- Harper, creí que cuando nos volviéramos a ver sería en una situación diferente— le dije a mi novio que no había visto por mucho tiempo.
- siempre la tercera cita es memorable, o al menos eso dicen— trato de hacerme reír pero claro que eso era imposible.
Estaba amarrada, en una silla con demasiadas sogas. No sé ni cómo termine aquí pero claro que esto solo pasa en Starling City. Donde mi novio y mi primo son justicieros junto con mi mejor amiga quien resulta usar una peluca y un antifaz negro para que nadie supiera quién era.
Me fui unos meses a Chicago para trabajar lejos de toda esta locura de los villanos y los héroes o justicieros, o como quieran ser llamados.
Yo no tengo idea de que existía esto o algo así pero Felicity Smoak no es la mejor guardando secretos, mucho menos cuando se trata de Oliver. Mi primo sufrió mucho en esa isla, nunca espere enterarme de que era un maldito justiciero! Y no es que me moleste, solo me desespera el hecho de que todos puedan hacer algo para cambiar el mundo y yo solo soy la chica que secuestran. No se siente bien.
Y yo conocí a Roy gracias a Oliver obviamente, y aquí está la cosa. Yo lo invité -a salir. Se me hacia el chico más guapo en la historia, y no podía pasar la oportunidad de hacerlo mío. El acepto a tener una cita conmigo, no mentiré, él me odiaba.
Con el tiempo nos llevamos muy bien y decidimos ser solo amigos. Y realmente es genial, es mi mejor amigo y el amor de mi vida. Y con el tiempo el también se enamoro de mi, me invitó a una segunda cita, fuimos a comer y luego a su casa. Era simplemente de lo más feliz estando aquí. Pero luego cuando empezaron los ataques y todo eso... Yo ya no quería eso para mí.
Lo que yo decidí fue irme de la ciudad. Intentar descubrir que soy y todas esas cosas cursis. Pero nunca fue mi intención alejarme de Roy y siento que eso afectó mucho lo nuestro.
Hoy decidí ir a visitar a Oliver y en el trayecto alguien me atrapa como era de esperarse. Y mientras Oliver peleaba con los malditos esos junto con Black Canary, mi novio me trataba de rescatar.
- así que... Ya tienes traje— un guardia se acercó y trato de atacar a Roy— atrás de ti.— le dispara.
- pareces muy tranquila para estar en puros Jenna— me dice soltándome de la silla y lo mire molesta.
- no hay que asustarse, es la historia de mi vida. Soy la chica la cual está en peligros, la chica débil, la chica..— no me dejó terminar porque decidió callarme con un beso. Un beso que había esperado desde que volví, del chico más guapo del mundo.
- mi chica— me sonríe y luego lo abrazo como si no lo hubiera visto en mucho tiempo. Y así era. Y luego lo abrace.
- diablos no puedo evitar sentirme tan feliz de verte— y entonces me toma de la mano para así poder salir.
Me encontraba en un bóveda donde se encontraban demasiadas bombas esperando mi muerte pero Felicity las desactivo gracias a Dios. Oliver llego con nosotros y también Laurel.
Me llevaron a la guarida esa de Oliver para que Diggle checara de mi pero en verdad yo estaba en perfecto estado. Nada me habían hecho pero ellos no creían y querían revisarme cuando antes.
- por dios, ¿Jenna está bien?— le pregunta Felicity a Oliver abrazándome muy fuerte.
- estoy muy bien— dije batallando de respirar por su abrazo— estaría mejor si pudiera respirar.
- lo siento– dice y luego se retira y deja que yo pueda hablar con Oliver.
- ya te había extrañado... flecha— reí y luego lo abrace.— me encanta los cambios que hubo aquí.
- yo también te extrañe Jenna, por supuesto que Roy más– y los dos lo volteamos a verlo sonriéndole.
- yo también lo hice– dice Diggle acercándose y no pude evitar correr a abrazarlo. Mi mejor amigo.
- ¡Diggle!— era a quien más extrañaba para ser honesta. Él fue el que me salvó más de diez veces y quien me enseñó lo valiosa que puedo llegar a ser.
- no sé si ponerme celoso— dice Roy— o sólo sonreír.
- los dejamos solos— dice Laurel.
Todos en la habitación salen y nos dejan ahí a los dos solos. Eso estaba bien porque necesitaba tiempo a solas con mi novio. No era el mejor lugar ni momento como para estar con él pero debía hacerlo.
Roy se quita su traje porque, bueno tiene que ponerlo en la vitrina. Verlo sin camisa era algo que extrañaba. Su cuerpo... Era precioso. Y el simplemente lo era.
Se acerca a mí y me toma de la cintura para atraerme a él. No podía creer que después de mucho tiempo el no despidiera dejarme.
- te extrañe Jenna, extrañaba burlarme de ti.
- ¿a sí?— le di un golpe en el estómago y realmente le dolió— yo extrañaba golpearte.
- ¿cuándo te volviste tan fuerte?— me pregunto reposando y luego le acaricie el rostro.
- tenía que aprender a defenderme— me di un beso en la mejilla.
- me alegro de que hayas vuelto— me tome del rostro y luego se queda viendo fijamente mis labios para así poder besarme.
- estoy feliz de estar contigo— y nos besamos. Sus labios cálidos estaban pegados a los míos, su lengua peleando por entrar a mi boca. Me empecé a quitar mi chamarra y con eso mi camisa.
Me tome del dorso y me cargo para así poder sentarme en la mesa fría de metal. Empezó a besar mi cuello y dejando como un camino por todo mi cuerpo de besos.