Inmune

Prefacio

¿Cuántas serán las historias que se han concebido hasta ahora, meditando la posibilidad de que su perspectiva fuera real en el futuro?

Afirmaban que se complementarían la dinámica y la atrocidad en un instante.
Que el silencio pasaría a considerarse ya extinto, sin proponerse que el silencio más presente es aquel que opaca los latidos del corazón.

Dijeron una vez, que no seríamos nosotros quienes desataríamos una profunda adversidad, que había otros seres de mente corrupta.

¡Miles de historias! Una vez me relataron un impreciso fragmento de una suposición: Un pletórico grupo de insurrectos se sublevaron contra las autoridades vigentes, y luego, el típico caos.

No, no; Ni armas, ni muertes a gritos, en público o imprudentes.

La estrategia más novedosa y eficaz, conocida por una ínfima cantidad de racionales, era: Conservar la prudencia, ser discreto, nada de aglomeraciones y un intenso silencio de sobra cuando de la verdad se trataba.

Además, no podría olvidarme un detalle... Hay una leve diferencia: Esta es real.

Cada uno defendía su creencia: Todos estábamos plenamente conscientes y perseverantes en cuanto a la situación que nos sucedía, con diversas coincidencias y perspectivas diferentes. No fue necesaria una guerra armada, pero si estrategias discretas; Y por ello, nadie pudo prevenirlo.

Sólo una persona fue capaz de acabar con todo.

Como toda guerra, tiene sus desperfectos, varias veces un poco de inexactitud y desacierto: La lealtad persiste en las personas con fe en la humanidad, y eso impide el desastre.

Y debo admitir, que fueron muy astutos al tener en cuenta su objetivo y cómo llegar a el, a pesar de la improcedencia que no permitía el paso.

Si lo que necesitaban era que la población mundial estuviera a su merced, no iba a ser posible suprimiendo la cantidad con balas; Pero, ¿Cómo iban a lograrlo si al conservar la vida, ellos resguardaban sus ideales?

La respuesta es excesivamente fácil.

Necesito que me hagan un favor: Si alguien está analizando mi escritura, consideren lo siguiente:

Creamos para inspirar a crear, no para saturarnos de poder.

Se supone que eso es lo que deberíamos haber hecho desde el punto en que nuestra existencia se hizo presente, pero como todo tiene un sentido contrario, la bondad también, así que muchos poseen maldad.

Cantidades en abundancia que incluyen en sí el antónimo de 'justo', desbordaban cualquier límite.

A ellos, jamás les interesaría, por exiguo que sea, el bien de los demás.
Es desaforadamente injusto, totalmente inaceptable, pero ellos crean para llenarse los bolsillos deliberadamente del tan repugnante dinero. Sí, después de tantos años, sigue vigente.

Todos nos vemos obligados a verlo como fuente de supervivencia, esencial, y también considerado como primera opción en nuestros problemas; No creo que eso sea lo que lo describa específicamente, aunque tenga sus ventajas, si se emplea para el buen uso, como por ejemplo, acrecentando los valores.

Ellos lo crearon así, el ínfimo papel con un exorbitante poder carece de culpa. Me encantaría crear una nueva organización, sin dinero, alguna nueva fuente de alimentación, y todo lo que construya la supervivencia y necesidad de una persona. Y eso inspiraría a crear de una buena manera, pero ¿Cómo? Si cada vez que se reconoce, se pierde la conciencia.

¿Qué nos hace falta para mejorar? Para conformar una buena humanidad... Deterioramos almas ajenas, destruimos nuestro entorno, ¿y nos parece mal? Es normal.

Hay que revertir costumbres, significados, y actitudes, y crear.
Ignorar la ignorancia, abrazar la diversificación de paz, distribuir fuerza, e inspirar esperanza.

Para vivir mejor, el dinero no debería ser la primera alternativa. Para vivir mejor, se debería optar por las necesidades... Compañía, aprecio, y creación.

La consciencia no está presente en ocasiones, el control no persiste cuando se presencia la maldad.

Que se descontrole el amor, la felicidad, que se disperse la locura y se difumine la discriminación, que se disipe una mala actitud, que se aprecie la enseñanza inspirada a proveer armonía, y que se viva de esperanzas continuas.
Que se tenga en cuenta el dolor, que se amortigüe con abrazos de consuelo sincero, que la educación no sea una obligación, y el respeto surja de nuestro interior.
Que las armas no existan, que la defensa sean las palabras. Que una reflexión nos cambie, y no una mala actitud.

Que la voluntad y el esfuerzo se fusionen para que nos conduzcan a encontrar lo deseado, y que al atinarlo, se aprecie más que antes.

Que la gloria y el poder seamos nosotros, pero saturados de virtudes, y que nos construyan los recuerdos basados en experiencias. Que sepamos qué hacer, que sepamos perdonar, que sepamos pensar.

Entonces, si no es así... ¿Para qué estamos? Somos creaciones que construyen. Debemos crear bondad, dominarla, inspirarla.

Para: Aquel con la gran suerte de encontrarse con mis palabras y reflexionar.
Tal vez a pesar de que están 'bloqueados' con el tiempo puedan comprender.

Atentamente

J.