo se apodero de los dos. Hasta que él comenzó a reír.

-¿Qué?

-Nada, olvídalo.- me puse rojo, y mire para otro lado.

-¡No! Está bien te pellizco.- agarro mi brazo y le dio un pellizco.

-Maldita sea, ya suéltame.- soltó mi brazo, pero inmediatamente lo cogió de nuevo y le dio un beso.- ¿¡Qué haces!?- saque mi brazo.

-Lo siento, me hiciste acordar a mi hermanito. Supongo que pensaste que esto era un sueño ¿no?- me sonrió de lado.

Ya no sabía que pensar de este tipo, tal vez sea como el hermano que nunca tuve o solo él tipo molestoso que no parará de estar conmigo.

-Quince, ¿verdad?- me saco de mis pensamientos con lo que había dicho, bueno podría haber aceptado un diecisiete, pero no.

-¿Quince? Me ves la cara de bebe ¿no?, tengo dieciocho.- dije casi gritando, pero veo que no se lo tomo en serio, porque se me quedo mirando para luego reírse.

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