Tightrope

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Dicen que el amor es como mantenerse en una cuerda floja, se necesita de valentía y equilibrio para poder llegar al otro extremo pero cuando se carecen uno u ambos talentos simplemente los pies temblarían hasta llevarte al suelo. La altura no es importante, no era un factor que a todo mundo le iba a importar, dado que solo fuera un metro o 20, el hecho de tan solo arriesgarse a probar en aquel desafío era más que suficiente para sentirte intrépido, para sentir la adrenalina que provoca un nuevo reto como lo era amar; es así como se balancea tratando de que sus pies no se tropiecen, sus manos se esfuerzan a sostener con fuerza el centro de su equilibrio y avanza con un nudo en la garganta en aquel suicidio.

Lo ve, ahí está, con brazos abiertos esperando a que llegue, su sonrisa lo alienta a huir hasta donde esta, sus pies comienzan a moverse con seguridad, el miedo se acalla y no deja que lo contenga ahora que el truco se encuentra en su esencia/desesperación por acercarse a donde estaba pero algo está mal, deja de sentir la firmeza de la cuerda, no hay esa delgada línea que lo sostiene.

Cae. Ruega. Pide ayuda.

Sus ojos antes del final quieren asegurarse de que ahí este, intentando, haciendo lo imposible por rescatarlo pero una persona se enrolla en su cuerpo, lo rodea por el cuello para besarlo y hacer que olvide que se había atrevido a soportar el terror que equivalía arriesgarlo todo en ese momento.

Gélido, el suelo bajo suyo era duro, recibió un golpe que lo ha aturdido, su vista es borrosa, puede visualizar a dos amantes sosteniéndose, esos puntos azules se fijan con cariño al de rosa brillante que en cambio lo estaba mirando ahí acabado en el suelo, tan entretenido, con esa burla simplona en sus labios que comenzaba a molestarlo. Lo estaba consiguiendo, había logrado cortar la única manera de llegar a quien tanto anhelaba.

No puede levantarse, ni siquiera puede intentar llamarlo cuando todo se vuelve negro hasta el punto de ser la última imagen que se ha grabado en su cabeza.

¿Acaso nunca fue a quien había esperado?

Despierta, no sabe cuando comenzó a sudar, solo que lo estaba haciendo, que su corazón se aceleraba y algo dentro suyo dolía, lo estaban perforando, comenzaba a sentir más vacío de lo que había.

― ¿Ichimatsu?

El rescate no tarda, puede encontrarse con ese mar que no sabe bien que decir al verlo tan asustado.

¿Y por qué debería estarlo?

―Ichimatsu, tranquilo, solo ha sido una pesadilla ¿Okey? ―su voz cansada lo delata, es un amanecer que no lo despierta del todo―. Ven, no tengas miedo, estoy aquí.

Palmeando a un lado suyo, le ofrecen un lugar cerca de su pecho, no quiere acercarse, duda de que tenga un puesto en ese sitio que considera tan importante que se vuelve algo incantable para una basura no combustible como lo era. Pero hablaban de su doloroso hermano, el no conocía ni aceptaba aquel término.

―Come on ―nunca pensó que se atrevería tomarlo con tan confianza para recostarlo en su brazo―. Prometo protegerte.

Calma, siente la felicidad que se negaba tanto.

Está bien, no necesita otro lugar, ha llegado finalmente al otro extremo.

―Karamatsu-niisan.

Tal vez no.

Sucede un intercambio de palabras, luego aquel sujeto se rodea del otro brazo adueñándose en un abrazo de lo más que pueda del pobre caído en guerra, mira como sus labios se deslizan a su mejilla y lo besan, remarcan en silencio que él ha llegado primero y que no permitiría que otros robaran su puesto. Culparlo sería insolencia ¿Por qué no defendería algo que cuesta intentar gobernarlo por ser tan ajeno? Miradas como dagas, pelean en silencio por quien será el dueño de su corazón, el fuego trata de incendiar aún más el infierno hasta que se detiene, hasta que comienza alejarse.

Esos puntos rosados son los mismos que aquel que había saboteado su esfuerzo.

« ¿En serio piensas que te dejaría tenerlo?»

Fue el susurro más frío que ha conocido en su vida aunque ni siquiera sabe si es real o fantasía.

― ¿Por qué no podría tenerlo? ―trata de defenderse, mostrar su valor.

Una risa que hace eco en la habitación, comienza a sentirse solo.

«Porque no te ama ¿Apenas lo has notado?»

Sostiene su cabeza no quiere escucharlo más.

«Pobre Ichimatsu-niisan ¿Acaso alguien ha roto tu corazón?»

Grita que pare, trata de detenerlo, puede sentir como lo sostienen, dicen que despierte, que abra los ojos.

Ahí están 4 de sus hermanos tratando de levantarlo.

―Ichimatsu ¿Estás bien?

Su gesto no cambiaba, todos lucen preocupados, tan asustados de la reacción que había tenido.

Mira a un lado, ahí, en el futon acostado se encuentra un joven adulto que duerme placidamente, luce tan calmado, parece como si el grito nunca hubiera ocurrido, sus ojos se expanden, una mala corazonada pasa por su garganta cuando este se gira como si se removiera en sueños y atrapa la mano del segundo hermano mayor. No sabe que está haciendo.

Ni siquiera sabe bien que era real, estaba como en una cuerda floja y no por amor, no ahora, sino que se balanceaba para saber si perder su sanidad o retroceder antes de que vuelvan a cortar la soga.

Four, Two, SixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora