1. Con la mano estirada y las palabras en la boca.

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Una vez escuche a mi madre decir "Has lo imposible posible", luego la risa de mi padre que le respondía con un leve asentimiento. ¿Tanto habíamos cambiado desde entonces? Ya no recuerdo la ultima vez que escuche a mi madre darle ánimos a mi padre, o a él respondiéndole con una ligera risa acompañada de una inmensa sonrisa.

Todo había sucedido tan rápido. El divorcio, la separación de bienes comunes, y mi custodia. Mamá tiene el mismo derecho que papá sobre mi, solo que yo elegí quedarme con ella. Durante las clases y algunas vacaciones vivo con mamá, ella conoce mis horarios y demás. En navidad o en festivos parecidos suelo ir con papá y quedarme con él. Supongo que es una vida normal para una chica de padres divorciados.

Estas clases las pase con mi mamá, durante esos meses a ella le ofrecieron un trabajo el cual consiste en viajar por varias ciudades del país presentando un nuevo producto de la compañía en que trabaja a extranjeros empresarios. Se que ella quiere ir pero por mi no lo hace, es entonces cuando yo, mamá y papá nos ponemos de acuerdo en que durante las vacaciones me quede con papá.

Hace dos días llegue a casa de papá. Fue divertido ver como muchos vecinos me reconocían y mencionaban viejos momentos tratando de que los recordara, de hecho si lo hago. Me acuerdo de cada uno de ellos con excepción de el nuevo hijo de los Phillips.

Los Phillips son una familia de muchos integrantes. Él señor y la señora Phillips son dos personas mayores que cuando jóvenes se enteraron que no podían concebir hijos entonces con mucho esfuerzo trabajaron para que se les permitiera adoptar. Los primeros en unirse al grupo P fueron los gemelos Samuel y Damian, dos pelirrojos bañados en pecas. Después llego una pequeña de cabellos castaños llamada Lilith y poco a poco se fueron uniendo mas pequeños formando así la conocida familia Phillips.

— Es muy lindo, Iza —Repite Emma risueña sujetando con firmeza mi antebrazo—. Sus ojos, su cabello, ¡Es el Phillips mas lindo que he visto!

Tomo un carrito entre tantos y me encamino hacia el pasillo de lácteos. Emma hace lo mismo pero dirigiéndose a las golosinas.

— Aquí en diez minutos —Informo entrando al pasillo. Ella asiente perdiéndose de mi campo de visión.

Ella es Emma Clarke. Una chica risueña de inmensos hoyuelos con una cabellera castaña oscura ondulada hasta la cintura y ojos color miel. Emma Clarke es mi hermanastra menor y mi mejor amiga en aquel lugar.

Tomo tres tipos diferentes de queso. Algunas de las cosas en la estantería ya se que hay en casa así que camino en dirección recta encontrando de frente los jugos, refrescos, yogurt, y demás. Sonrió leve cruzando el poco espacio que nos separa, a mitad de mi caminar otro carrito se atraviesa de formar brusca llevándose por delante el mio.

— ¡Claudia y Thomas! —Escucho gritar detrás de mi, a los pocos segundos una chica de cabellera castaña se coloca junto a ambos niños—, recojan todo y ayuden a la chica con sus compras.

La niña sale del carrito cabizbaja y el niño le sigue mientras recogen parte de sus comprar y mis tres tipos diferentes de queso.

— Lo siento tanto. A veces no puedo controlarlos a todos.

Se gira con una leve sonrisa llena de culpabilidad. Niego en señal de que no hay problema antes de agacharme y ayudar a los pequeños a meter todo en su carrito. En el suelo yacen galletas, jugos, verduras, frutas y dos teléfonos celulares.

— ¡Espero no hayan roto mi celular o juro que los mato, enanos!

Ruge un pelirrojo cruzándose de brazos apenas llega a nosotros. No puedo evitar mirarlo fijamente, se me hace vagamente conocido.

— ¿Que paso? —Una tercera voz se une, solo que esta vez a mis espaldas y no consigo ver quien es.

— Estaban corriendo por los pasillos y chocaron contra la chica.

Responde en un suspiro cansado la castaña. Dos manos me toman por las axilas levantándome de un solo jalón, abro los ojos a tope alejándome del sujeto detrás de mi. Al girar unos ojos color miel me observan fijamente.

— Lamento lo que mis hermanos hicieron. Soy Benjamín Phillips —Se presenta estirando la mano hacia mi—, ¿Tu eres...?

— ¡Elizabeth! ¡Elizabeth! ¡Eliza...! —Emma frunce el ceño observando el desastre—. ¿Que te paso?

Buena pregunta Emma. Buena pregunta.

— Nada —Sonrío leve.

Estiro la mano hacia el estante de jugos, refrescos, yogurt y demás, y tomo un jugo de naranja.

— Yo pago.

Lanzo el jugo al carrito y emprendo una caminata rápida a la caja registradora. Detrás de mi Emma se va quejando sobre quien debe pagar. Y mucho mas atrás sin darme cuenta había dejando a Benjamín Phillips con la mano estirada y las palabras en la boca.

Elizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora