El perro de la casa roja

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El perro de la casa roja, ejemplar único de un Golden Retriever cuidado y amado. Vivía en una casa roja (claramente), su espacio: un patio de cemento rodeado por una cerca negra y en su centro un rosal, algo seco, decaído, llamativa-mente triste; pero aun así un rosal.
Acostumbraba verlo cuando bajaba del colectivo que iba para mi casa y cuando cruzaba para la despensa.
Se podría decir que era un perro normal, pero... 

Había algo en el que me llamaba la atención... Tal vez era su simpatía, no aunque era envidiable, tal vez su sedosa y suave pelambrera rubia, nop, eso no era, tal vez su collar bordo que combinaba con la casa, y aunque no era eso me encantaba, pero había algo, mas allá de eso, que increíblemente me llamaba la atención. 

Era su mirada, profunda a simple vista, se necesitaba solo de dos segundos mirando a los ojos, para darnos cuenta de su pesar. Ojos negros. Si, así eran, no como los de cualquier animal. Estos reflejaban las tristeza y deseperación, y tenia sus razones. Todo se trataba de su dueño, su luz, su calma, su alegría, su tristeza, su furia, su compación, su simpatía; su corazón.

El aun lo sigue esperando, como siempre lo hacia hasta  que su amo volvia del trabajo, con esa energia y amor insaciable.

Aunque el no vaya a volver.

Aunque el lo siga esperando.

Iam Paz.


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