Capitulo 1

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Se quedó todo en silencio y oscuridad, todo lo que había pasado no parecía real. Mis padres estaban ahí fuera quien sabe qué haciendo. Me recorría por todo el cuerpo el temor de no volver a verlos.

Traté de abrir la puerta de metal pero no se podía, parece que mi madre la había cerrado por fuera. Ya no podía estar en un solo lugar, me sentía desesperada, así que decidí hacer caso a mi madre. Agarré la linterna, la prendí y empecé a andar por el túnel lo más cautelosa posible, sentía que si hacia algún sonido, las personas malas lo iban a escuchar.

Era muy difícil caminar, se notaba que nadie había pasado por ahí por un buen tiempo, tal parece que desde que construyeron esta casa. Ya me habían dicho que habían hecho esta casa justo cuando yo nací, ahora sé por qué.

Sentí que pasaban horas caminando, hasta que llegué a una puerta escondida entre un gran número de plantas. Empecé a correr. Hasta que sentí un dolor tan profundo en mi cuerpo, sentía como si todo mi ser estuviera derrumbándose, también sentía una gran tristeza incomprensible. Hasta que entendí qué estaba sucediendo, mis padres habían muerto.

Ya había leído sobre esto, nosotros solemos sentir estas cosas cuando nuestros seres queridos fallecen. Estaba desesperada. Yací en el césped en un ovillo hasta que el dolor se fue. Pensé en regresar donde debían estar mis padres, o estaban.

Pero no iba a permitir que su sacrificio sea en vano, así que seguí corriendo. Sabía que la carretera estaba lejos, hasta a nosotros nos tomaba mucho tiempo en llegar.

De pronto sentí que alguien estaba acercándose. No era solo uno. Corrían muy cerca de mí, me sentía aterrorizada. Ya no visualizaba lo que estaba frente a mí, tan solo corría por inercia. Hasta que vi unas figuras altas delante mío.

- Mira quién está acá... - dijo un hombre alto y musculoso, un poco demacrado pero igual hermoso; con el pelo castaño y sus ojos tan azules que se podían ver hasta en una noche tan oscura como esta - Así que realmente nuestros queridos Esteban y Ema tenían una hija.

Sentí una descarga eléctrica cuando pronunció los nombres de mis padres. No sabía qué hacer, estaba rodeada de un gran número de ellos. Parecía que todos eran neófitos, con excepción de él.

- ¿Dónde están mis padres? - pregunté haciéndome la fuerte, pero sabía que no iba a poder salir de ahí.
Esperaba su respuesta con un gran temor. Aunque ya sabía lo que iba a decir, aun poseía un poco de esperanza que ese dolor solo haya sido una coincidencia.

- Pobre niña idiota... Los de tu raza no tenían una conexión especial o algo así ? - dijo con un tono de burla en su voz, lo que hizo que la ira surgiera en mí levemente - Los muy cobardes se suicidaron con un conjuro al ver que no tenían posibilidades con nosotros.

Al escuchar esas palabras mi mente se quedó en blanco por un segundo y luego se empezaron a repetir las mismas palabras una y otra vez... se suicidaron. No, no podía ser verdad, eso debía de ser mentira, mis padres nunca harían eso.

- No te creo, ellos no harían algo así, ellos son mucho más fuertes que todos ustedes - dije con una voz dura y que parecía fuerte; no sé de dónde había salido tanta valentía, porque por dentro sentía que me iba a morir en cualquier momento... mis padres eran mi vida.

- Si no me crees no me importa, solo me importa tenerte a ti - dijo con un brillo de malicia en los ojos - sabes lo que eres verdad - se me erizaron todos los pelos de la nuca, sabia a qué se refería, quería matarme - Eres una pura sangre, lo que significa, poder inimaginable para quienes beban tu sangre.

Empezó a acercarse a mí muy lentamente, y con cada paso que daba yo iba retrocediendo inconscientemente hasta chocar con una persona que me sujetó por los hombros con mucha fuerza.

- Mira que hermosa eres y recién eres una pequeña, que pena que tenga que hacer esto... - dijo con un tono sarcástico en la voz - Que desilusión, pensaba que con ustedes me iban a entretener más, pero ha sido sorprendentemente fácil.

Traté de soltarme con todas mis fuerzas, sin embargo, solo ocasioné que me agarraran con más violencia, haciéndome daño con sus uñas mal cortadas.

- No te atrevas a complicarnos las cosas chiquilla - dijo una chica que estaba al costado de un árbol muy grande cerca de nosotros, se había dado cuenta como buscaba desesperadamente una salida - ya es hora que te reúnas con tu despreciable raza, que al fin y al cabo eran unos inútiles cobardes, incluyendo a tus tontos padres que se mataron, dejándote sola.

Cuando pronunció esas palabras se incrementó la ira que sentía en mi interior. Cerré los ojos para que no lo notaran, estaba segura que se habían puesto de un rojo ardiente.

Como se atrevían a hablar así de mi linaje y de mi familia, qué se creían. De ellos es la culpa de todo esto, yo estaba tan tranquila y feliz días atrás hasta que ellos llegaron a destruir todo. No podía permitir que se salieron con la suya.

Al sentir la mano del chico de los ojos azules por mi cuello, se encendió una llama en mi interior. No sabía lo que era, parecía una combinación de tristeza, poder y más que todo furia. Lo único que sabía era que tenía que dejarlo salir.

Al abrir mis ojos con fuerza, sentí como los latidos de mi corazón iban incrementando peligrosamente. Sentí un poder que nunca en mi vida había sentido, era como el de mis padres.

En lo único que pensaba era que quería que ellos desaparecieran, deseaba matarlos a cada uno de ellos. No veía nada, estaba todo tan confuso, solo era una serie de colores entre negro y rojo.

Sentí un ventisca tan fuerte que me azotaba por todas partes, sin embargo yo seguí ahí, parada, inmóvil. Oía los gritos de sufrimiento de los demás, no sabía lo que estaba pasando pero no me importaba.

Luego de unos segundos, retomé la consciencia y vi que estaba en medio de muchos cuerpos. Eran los cuerpos de los que me querían matar... qué había pasado... qué había hecho.

Miré hacia abajo, a mí misma y vi que estaba llena de sangre. Me sentí sucia, miserable.

No, yo no pude haber hecho esto, no tengo el suficiente poder para hacerlo.

Entonces empecé a correr, no quería seguir en ese lugar. Había matado a todas esas personas... no quería llegar a ese extremo, solo quería irme sin causar ese desastre. Me sentía muy mal, me sentía en una dimensión diferente hasta que un auto casi choca contra mí, lo que hizo que retornara a la realidad.

Alguien gritó mi nombre pero no le hice caso, estaba demasiado confundida para que me importara quién se acercara.

Las personas del auto se acercaron y me rodearon con una manta.

- Gracias a Dios estas a salvo, estábamos tan asustados que no llegáramos a tiempo -dijo una voz muy dulce y femenina que se me hacía muy familiar.

Al levantar la vista y vi a mi tía Anisa en cuclillas al costado mío y a mi tío Gael a su lado.

Pura SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora