"Me Perteneces"

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Kakokakiari-san Leia89 -AliceMintDreams- la continuación, por petición de estas personitas

—Hola, Bokuto..

Narra Bokuto:

No puede ser... ¡¿Qué demonios hacía Kuroo aquí!? Más encima, haciéndome esto! ¡¿Que demonios!?
Realmente sorprendido, traté de levantarme rápidamente pero lo único que conseguí fue caer hacia atrás.
Kuroo se quedó de rodillas en el suelo mientras yo trataba de asimilar lo que había pasado.

— Kuroo, que se supone que haces?! Qué haces aquí en éste bar?! —Grité totalmente sacado de mi. No sabía cómo realmente reaccionar.
— Yo... Trabajo aquí. —Respondió agitado, limpiando sus labios.
— ¡¿Por qué?!
—... Eso no es de tú incumbencia. Tan sólo sigamos, tengo que cumplir con mi trabajo. —Respondió serio e inexpresivo, acercándose a mi.
— No... Ni lo sueñes! —Exclamé desesperado.
Me vestí rápidamente, salí de la cabina y corrí fuera del bar hacia mi hogar. No podía creer lo que había pasado. No entendía nada. Nada.

Pasaron los días y durante los entrenamientos me encontraba distraído, tratando de pensar en cómo entablar una conversación con Kuroo y preguntarle cómo había terminado ahí. ¿Acaso sabía que yo estaba ahí?.. ¿Por qué nunca me habló de eso?..

[Fin narrador protagonista]

Al finalizar las clases, Fukurodani y Nekoma habían planeado un nuevo partido amistoso, por lo que Bokuto no pudo faltar e irse a casa.
Al momento de comenzar el partido, Bokuto se percató de que Kuroo no se encontraba, por lo que nuevamente se pudo ver una expresión de tristeza e irritación.

— Bokuto-san, pasa algo? —Preguntó el azabache, Akaashi.
— Ah, Akaashi... No, no es nada. Kuroo no vino de nuevo, eh? —Respondió en un tono un tanto molesto, boteando el balón con furia.
— Sí... No ha venido nuevamente. —Dijo entre un suspiro el pelinegro.

Ya empezando el partido, Bokuto por desgracia había perdido varias oportunidades de anotar, por lo que aquello le enfadaba aún más.

— ¡Maldición! —Exclamó bastante molesto. — Calma, Bokuto-san. Sólo trata de concentrarte. — Trató de calmarlo Akaashi.
— ¡Eso es lo que trato de ha-- —Estaba a punto de responder cuando el balón chocó justamente en su rostro, haciéndole caer al suelo de espaldas.

Más tarde...

—Te dije que te concentraras. —Acató nuevamente el pelinegro.
— ¡Ya lo se, Akaashi! —Exclamó con una bolsa de hielo en su frente, mostrándose patéticamente molesto.
— Bien, me dirás que es lo que pasa? Has estado actuando muy raro desde la mañana.
— Yo... Es algo complicado..
— Pues, no más que cuidar de ti, Bokuto-san.
— Hey...
— Está bien, me callaré, pero tienes que decirme que es lo que pasa contigo.
—... Ah, está bien. —Suspiró el búho bicolor.— Esa noche en que fuimos al bar, en la cabina en donde estuve llegó... Kuroo.
—... —El rostro de Akaashi se mostró sorprendido.— ¿Kuroo? ¿Que hacía ahí? ¿Te estaba siguiendo?
—... Trabaja ahí.
—... Oh. Esto es más complicado de lo que pensé.
— Te lo he dicho. —Agregó posando la palma de sus manos sobre su frente, apoyando respectivamente sus codos sobre sus piernas.— La cuestión es que... Tuvimos un momento de intimidad hasta que descubrí que se trataba de él. Y desde ese entonces no le he hablado. Lo peor de todo es que no he dejado de pensar en él.
— Bueno, Bokuto-san... —Suspiró Akaashi, posando una de sus manos sobre la espalda ajena para consolarlo.— No es por tratar de alegrarte pero, hace mucho tiempo hablé con Kuroo sobre un tema parecido y...—Hizo una pausa.
— ¿Y?
— Bueno, el me dijo que le gustabas.
—... Espera, te he oído bien? Yo... Le gusto a Kuroo? —Se mostró asombrado y confundido.
— Pues, si.
—... Bueno, ahora me has confundido aún más. —Bajó la mirada, deprimido.
— Lo siento.
— Lo que no entiendo... Si yo le gusto, por qué nunca me lo dijo?.. Oh por que se acuesta con otras personas si me ama a mi?! —Nuevamente se enfureció. Aquella idea de que Kuroo se acostase con cualquiera y que después recibiera dinero por aquello le repugnaba. Le hacía enfurecer. Quería golpearlo pero a la vez golpear a todas las personas que se atrevían a tocarle... Oh, eso...
— Bokuto-san, te molesta que haga eso? Después de todo, es su cuerpo, no crees? —Preguntó un tanto curioso el azabache, pues aquella actitud no era signo de querer proteger a su amigo.
— ¡Claro que me molesta! No soporto la idea de que alguien éste tocándolo en éste momento. —Se quedó en silencio por un momento. Acto seguido, se levantó de golpe.— Akaashi, me iré por ahora.
— ¿Eh? ¿Ah donde vas? —Preguntó incrédulo.
— Iré a reclamar lo que es mío.

