Jin, un chico que lo tenía todo, literalmente todo. Nada le faltaba.
Todo era a que el padre de Jin trabajaba en las empresas más grandes y con dinero en abundancia de Seoul, lo que hacía que la vida de Jin estuviese llena de dinero.Jin conseguía todo lo que quisiera sin tener que mover un dedo, por lo que su vida era "color rosa", según el chico.
Por otro lado NamJoon, trabajaba duro por conseguir sus necesidades.
Trabajaba en la tienda de su tío, una tienda de 24 horas. Tomo los turnos por las tardes, se le acomoda mejor con todas las demás cosas que tenía por hacer.Los días pasaban y las cosas seguían igual.
Un día el teléfono de NamJoon vibro en el bolsillo de su pantalón, este claramente lo cogio y tenía una llamada perdida de su padre.
Le llamó en busca de lo que su padre quería, contestaron. Lo único que escuchaba de la otra línea eran gritos."¿Pero que?"
Me pregunté a mi mismo mientras trataba de analizar sus palabras.–¡Contesto!¡Contesto!– escuche a una voz femenina gritar.
–¿Si?– pregunte con cierto miedo.
–¡Ven a la casa ahora mismo! No cuestiones solo ven, y dile a tu jefe que es una emergencia familiar. ¡Que estoy agonizando, algo!– las ocurrencias de mi padre no podían ser más obvias.
–Esta bien, está bien–. Trate de calmarlo
–Pero deja de gritarme–.–Bien, pero apresúrate– Dijo por último y colgó.
Guarde nuevamente mi celular y me pare frente a la puerta de la oficina de mi jefe, necesitaría una excusa muy buena para salir de aquí.
Respire hondo y justo antes de tocar la puerta esta se abrió con fuerza golpeándome, y haciendo que caiga al suelo.–¡Ahh! Lo siento, no sabía que estabas ahí–. Apuntó la puerta de su oficina y me ayudó a levantarme, al ver mi rostro hizo una mueca asustado.
–¡Oh dios! Tu nariz–. Dijo apuntando esta.Corrí al baño, me mire al espejo y era cierto. De mi nariz a salía un río de sangre.
Jale papel del baño, lo enrolle y me lo metí en la nariz.
–Señor–. Dije refiriéndome al jefe –¿Podría ir a mi casa?– me miró confundido –Ya sabe, en mi casa tengo...una pomada...que cura narices sangrantes–. Dije inseguro, este sonrió y asintió.
Tome mis cosas y salí corriendo del lugar.
–¡Cuídate!–. Escuche gritar a mi jefe desde la tienda.
Corrí unas cuantas cuadras logrando que no me atropellaran y llegue a mi casa.
Me encontraba parado fuera de la puerta de mi casa, me sostuve en mis rodillas para recuperar la respiración.Una vez listo, abrí la puerta.
Señores con traje elegantes y...mi padre, en sus mismas fachas. Al igual que yo.
Recordé que venía sudoroso y con un papel saliendo de mi nariz.Reí nervioso, me saque el papel y me acomode el cabello.
Mi padre era el único sonriente, a los demás señores apenas lograba verles sus caras.
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Cuando Hitler robó el conejo rosa | n.j |
Fanfiction"-Ser amargado te va a matar algún día. -La vida no es color rosa. -La mía si." © -kookie_likes_cookies Humor 03/07/16