[En el bar]

— Aah... Que cansador. —Jadeó el pelinegro, posado en un gran colchón.
Se encontraba en una de las habitaciones del bar, acompañado por un hombre.
— Eso fue realmente bueno, Kuroo. —Dijo abrazando al moreno, besando su nuca.
— Hey, ya he acabado. Tienes que pagarme.
— Oye, oye... Por qué eres tan frío, eh? Acaso sólo te importa el dinero? Perra. — Kuroo algo irritado, trató de alejarse de aquél imbécil, empujándole.
— Ya es suficiente, me voy. Tengo que trabajar. —Reprochó el pelinegro.
—Tú no te vas a ningún lado. Si tanto te importa el dinero, que te parece una ronda más? —Aquél robusto hombre acorraló al pelinegro en el blando colchón.
— En tus sueños... Hey, déjame! —Trató de liberarse en todo momento, forcejeando.
— Ya deja de joder. Sabes lo mucho que te gusta que te follen. Sólo quédate en silencio. —Descaradamente, buscó besar su blanco cuerpo, mientras sus intenciones era violarlo de una manera salvaje.

Por una parte, Bokuto ya llegando al bar se acercó a una de las trabajadoras.

— Hey, hola... —Saludo algo desesperado.— ¿Conoces a Kuroo? ¿Sabes donde se encuentra?
— Oh, si. Está en... —Revisó una agenda.— Habitación 24.
— Gracias. —Agradeció el bicolor, subiendo rápidamente las escaleras para buscar por aquella puerta.
Desesperado miraba cada puerta que se le atravesaba por aquél largo pasillo, hasta que encontró aquella. Se quedó en silencio, pensando en cada escena en la que podía encontrar al pelinegro... Estaba nervioso, confundido, curioso. Su mente daba vueltas y no sabía cómo actuar al momento de verlo...

— Vamos, ya deja de resistirte. —Dijo tratando de separar las piernas ajenas, mientras Kuroo forcejeaba en todo momento.
— M-mnhg! A-ayuda! —Su boca era tapada por una de las manos de aquél imbécil, hasta que finalmente pudo morderlo y gritar por ayuda.— ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Bokuto al escuchar aquello gritos, no dudo dos veces más y tan sólo entró. Sentía que la sangre le hervía al ver aquella repugnante escena. Kuroo, su hermano, su mejor amigo... La persona que más anhelaba en aquél momento estaba siendo tocado de aquella manera tan forzosa por un desconocido. Por un idiota.

— Kuroo! —Exclamó, abalanzándose sobre aquél tipo. Sólo bastó un fuerte golpe en una de sus mejillas para dejarlo inconsciente.
Agitado por lo que acababa de hacer, tomó al pelinegro de los hombros.
— B-bokuto... ¿Qué haces a-aquí? —Confundido y asustado de verlo ahí, se dejó tomar de aquella manera tan sorpresiva.
— ¡Nunca más vuelvas a dejar que alguien te toque! ¡Tú... Tú me perteneces! ¡Sólo a mi, oíste!? — El bicolor se veía asustado, enfurecido. Alguien... Alguien había tocado a su propiedad.
— Bokuto... Yo... Lo siento.. —Quién lo diría. Kuroo estaba en medio del llanto.
— Está bien, está bien... Ven, te llevaré a casa.

Kuroo pasaba solo en su hogar la mayoría de los días. Sus padres trabajaban. Su padre trabajaba fuera del país, y su madre trabajaba fuera de la gran ciudad. Ambos estaban divorciados. Se podría decir que Kuroo y Bokuto pasaron su niñez muy unidos, junto a Akaashi y Kenma.

Una vez ambos llegaron a la casa de Kuroo, Bokuto lo primero que hizo fue llevarlo hasta el cuarto de baño.

—Ten. Date un baño. —Le entregó una toalla, manteniendo su mirada baja.
— Está bien... —Asintió el pelinegro, cerrando la puerta de aquél cuarto tras el.

— ¿Qué demonios estoy haciendo? "Ten, date un baño" ¡¿Qué clase de mierda fue esa!? Debería estar ahí, apoyando al amor de mi vida pero... Aún así... Duele. ¿Por qué no me dijo nada?.. ¿Acaso... Acaso estuvo escondiendo lo que sentía por mi todo este tiempo?.. Que putada. —Pensó el búho, dejándose caer sobre el gran sofá de la sala de estar mientras su antebrazo cubría sus ojos. Que estúpido e insensible estaba siendo...

— ¿Qué pensará de mi?.. Después de lo que ha pasado, no se cómo podré volver a verlo a la cara. Me siento asqueroso... —Por otro lado, ahí estaban los pensamientos del gato, deprimiéndose solo bajo la regadera de la ducha. Dejando qué el agua corriese por su piel. Por aquellas inmundas marcas echas por el tipo que casi lo viola. Nuevamente fue salvado gracias al búho... Es cómo si... Se repitiese la misma historia.

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